domingo, marzo 16, 2008

MISTERIO




En sueños te conocí,

y, del amor peregrino,

he adivinado el camino

para llegar hasta tí.

Tras de aquel sueño corrí

con el dulce y loco empeño

de ser tu esclavo y tu dueño...

Pero aún tú no me contaste

por qué camino llegaste

a penetrar en mi sueño.


(Manuel Machado).

jueves, marzo 13, 2008

Paisajes... Segunda Entrega.

La región les parecía –y hasta qué extremo!- un sueño, un reino de fantasmas, de una belleza afectada por la locura. Estaban en un mundo donde la naturaleza dormía, encarnando su magnífico horror, sus pesadillas, sin trabas, de una forma directa, sin la mediación de ninguna psique, en la sólida dureza de las formas materiales…

“Parece un paisaje imaginado por Lem”, dijo ella apartando con su pié las plagioclasas, que se quebraron bajo el impulso como riendo, como llorando…
“¡No eran Inversiones, chati!”
“¿Ah, no?”
“No, no lo eran, porque las inversiones se refieren a elementos del sueño, y en aquellos casos no estaba refiriéndome a elementos, sino al tono emocional del sueño mismo!!””
“Repítemelo, muñeco”
“Se moría de miedo, desde hacía años, porque algo le perseguía. El tono era de terror congelado, de desesperación. De intensa desesperación. Y cuando aquel aglomerado de sudor frío y…”

“¡cuidado!” gritó mientras su tobillo se esforzaba por no trocearse en veinte trozos.
“¡cuidado!”, gritó él cayéndose lentamente sobre los restos de diatomeas.


Se apoyaron mutuamente hasta recuperar la marcha vertical entre risotadas y empujones. Los tres soles remontaban la eclíptica en su curso hacia ninguna parte. Se sentían orientados, eufóricos y viejos…

“… y …y, y aquello tenía la intensidad exacta de su deseo de abrazar a alguien, y la violencia de los encuentros entre maníacos tenían la intensidad justa de su gratitud hacia la dulzura de su vida actual y… y… Y esto ni es Inversión ni es Polaridad, Rediantre divino!”
¡”Como digas, mi elefantito furioso”!

No, no es algo que dijera Perls, ni Artemidoro, es algo que a mí me dijeron los soñadores y que yo escuché y ante lo que me abrí y… y…
“como digas, mi ranita tosedora”

“Y ahora sé que en ocasiones un sueño representa exactamente lo opuesto a lo que transporta en sus entrañas, a lo que le da razón de ser y forma concreta. Y eso ...
“lo que digas, mi galletita chiquilín”

¿Porqué Perls nunca habló de esto? ¿Porqué nunca prestó su atención, o su pluma, a las leyes de la asociación de imágenes?
“¿Será tal vez porque dio a luz a un método de abordaje que, por sí solo, lleva, cuando es preciso, en derechura al lugar donde esas leyes se muestran y se explican por sí solas?”

Estaban los dos ¡tan guapos!

(el paisaje es de "Fiasco", de Stanislav Lem, publicado por Alianza Editorial)

miércoles, marzo 12, 2008

paisajes internos y externos y de todo.



* “Una vez, dirigí un grupo de trabajo con sueños” empezó él, “ en el que tuve ocasión de prestar atención a dos sueños. Esta mañana, estimulado por un detalle de otro soñador y otro sueño, inesperadamente, aquellos dos trabajos se me han aparecido y me han hecho un guiño”
“Y por lo que voy viendo, me los vas a contar. Los tres. Uno detrás de otro. ¿no?”

“Por supuesto”, contestó sonriendo. “Íntegros, verdaderos y , lo que es más importante: con incontables notas a pié de página”
“Adelante pues”, se resignó ella


Se encontraban bajo un escarpe de las rocas, aprovechando el sereno frescor de la caída de la tarde. Ante ellos se exponía el valle entero: al fondo, las raídas cumbres de Santiago de Loquiz; a la derecha, las laderas de matorral de las Peñas de Echávarri, flanqueando el descenso tumultuoso del río Urederra. Como solían, estaban desnudos, con sendas botellas de Fanta y una escopetilla de aire comprimido que nunca dejaban de llevar consigo, aunque solo fuese para utilizarla como incómodo bastón y “para matar las víboras”, como decía él: sin ese requisito, la desnudez de ella hubiese sido inviable. La “áurea picuda” piaba su canto indescifrable, y un solitario esófago culminaba su jornada con aromas a Mark Twain.

El detalle de hoy continuaba un sueño que escuché en la pasada reunión con el grupo, hace dos semanas. “He vuelto a soñar: esta vez era yo quien saltaba al agua. ¿Recuerdas? Primero saltó el amigo, después intentó saltar el otro . Pues ayer, salté yo. Y fue delicioso, entre peces, en el aire, en el agua, en cada elemento igual de a gusto, lo que me recuerda a mí dentro de una sábana estampada y…
¿Y entonces te han venido aquellos otros sueños?

Entonces precisamente. El primero era una situación llena de violencia, de violencia y encuentros, y ferocidad, con instintos desbocados. El segundo, parecía ser uno de esos sueños-tipo en los que algo persigue al soñador incesantemente, por años, y este evita por los pelos, empleando en ello todas sus fuerzas, que la cosa le dé alcance.
Algo especial tendrán para que me los cuentes con tanto circunloquio…

Ambos desembocaban, al ser abordados, en emociones rebosantes de ternura
¿Polaridades? Preguntó ella mientras atraía hacia sí la camisa y comenzaba a cubrirse con ella: empezaba a refrescar-.

Pues sí, aunque la verdad es que no me apetece llamarlo así –contestó mientras le miraba cubrirse con tanto deleite como desencanto-. A ver: ¿Cómo llamar a algo que es la representación de lo opuesto a lo que uno tiene?
Inversión, respondió lánguidamente.

Inversión: Bueno, bueno… inversión… ¿así que ESTO es una INVERSION? ¿Represento horrores para decir que amo tiernamente a mi socia? ¿Sueño con monstruos para querer decir que deseo abrazar a alguien? ¿A esto se referían los clásicos cuando hablaban de Inversión? ¿¿¿He vuelto a descubrir la pólvora... por centésimosexta vez???
¿Qué pasa, amor? ¿Te ha molestado que te responda INVERSION?

El frescor le alcanzó también a él y ambos se fueron vistiendo para abrigarse del airecillo que bajaba de la sierra. Daba pereza moverse de allí, pero también apetecía. El ruido de las hojas ayudó a disipar el estado de ensueño en el que, siempre, siempre que subían hasta allí, terminaban por caer…

Debaxo del verde alamillo
Mi dulze amor se durmió
¡Ay mi Dios, y quien llegara
Y le preguntara
Qué sueño soñó!

viernes, marzo 07, 2008

ven sueño, calma mi inquietud!


“Epopeya de Aqhatu”, texto producido en la antigua cultura de Ugarit allá por el siglo XV antes de Cristo. ( Va por ustedes)

“Entonces, Daniilu el Rapai,
Inmediatamente el Prócer
Revestido a los dioses alimentó,
Revestido dio de beber a los santos;
Se quitó su atuendo y se acostó,
Se quitó su veste y se echó a dormir.


Pasó un día y otro;
Revestido, Daniilu
A los dioses alimentó
Dio de beber a los santos.


Un tercer y cuarto día pasó:
A los dioses Daniilu
Revestido alimentó
Revestido dio de beber a los santos.


Un quinto y un sexto día pasó
Revestido Daniilu
A los dioses alimentó
Dio de beber a los santos
Se quitó su atuendo, se echó y se acostó
Se quitó su veste y se echó a dormir.




(Esta preparación para recibir respuesta oracular a través de un sueño es lo que se conoce
con el nombre de "incubación" de sueños. )



Y, ¡mira! Al séptimo día
Se acercó, sí, Ba´lu en su benevolencia:


"¡qué miserable estás, Daniilu el Rapaí,
Quejumbroso el Prócer



El que no tiene hijo como sus hermanos / ni descendencia como sus parientes!
¡Que pueda tener un hijo como sus hermanos / y descendencia como sus parientes
El que revestido a los dioses alimenta / revestido da de beber a los santos!
Bendícelo, ¡oh toro Ilu!, padre mío….
Y haya un hijo suyo en su casa, / descendencia en su palacio
Que erija la estela de su dios familiar,
En el santuario el cipo votivo de su gente…
Que le tome por la mano en su embriaguez / cargue con él cuando está harto de vino;
Que revoque su tejado cuando se forme barro / lave sus vestidos cuando se ensucien
En su vigor reviva Daniilu el Rapaí
En su espíritu sienta él lozanía
A su lecho suba, y al abrazar a su esposa haya preñez”

A Daniilu el rostro se le iluminó / y las cejas hizo resplandecer por encima
Desfrunció el ceño y se echó a reír, / sus pies en el escabel apoyó
Alzó su voz y exclamó:



“Yo me sentaré y descansaré / y reposará en mi interior mi alma
Porque un hijo me va a nacer como a mis hermanos
Descendencia como a mis parientes”



G. Del Olmo Lete. Mitos y leyendas de Canaan. Ediciones Cristiandad Madrid 1981

lunes, marzo 03, 2008

el miedo y los sueños I


“El miedo que se había apoderado de los soldados etruscos, ante aquellas órdenes sibilinas, comenzó a remansarse”

Escrito a mano, con la diminuta letra que usaba a mis veinte años, en la guarda de mi ejemplar de Paradiso: La Habana, ediciones La Flor, 1972 (es la cuarta reimpresión). Comprado en la Librería Andrómeda de Pamplona, cuando todavía era en este pais “libro prohibido”.
Estamos en el capítulo XII, que, como una lapa en un arrecife, cuenta historias paralelas a la acción principal:
Juan Longo, crítico musical duerme cataléptico –su esposa lo ha hibernado para mejor conservarlo a su lado-.
Y Atrio Flaminio, “capitán de legiones”, manda a sus soldados en sucesivos enfrentamientos hasta que llegan a las tierras de la Tesalia, siempre pobladas de hechicerías y hoy “ardiendo en conjuros, aparecidos, holoturias flotantes en el aire, nubes que disparaban flechas y piedras”…
Los dos relatos se entrecruzan hasta hacerse, indistintas: la esposa del crítico musical habiendo muerto su esposo sin haberse despertado, abre la tapa de su ataúd para despedirse y se encuentra con el tremendo corpachón de Atrio Flaminio, que entró soñando en la muerte que le provocaron unas fiebres, aquella muerte a la que él deseaba llegar “en el remolino de las batallas”.

Antes de esa culminación, en Tesalia, los espantos no solo asesinaban a los legionarios, sino que los mutilabann, vedándoles el descanso eterno. Acorralado por estas desgracias,Atrio Flaminio consulta a la Pitia délfica, de la que obtiene dos palabras: pedernal, espejo. Después se va a la siesta (y dejo la palabra a Lezama)

… “permaneció durante toda la siesta dándole vueltas al poliedro enviado por lo invisible. El sueño, como una leve brisa rodó sobre su piel, hasta parecer que lo envolvían en una piel mayor. Saltó de esa piel mayor como si le diese un pinchazo con su daga. El tiempo en que se había abandonado a la extensión de la siesta, se había convertido en un espejo giratorio. Había entrado en aquella región con un poliedro cuya iridiscencia lo cegaba. Salía con un escudo metálico, donde podía fijar la refracción solar, listo ya para dar las órdenes de combate.”
. Así que ordenó a sus legiones que saliesen al río por piedras de pedernal, que después habrían de coserse en la coraza, sobre todo en la región del plexo solar. Y “El miedo que se había apoderado de los soldados etruscos, ante aquellas órdenes sibilinas, comenzó a remansarse”

¿Porqué hace treinta y cinco años atrás escogí estas palabras y no otras, estas de la página 515 de este texto, solo accesible “por inmersión”, que dijo Cortázar. Me contesto que porque entonces, y desde entonces –e imagino que antes de entonces- doy cobijo en mí a lo que esa frase me sugiere: que a mi miedo lo mitiga, tan bien como cualquier otra medicina y aún mejor, …el misterio. Lo desconocido. El arcano. El enigma. La visita, entre tanta amenaza, de un orden exterior y superior.