jueves, junio 21, 2012

Una reflexión acerca de la naturaleza de las imágenes oníricas escrita en el siglo XIX


Releyendo, encuentro esta reflexión que bien podía haber firmado fritz Perls bastantes años más tarde.
Perls siempre confió en haber "descubierto, que no inventado". Su deseo era haber dado con algo que siempre estuvo ahí, "como cierta cñlase de líquenes, que pueblan el paisaje desde hace millones de años pero no tienen todavía un nombre científico".
Este autor al que editó sir Arthur Avalon concluyó, desde la tradición de los tantras, y a partir de la suma armónica de observación y filosofía, una forma de considerar los sueños en todo pareja a la que propone Perls.
Me encanta!...


PRINCIPIOS DEL TANTRA: Pandit Siva Chandra Vidyárnava Hhattacharya, Anthur Avalon.
 Edit. Kier, Buenos Aires 1981.pag 204.

“El Antakharana es cuádruple (1), a saber: Manas, cuya función es la duda; Buddhi, cuya función es la incertidumbre; Ahankara, cuya función es el egoísmo y Citta, cuya función es la rememoración.
 ...





¿Qué recordará citta? No podrá recordar sino lo que ha sido registrado por los sentidos y percibido por la mente. A menos que haya sido percibida una vez la rememoración de una cosa es imposible.
Aquí puede objetarse…

Que las personas perciben en sus sueños el Cielo, (el paraíso), lugares de peregrinación y las formas refulgentes de Devas y Devis (divinidades) que nunca vieron antes.
 ¿Cómo pueden reflejarse estas cosas en el ojo de la mente sin que primero las haya visto el ojo físico? 

Esta objeción carece de fuerza, porque todas las cosas que se perciben en sueños son mentales. Durante
 el sueño, todos los sentidos se desactivan, permaneciendo consciente sólo la mente. En la representación onírica la mente es el único actor, de modo que.
 Sea lo que fuere lo que se presente, los actos y escenas de esa obra son sólo el juego
de un solo actor que asume diferentes personajes. Leones, tigres, víboras, osos, esposa, hijo, amigo 
y sirviente, cielo e infierno y todas las cosas de esa índole que se ven en sueños no son sino transformaciones del antahkarana.

Cuanto la mente vio, escuchó o pensó en cualquier momento, permanece grabado allí como marcas sobre una piedra. Por varias razones, en el sueño desaparecen las subsiguientes impresiones sobreimpuestas, dejando al descubierto ante la vista las marcas anteriores. Cuando se levanta el telón externo, se patentiza la escena interior.
…aquí solo diremos que la mente es la constructora del Cielo que se ve en sueños, cuando no trabaja con la ayuda de los sentidos, sino que solo trabaja con el auxilio
 de materiales que ella percibió antes. Es con esos materiales que la mente construye
 en sueños sus escenarios y sus personajes.

Entonces, la mente, sin la ayuda del ojo ni del oído juega con semejantes cosas,
como si el ojo o el oído las hubiesen visto u oído,  pero con ésta diferencia: que poniendo en contacto una cosa con otra previamente percibida, hace aparecer a ambas de forma diferente a su forma real. Es verdad: vemos en sueños el Cielo, pero (…)
si no hubiésemos siquiera oído hablar de la belleza del Cielo y grabado tal cosa en nuestras mentes, la idea de “Cielo” no estaría dentro de nosotros y sin tal idea no habríamos visto en sueños” el Cielo”. Son las impresiones anteriores, causadas
 por lo que percibimos las que nos hacen ver imágenes oníricas. …

Los palacios, los templos que vemos son solo reflejos, adornados por la mente de distintas formas, de algo que hemos visto. Si vemos una ciudad brillante, es porque
 la mente ha untado para nosotros un brillo y una ciudad que alguna vez percibimos.

Siempre han existido los bosques tupidos, llenos de animales de presa; hoy la mente
 me coloca en este bosque, frente a este tigre. En esto solo ha de verse la maniobra
de la mente, el misterio oculto del drama, la característica de los sueños…”

(1).- Antahkarana: Es el Ego, en general; es uno solo, aunque contiene funciones diferentes.