martes, julio 28, 2009

de tú a tú

Con un vídeo grabado en 1989 y el corazón incansable abriéndose cada día,
Albert Rams nos muestra un sueño en

http://albertramsmiscelanea.blogspot.com/2009/07/ayer-sone.html

Nada que añadir.
...pero si quieres ponerle la música con la que yo escucho ese sueño, ahí va el imbatible, estremecedor dúo de Omara Portuondo e Ibrahim Ferrer:

"No quiero
que las flores sepan
los tormentos que me da la vida...
si supieran ..."
http://www.youtube.com/watch?v=6VzsT5OswHk

Gracias Albert, una vez más

lunes, julio 27, 2009

¿Quién es esta deidad que me cabalga?


CABALO DE LOS SUEÑOS,
Pablo Neruda



Innecesario, viéndome en los espejos

con un gusto a semanas, a biógrafos, a papeles,

arranco de mi corazón al capitán del infierno,

establezco cláusulas indefinidamente tristes.

Vago de un punto a otro, absorbo ilusiones,

converso con los sastres en sus nidos:

ellos, a menudo, con voz fatal y fría

cantan y hacen huir los maleficios.

Hay un país extenso en el cielo

con las supersticiosas alfombras del arco iris

y con vegetaciones vesperales:

hacia allí me dirijo, no sin cierta fatiga,

pisando una tierra removida de sepulcros un tanto frescos,

yo sueño entre esas plantas de legumbre confusa.

Paso entre documentos disfrutados, entre orígenes,

vestido como un ser original y abatido:

amo la miel gastada del respeto,

el dulce catecismo entre cuyas hojas

duermen violetas envejecidas, desvanecidas,

y las escobas, conmovedoras de auxilios,

en su apariencia hay, sin duda, pesadumbre y certeza.

Yo destruyo la rosa que silba y la ansiedad raptora:

yo rompo extremos queridos: y aún más,

aguardo el tiempo uniforme, sin medidas:

un sabor que tengo en el alma me deprime.

Qué día ha sobrevenido! Qué espesa luz de leche,

compacta, digital, me favorece!

He oído relinchar su rojo caballo

desnudo, sin herraduras y radiante.

Atravieso con él sobre las iglesias,

galopo los cuarteles desiertos de soldados

y un ejército impuro me persigue.

Sus ojos de eucaliptos roban sombra,

su cuerpo de campana galopa y golpea.

Yo necesito un relámpago de fulgor persistente,

un deudo festival que asuma mis herencias.

calma e intranquilidad

Me contaron:


.. fué un sueño muy largo, del que recuerdo un tramo:

de alguna manera me encontraba en posesión de un esqueleto humano. Un esqueleto de huesos mondos, ,limpio, completo, articulado.


Me encuentro aconsejando profesionalmente a una persona. Me he llevado el esqueleto conmigo; es de noche, hace un tiempo agradable. Estoy tumbado en una pequeña duna, junto a mi consultante, en un clima de confianza.



El caso es que la presencia de aquel esqueleto me infunde un estado de calma y de claridad. Y es como si lo mismo le sucediese a quien me está consultando. A medida que me cuenta su zozobra, él mismo va cobrando conciencia de cual es el embrollo que venía buscando; y a medida que él entiende su propia ceguera, la entiendo yo. No tengo que hacer por mi parte esfuerzo ninguno. La seguridad que siento es absoluta y tranquila; no contiene preguntas ni vacilaciones; me limito a reconocer los hechos.


Mi consultante se va. Miro el esqueleto con afecto y, como jugando, lo cubro con la arena de la duna. No tengo propósito con ello: no es para ocultarlo, sino algo así como para ver cómo sería cubrirlo de arena. Me parece bien el resultado, y lo dejo allí- no es que lo abandone: es como si lo hubiese trasladado hasta un lugar bueno para él- Y me voy.


Pero, a partir de ese instante, la conciencia que tengo de que allí he dejado un esqueleto se empieza a convertir en alarma por si alguien lo descubre; por si alguien lo descubre y le da por pensar que proviene, qué sé yo, de un crimen, por ejemplo. Con lo que cada persona que aparece en mi campo de sueño despierta en mí la necesidad de responder, de dar razones, de explicar...


No era miedo, sino preocupación. Días atrás terminé un sueño empequeñeciéndome ante alguien, amansándole, ofreciéndole disculpas, y caí en la cuanta de que cuando actúo así es señal de que estoy sintiendo miedo. esto se parecía, pero no era lo mismo.


Sabía con claridad que nadie que viese aquel precioso esqueleto iba a relacionarlo con actos violentos por mi parte -estaba demasiado limpio, sano, perfecto; y además portaría su propio ADN, lo que, en el caso de que alguien quisiese estudiarlo, abriría líneas de investigación que ni de lejos podrían pasar por mí, pero... yo, con un esqueleto, ¿qué pinto?


Y así, el estado de sosiego que tenía, del sosiego de quien no tiene nada que esconder, se fué empañando por la preocupación... una preocupación cotidiana; la preocupación de aquel que está escondiendo algo...

lunes, julio 20, 2009

Intermedio: la vida, el sueño

...me contaron...


...”sueños largos, largos, largos: una vez me desperté, sofocado de calor, y al volverme a dormir todo continuó como si nada... Lo que retuve al despertarme era la “segunda parte”.


Los allí reunidos, una treintena de chicos, pasábamos a la prueba final, que comenzaba ingresando en un decorado “del siglo XIX”, del siglo XIX de Sherlock Holmes, con señores vestidos de negro, ensombrerados, carruajes a caballo... todo ello conformaba una escenografía algo siniestra.

En aquel decorado ocurrirían las pruebas de esa “prueba final”; y se nos avisaba que todo ello duraría dos horas.

Así que allá que íbamos. Y nos encontrábamos en atmósferas, ante estímulos, frente a obstáculos. Y avanzábamos sucesivamente en grupo, disgregados, en parejas. Se daban situaciones extrañas, distorsionadas: unas bellas, otras repulsivas, otras más ansiógenas o tentadoras... No hay quien pueda hacerse una idea de lo que fué aquello...como los universos de Dalí, pero en movimiento, tridimensionales, y conmigo como protagonista.


Recuerdo un único detalle: en un momento en el que me encuentro solo, fatigado por la sucesión de retos, daba con un atado de venablos y flechas en el rincón de una habitación. “Osadía, desafío”, traduje para mí al verlo,, y los enarbolaba con gesto fiero, y ...

me giro y allí está un maniquí, de tamaño natural, mal sentado en una silla; y me representa fielmente, es mi cara. “¡vaya, -me digo-, osadía, desafío, ¡ante mí!”

y agito ante mí las flechas y los palos, con gestos feroces y amedrentadores,

y entretanto voy pensando “¿Cómo coño han adivinado que sería yo quien vendría a dar a esta habitación y han preparado este preciso monigote? ¡A ver si la cara es virtual, a ver si es que proyectan la cara de quienquiera que llegue sobre ese corpachón desmadejado! Pues, ¿no parece que la cara esté como pegada, que es inexpresiva y desproporcionada? ¡Sí que lo es...”

-Cuento esto para dar una idea de mi forma de vivir la prueba: aceptándola, pero escéptico al mismo tiempo-.

Ya se va acabando la prueba: volvemos al centro de estudios de donde partimos. Han pasado las dos horas: todo se ha acabado. Se da por hecho que hemos aprobado. Visitamos el aula del próximo año, y vemos y comentamos sus pros y sus contras. Y salimos al mundo exterior.


Al traspasar la puerta, me encuentro ante una llanura solitaria, atravesada hasta el horizonte por un camino que nace ante mí. Me parece a mí que que este paisaje va a ser una prolongación de la prueba. Me despierta prevención, porque después de tanta agitación no tengo ningún deseo de continuar corriendo aventuras. Así que me detengo, me agacho, miro el suelo, lo encuentro constituido de cristalillos. Algo raro, efectivamente... Despacio, astuto, lleno de suspicacia, me decido y al fin echo a andar.

Por aquel yermo voy andando hasta que veo que, algo más adelante, el camino se convierte en una bifurcación, y cada uno de los dos ramales desemboca en especie de cueva que es también una habitación/decorado con una atmósfera propia.

“¡No, no, no, -me digo-, no pienso meterme por ninguna de las dos, porque cualquiera sabe adonde me va a llevar... solo voy a acercarme lo suficiente como para ver qué albergan esos paisajes...”

así que llego y lo que veo no me gusta, me inquieta, me da mala espina. Por eso me detengo y me decido a seguir parado, o a dar la media vuelta; cualquier cosa antes que seguir.

Y entonces me atraviesa la revelación:

Da igual que siga que que me vaya para atrás.

Quedarme, pararme, no entrarda lo mismo: todo es igualmente una jugada del juego.

No puedo escapar de ese juego: es imposible.

Seguir es jugar: detenerme es jugar.

Detenerme genera una situación en todo equivalente a seguir; simplemente, se tratará de otra, pero todo es el Juego.

El juego, me doy cuenta cabal de ello, es La Vida.

No hay donde esconderme, no hay lugar adonde el juego de la vida no alcance.

La prudencia no protege, ni la osadía tampoco:

son apuestas idénticas apuestas ante un devenir clausurado a nuestra capacidad de pronóstico. Es la vida.

Es aterrador.

jueves, julio 02, 2009









Querido blog: termina el curso.
Pronto marcharé para Navarra con la familia,
y allí adonde vamos, no tenemos Internet. de manera que vamos a tener que dejar de vernos.


No del todo; te lo digo porque me conozco y sé que daré con un locutorio que tenga su Pecé
en un oscuro rincón, y allí cargará con los e-mailes un pendraif y, me imagino, descargaré
del pendraif algo que habré escrito para aquí,

porque, Blog, mi querido blog, a ratos te uso para colgarme de tí. a ratos, produzco alrededor
de mí una humareda en la que refugiarme. Y algunas de esas ocasiones, echo mano de tí :
"Estoy escribiendo para el Blog", aviso: y me dejan de lado, porque he conseguido que el
que yo esté escribiendo para el blog se tome como algo importante (o útil, valioso, creativo;
algo a respetar, "callad, niños, que papá está Escribiendo Para El Blog", parece escucharse
por los pasillos, pronunciado por la prudente esposa, por la madre enternecida)

y también, a veces, corro a plasmar algo que he encontrado, un poema, una reflexión, un sueño; quiero ponerlo ahí por si encaja, por si yo o quienquiera que seapuede usar ese fragmento para mejor adorno de algo más grande. Y otras veces quiero jugar. Y otras, aliviarme. Y saberme leído, que es un remedio perfecto para sentirme acompañado.

"Los tiempos viejos no mueren / y los nuevos no terminan de nacer", dijo Kiko Veneno.

Me llevo para leer un Graves juvenil hablando de sueños, y un ensayo "el alma romántica y el sueño" que promete tanto tanto que igual me empacho. Y aver si me liquido el de Ann Faraday. Y tres libros de reciente aparición que aprovecho para promocionar:



En La Llave, "Sanar la civilización, de Claudio Naranjo. El Naranjo de La Agonía del Patriarcado, maduro y transparente, y sin la necesaria vergüenza como para andarse con melindres. Directo al corazón de lo humano y de sus conflictos... por lo poco que he leído...
En Kairós, "El eneagrama", de Carmen Durán y Antonio Catalán. Compañeros de aquellos primerísimos grupos de Eneagrama que Claudio Naranjo impartió en el IPETG de Bilbao en los años 80. Me lo han recomendado varios conocidos que no sabían de mi amistad con ellos. Todos lo han calificado de "extraordinario" y de "el mejor".
Y, haciendo triángulo, "Ternura y Agresividad", de Juanjo Albert.
Este sí que lo he leído. Es un trabajo del que solo puedo decir exclamaciones. Extraordinario, inédito, insólito, valiente, hondo, amplio, exahustivo... Una lectura pormenorizada de Perls, Reich y Naranjo y una amplísima dedicación a la práctica clínica, a la luz de la cual se revisan estos tres autores. Un libro exigente, como cualquiera de Naranjo, de Peich y de Perls. Y un manual único.






"soñamos lo que soñamos porque somos lo que somos
todo se mueve en la vida porque somos movimiento
y corre por nuestras venas el impulso del Big Bang
y estamos constituidos por soles desintegrados
y, a pesar de que creemos vivir el fin de los tiempos
aún le quedan a este vals seismil millones de vueltas
y el oxígeno que ocupa nuestro pecho enamorado
será pasado mañana combustible de una estrella.
Subir, bajar, escondernos, alejarnos de lo amado
es nuestra esencia. Por eso soñamos lo que soñamos"
Li Po: "Mirando hasta la presbicia la choza de mis amigos", en "56Poemas Po", Ediciones del Glorioso Pueblo del Rio Amarillo, Tonkin, 1.953.