miércoles, septiembre 30, 2009

"En Gestalt, no interpretamos los sueños..."

Ya conté en su día de aquel que, en Jerusalén, planteó su sueño reciente a veintiun intérpretes diferentes y obtuvo de ellos 21 diferentes interpretaciones
-y sigue el apólogo diciendo que las veintiuna interpretaciones se cumplieron-.

He aquí de manos del gran (del augusto, diría incluso), Augusto Monterroso, un soberbio ejemplo de intérpretes e interpretaciones.

“...la etapa infantil de nuestro personaje se cerró con cierta curiosa y repentina regresión a la falta de control de esfínteres, atribuida entonces, por miembros de la familia, a las siguientes causas:

a) falta de carácter;
b) capricho;
c) afán de molestar;
d) sobra de carácter;
e) frío;
f) afán de llamar la atención;
g) herencia paterna;
h) herencia materna;
i) falta de afecto;
j) imitación de otros niños;
k) mimo excesivo;
l) calor sofocante;
m) razones desconocidas;
n) exceso de bebidas refrescantes, en su caso;
o) exceso de comidas irritantes, en su caso;
p) temores nocturnos;
q) insomnio;
r) sentimiento de abandono;
s) fatiga;
t) agresión;
u) rencor contenido;
v) simple deseo;
w) alergia al ambiente;
x) nueva etapa anal;
y) fantasía;
z) todas estas causas juntas.

(Biografía de Eduardo Torres, escrita por su hermano Luis Jerónimo Torres.
Augusto Monterroso, “Lo demás es silencio”, Edit. Seix Barral 1982)

El Sueño Recurrente de Silvina Ocampo




Llego como llegué, solitaria, asustada,
a la puerta de calle de madera encerada.
Abro la puerta y entro, silenciosa, entre alfombras.
Los muros y los muebles me asustan con sus sombras.
Subo los escalones de mármol amarillo,
con reflejos rosados. Penetro en un pasillo.

No hay nadie, pero hay alguien escondido en las puertas.
Las persianas oscuras están todas abiertas.

Los cielos rasos altos en el día parecen
un cielo con estrellas apagadas que crecen.

El recuerdo conserva una antigua retórica,
se eleva como un árbol o una columna dórica,

habitualmente duerme dentro de nuestros sueños
y somos en secreto sus exclusivos dueños.

viernes, septiembre 25, 2009

René Magritte: "pesadilla con ijoputa"


en fin...

Impaciente, enfrenté sus duros ojos
y le lancé directa mi pregunta.
¿Qué son los sueños, Tatana?

¿Qué son los sueños? Unos contestan
que son imágenes que se nos proyectan
nocturnamente en blancas pantallas
como un regalo de nuestro ángel de la guarda.

Otros, que ideas que toman formas,
que pensamientos que se recubren
de ropas crípticas; que carnavales;
que el tiempo congelado mostrando sus vergüenzas.

Muy pocos creen que sean hitos
en un camino de desencuentros
en los que vienen por fin a vernos
los parientes de los hijos de los dioses
.

Muy pocos que sean códigos
que viajeros indetectables
utilizan para encontrarse
entre nudos de cuerdas de estrellas cristalinas.


Palabras de los peces, venenosas
excrecencias del cráter sulfuroso,
excrementos diabólicos, plata pura
que se decanta de las radículas de los eucaliptus.

Pañuelos de miseria, sepiolitas,
intentos matemáticos del aire,
besos apenas fotografiados,
pelos de cabra.


¡Qué qué los sueños son, pregunta ese!
¡Que pregunte primero quienes somos
las agudas discípulas del nardo,
las que languidecemos custodiando a las abejas!


miércoles, septiembre 23, 2009

La historia de Tatana, Primera parte.


Tatana Sueñova. Forastera. Hija de Tatán Sueñoff, notable cocinero, cuya receta de la merluza alangostada reinó en las mesas de Katchamka durante medio siglo veinte. Nació treceava, tras un linaje de doce hijos varones. de su madre, de quien no pudo tener recuerdos por razones que luego veremos, dice Tatán : “Conservo de mi ex-esposa el recuerdo de verla ir y venir por la casa, dando a luz. No recuerdo su nombre: Su persona se diluyó de tal manera en los trabajos de la maternidad que su nombre se ha olvidado por completo: en casa, lo mismo que en el pueblo, solíamos llamarla “ la madre de Rubén”. “la madre de Simeón” “la madre de Leví”, y así sucesivamente”.
Al dar a luz a Tatana, su madre consideró, siguiendo las creencias (los 12 hermanos, retratados por Tatana)
locales, que la llegada de una hembra tras doce varones era señal
segura de disminución de la potencia genésica de Tatán y abandonó el hogar conyugalo-filial para unirse a un joven leñador con quien tuvo un número de hijos varones que, a la fecha actual, excede cualquier cómputo.



La tradición señalaba que la hija nacida tras doce hijos habría de atender, cuidar, alimentar, vestir y comprar paño a sus doce hermanos mayores a la mayor prontitud.
Del contacto con esa pesadilla vital extrajo Tatana su interés por las emociones,
por las pulsiones, por las perversiones, por los criminales en serie y finalmente por el libre mundo del soñar.
Estudió en diversas academias privadas de corte y confección (Academia CEAC, Academia Maribel...) . Hizo el servicio militar en el Segundo de Buriatos, sección Zurcido de Uniformes,
y las prácticas de la Sección Femenina en un campamento de señoritas Tunguses,
como afecta a la Sastra Primera. De aquellas experiencias no solo obtuvo vastos conocimientos en el Pret-a-porter, soviético, sino que tuvo además la ocasión de familiarizarse íntimamente
con las prácticas tradicionales de aquellas etnias.


Catorce años más tarde recogiendo leña, añadió al montón un libro que sustrajo en la biblioteca del Politburó local, y consiguió rescatarlo de las llamas de la mísera cocina económica familiar cuando leyó en la contraportada la palabra “siberiano”. El libro era “El chamanismo y las técnicas arcáicas del éxtasis”, de Mircea Eliade, y aquel hallazgo determinó el vuelco decisivo de la vida de nuestra heroina.
Leyendo aquello, se enteró de que aquellas aventuras coloridas que se le aparecían al caer rendida cada noche tenían por nombre el de “sueños”, y supo también que todas las personas pasaban por igual trance cada vez que se quedaban dormidas.


Tales revelaciones abrieron en su alma cavernas nuevas: de un lado, sintió tremenda rabia por no ser la única que vivía los prodigios nocturnos, porque desde siempre había consolado su misérrima situación en el escalafón social siberiano teniéndose por la única escogida por los sanguinarios dioses de su decrépita tribu para percibir el obsequio de la imaginación nocturna. Pero una vez repuesta de una larga tanda de intentos fallidos de autolisis, Tatana tomó afecto a tan rara peculiaridad de la psique humana y debutó en su estudio.

Por otra parte, vió reflejadas en el libro del sabio rumano, de pe a pa, las inocentes prácticas que, noche tras noche, practicaba con sus compañeras de petate en sus tiempos del servicio militar, y así supo que aquello de trepar por los postes totémicos para alcanzar las almas difuntas, y comer amanitas muscarias, ylo de darle al tamborcito durante horas vestidas de oso y águila y todo aquello tenían un nombre, que era el de “técnicas arcáicas del éxtasis”. Esta parte del descubrimiento apenas tuvo importancia ninguna para nuestra Tatana, que llevaba pasando los sábados por la tarde con sus amigas tunguses, buriatas y aún samoyedas practicando sanamente estas inocentes diversiones y con ello siguió sin más, tras pronunciar para sí una frase que más arde, lieramente retocada, haría famosa René Gosciny: “Están locos, estos rumanos!”.

CUESTION DE ACTITUD...





Cuenta Orhan Pamuk en su novela "Me llamo Rojo" (Ed de Bolsillo, 2009, traducido por Rafael Carpintero)
de cierto hombre añoso que vivía solo y una noche se despertó y sintió sed.
Prendió la vela y se fué a la cocina, llenó de agua un vaso y se dió cuenta
de que ahora no tenía la vela.

Sorprendido, miró en la oscuridad que le envolvía y vió, al cabo del pasillo, en su habitación, el resplandor que buscaba. Desanduvo el camino, y al entrar en su cuarto, vió a una persona tumbada en su cama, con el cirio en su mano.

“¿Quien eres?”, le preguntó “La muerte”, contestó el extraño.

“Así que has venido”, musita el anciano. “Sí”, contesta la Muerte con alegría en la voz.
Pero el viejo se calla, medita un momento y le dice

”No. Eres un sueño que he dejado a medias”

y sopla la vela que sostiene el desconocido y todo se hunde en la oscuridad.

El anciano se acuesta en su cama vacía y se duerme.

Vive veinte años más....

viernes, septiembre 18, 2009

si s´undel mundo, ¡quesiunda!

De esta misma reflexión acerca de lo incompartible de la experiencia personal he salido en otras ocasiones por distintos senderos. El primero me lo sirven en bandeja mis hijos, preguntándose en voz alta, desde críos cosas cómo “Si yo digo que ese coche es amarillo y tú dices sí, es amarillo, ¿cómo se sabe si a lo que tú llamas amarillo es lo mismo que lo que yo llamo amarillo? A lo mejor lo que tú estás viendo es lo que yo llamo rojo, y a lo que yo llamo rojo tú lo ves azul, solo que le llamamos “coche amarillo” y como no cambia de color, pues sigue siendo amarilo, y...” A todo lo cual les he intentado contestar con longitudes de onda y con cromatógrafos, a lo que ellos me objetaban que los daltónicos... hasta que me rendía y aceptaba que de acuerdo, que no hay manera segura de saberlo...


Otras veces, el caos se me ríe a la cara y me dice: de acuerdo, señor listo, nada hay comunicable, pero bien pudiera ser que, a pesar de ir buscando objetivos distintos, dos individuos separados por la lengua, por la distancia, incluso por la muerte, compartan visión más allá de toda posible coincidencia. A ver, abra usted por una página los Cantos de maldoror de aquel Isidore Ducasse y veamos qué sale... Y lo hago, y me río, porque allí hay otro sueño que comparte disfraces con el mío.
Otras veces, el camino me lleva a soluciones nihilistas. Cuando así, veo nítidamente que nada se puede comunicar, que la experiencia humana es pura autoreferencia,que afirmar o negar algo son idénticos y vanos intentos de poner un mojón que señale zonas de realidad. (vanos, porque no hay donde plantar el mojón, amén de que no hay materia tan sólida como para hacer un mojón...) A veces este nihilismo de aficionado se manifiesta en mí en forma de alegría, de libre libertad, y otras en formas melancólicas y peri-desesperadas.

Esta vez ni lo uno ni lo otro. Echo en falta, eso sí, la terraza del Navarra y la conversación sin bridas y sin estribos...
Algo en mí insiste tercamente en que nada de lo que digo ni de lo que diga sirve para nada. y entonces Tatana se ríe y se burla de mi designio de producir algo que sirva para algo.

O bien, me siento acabando una época, caduco, envejecido, y llega Kavafis y me anima a que me porte como si nada de eso fuese cierto, a que no diga que fue un sueño. La hora me señala que estamos en Septiembre, que el nuevo curso empieza, y que está lleno de nuevas posibilidades.

¿A quién sirve lo que sirve?
¿Que voy a soñar esta noche?

Afuera llueve; no así en mi corazón. Miedo y coraje están estirando los músculos para el baile que va a comenzar, y lo mismo hacen vergüenza y deseo.


Con tales bailarines, ¿cómo va a resultar una danza que sirva para algo? ¿cómo una inservible?

Tate, Olga, Ana & Me


Tate, Jose Javier Platero Alda, movía los dedos de la mano como creando un saquito, y me decía: "Vale, a ver: Ya tienes las cerezas con Talcosa" (solo que no decía “Talcosa”, sino otro ingrediente de la receta que no alcanzo a recordar). Tate viene de la familia que regentó el Restaurante La Cepa, y me parece que de Tate viene el nombre de esa Tatana Sueñoff que me está acompañando en este periodo stresante postvacacional; más de él que de la genuina Tatana, que que era la hija de la familia que regentaba el restaurante Tatán. La Cepa y Tatán: las dos glorias de la gastronomía estellesa hasta los años 80.

Olga Azpilicueta, Ana Zamakona, Tate y yo disfrutábamos con ganas de la fresca de la tarde
en la terraza del Bar Navarra de Estella, un día del pasado Agosto.
Allí se hablaba de todo, y en algún momento, Tate, que gusta mucho de cocinar, me explicaba cómo cambiaba el ánimo de los comensales el simple cambio del sostén sobre el que se presentaba el plato. "Por ejemplo, yo pongo las cerezas con Talcosa. Pues si las presento, tú imagínate..." y aquí entró una ráfaga de otra conversación, y con ella nos fuimos, y terminado el asunto Tate retomó su exposición, y para volver al punto en que la había dejado, hizo aquel gesto, nombró los ingredientes... y yo me percaté de que en ese nombrar los ingredientes, él traía ante sí los sabores y las texturas de esos ingredientes. Pero yo, no. Yo podía si me esforzaba evocar una cereza, y algo de su perfume y desu textura al morderla, pero el otro ingrediente se me quedaba entonces fuera de mi alcance, y si me proponía traerlo ante mí, las cerezas cedían su lugar y se evaporaban; y en cuanto a la mezcla de ambos, algo salía, pero nada que ver con aquello que mi amigo creaba con aquellos nombres y aquel gesto suyo .
Había visto en la tele una entrevista de Punset a un norteamericano que meditaba acerca del fenómeno de la Sinestesia. La sinestesia se tiene usualmente por aquel fenómeno por el que ciertos individuos asocian espontáneamente señales sensoriales que los demás no asociamos. Alguien sinestésico, "ve" las palabras que escucha, “vé” un color asociado a cada nota musical; o un huele un olor asociado a cada número, y así sucesivamente. Alexander Scriabin, Kandisky y Oliver Messiaen son personalidades que se citan en todos los artículos sobre sinestesia, porque ellos tenían esta singularidad y la reflejaron en sus obras.

-Le he llamado por teléfono y me ha aclarado que "Talcosa" era una hoja de endivia. Una hoja de endivia, encima unas cerezas y un golpe de spray de vinagre tipo Módena. Tal era la receta. Promete, ¿no?-

Pero aquel señor de la entrevista había encuestado mucho acerca de sensaciones sinestésicas. Y se había topado con un número muy elevado de personas que suponían excepciones a la regla común. Mucha más gente de la que esperaba tenía sensaciones singulares: sentían frío o calor ante tal color o tal palabra, recordaban sabores a través del tacto... Hasta el punto que, en un momento dado, se permitió postular que ante cualquier experiencia común, hay tantas vivencias distintas como espectadores. Cada mente posee -se decía- herramientas propias mediante las que se hace una idea de la realidad externa. Dos personas diciendo "tengo calor", ¿cuanto en realidad están compartiendo, con cuanta precisión se pueden hacer a la idea de la experiencia que está viviendo el otro?


miércoles, septiembre 16, 2009

No digas que fue un sueño

">

EL DIOS ABANDONA A ANTONIO

Cuando de pronto a medianoche escuches
pasar el invisible tropel
-con admirables músicas y voces-
no lamentes tu suerte, tus obras
que fracasaron, las ilusiones
de una vida que llorarías en vano.

Como dispuesto desde hace tiempo, como valiente
despídete de Alejandría que se aleja.
No te engañes, nunca digas
que fue un sueño, que tus oídos te confunden.
En tan vanas esperanzas no caigas.


Como dispuesto desde hace tiempo, como valiente
como quien fue digno de tal ciudad
acércate a la ventana
y escucha con emoción
-no con las quejas y súplicas de los cobardes-
la música exquisita de ese tropel divino;
goza por última vez sus sones
y despídete, despídete de Alejandría que se aleja


(kONSTANTINO kAVAFIS).

domingo, septiembre 13, 2009

Vale quien sirve (con una escultura de Totila Albert y unas palabras de Claudio Naranjo entre la hojarasca)

Cantaba Tatana en su lengua yeniséica
mientras se difuminaban entre nosotros
los dibujos de mi sueño y de las letanías de Maldoror:



"¿Para qué sirven los sueños?

¿Para qué sirven las uñas? ¿Y la lluvia? ¿Y los abuelos?

¿Para qué sirve el olvido? ¿Para qué sirve la noche?

¿Y las manchas en la piel de la jirafa?

¿Para qué sirve la vida? ¿Para qué sirve un ratón?

¿Para qué el escalofrío? ¿Y el bostezo? ¿Y los sobacos?"


y el estribillo repetía terco:


"Porque, ¡para algo servirá!"


En la mañana lucía la luna. Un niño la señalaba con un brazo extendido;
pero en su gesto había temor, el temor de que si un día
llegara hasta aquel ojo divino, y se mirara en él,




y lo atravesara -como Alicia el espejo-...
ya después no sabría ni quién era ni qué era...



"¿para qué sirve ese sueño tuyo de la ciencia?"
+ pues, me aclaró algo que...

"¿Para eso sirve?"
+ Me parece que sí..."


"¿Para qué sirven las madres? ¿Para qué sirve un orgasmo?

¿Para qué sirven las pinzas del cangrejo?

¿Para qué sirven las setas? La muerte, ¿para qué sirve?

Porque, ¡Para algo servirá!"



"Para qué sirve eso que llevas delante de los ojos?", me preguntaba Tatana señalando mis antiparras
-Se llaman gafas, Tatana, y sirven para que yo pueda ver bien, porque soy desde crío miope...

"Para qué sirve eso con lo que garabateas en esa blanca y delgada superficie cuadrangular?", inquiría ella apuntando hacia el boli y el folio
-Se llama rotulador de punta fina, Tatana, y la hoja, papel, y sirve para trazar grafismos reconocibles que representan lo que estamos diciendo tú y yo. Después efectúo cierta compleja operación entre mi mente y ello a lo que se llama "leer"

"¿Para qué sirve esa cosa corporal que apenas logra dibujar un ridículo montecillo entre tus piernas allí donde las mujeres esperamos hallar un buen Kilimanjaro?", me preguntaba señalando precisamente ahí..
-Ora para orinar, ora para procrear, Tatana, según la ocasión.

"Y cuando ni mea ni eyacula, ¿para qué sirve?"
-Vamos a ver: entonces no sirve para nada, pero ahí está, lista para la siguiente vez...



"¿Para qué sirven los sueños? ¿Y los poetas? ¿Y las explicaciones?

¿Para qué sirve ese niño que apunta a la luna?

¿Para qué sirve la verga? ¿Para qué sirve el saber?

Sirven las manufacturas, con tal fin ejecutadas,

sirven los instrumentales. ¿Pero los sueños? ¿Pero los sueños?

¿Para qué sirven los sueños cuando no estamos dormidos?

¿Y para qué sirves tú? ¿Y para qué sirvo yo?

Porque, ¡para algo servirás y para algo serviré!"
Y si sirves, como si no sirves, la cosa es
¿a quién, a quién le sirve lo que sirve?

viernes, septiembre 11, 2009

Lautreamont, "como un eco en la lontananza"



Allí, en un bosquecillo rodeado de flores, con profundo sopor, duerme el hermafrodita, sobre el césped mojado por sus lágrimas.

Sueña que es dichoso, que su naturaleza corporal ha cambiado, o que, por lo menos,
vuela en una nube púrpura hacia otra esfera habitada por seres de su misma naturaleza.

¡Ay!

¡Que su ilusión se prolongue hasta el despertar de la aurora! Sueñas que las flores danzan en corro a su alrededor, como inmensas gúirnaldas enloquecidas, y lo impregnan con sus perfumes suaves, mientras él canta un himno de amor entre los brazos de un ser humano de mágica belleza. Pero sus brazos sólo estrechan un vapor crepuscular, y cuando se despierte sus brazos no estrecharán nada.

Cuando ve a un hombre y una mujer paseando por alguna avenida de plátanos,
siente que su cuerpo se parte en dos de arriba a abajo, y cada una de las nuevas partes va a abrazar a uno de los paseantes;
pero no es más que una alucinación, y la razón no tarda en recobrar su imperio.

...Un día, cuatro hombres enmascarados que habían recibido órdenes, se arrojaron sobre él
y lo sujetaron sólidamente, de manera que no pudiese mover más que las piernas.
El látigo dejó caer sus rudas cuerdas sobre su espalda, y le dijeron que se encaminara
sin dilación sobre la ruta que conduce a Bicetre. Cuando recibía los golpes,
se puso a reir y a hablar con tanto sentimiento e inteligencia sobre las muchas ciencias humanas que había estudiado, demostrando una gran instrucción en quien no había traspasado aún el umbral de la juventud, y sobre los destinos de la humanidad, revelando totalmente la nobleza poética de su alma,
que sus guardianes, terriblemente espantados por la acción que acababan de cometer, soltaron sus miembros heridos, se arrastraron a sus pies, rogándole un perdón que les fue concedido, y se alejaron con el testimonio de una veneración que no se concede habitualmente a los hombres.



Después de este acontecimiento, del que se habló mucho,

su secreto fue adivinado por todos, aunque aparentaban

ignorarlo para no aumentar sus sufrimientos;

y el gobierno le concedió una pensión honorable.




(Pastiche con fragmentos de Los Cantos de Maldoror, tomados de http://titadixit.wordpress.com/2007/07/10/lautreamont-los-cantos-de-maldoror/
El de la foto es Adolf Wölfli, otro que tal canta).

la ciencia


Lo soñé hace un mes.
Comenzaba conmigo cavilando así:


"¡Definitivamente, dejo los estudios universitarios!.
No sigo. Tiro la toalla. No puedo compaginar mi vida diaria con tanto como estos estudios
me exigen. Los emprendí más por afición que por necesidad, como una manera de complementar mi campo de conocimientos, y también como una tentativa de no renunciar a viejos deseos. Pero... las disciplinas científicas llevan un ritmo propio, y yo ese ritmo lo perdí hace demasiado tiempo.
No es posible, y “lo que no pué sé, no pué sé”.
Así que aquí estoy, estoy visitando las aulas de la universidad por última vez. Lo cierto es que
lo siento: por mí, por la sensación de no poder con ello, y por madre, que tenía mucha ilusión en que alcanzase este título... pero al mismo tiempo, esto de confesar mi incapacidad me proporciona sensaciónes de alivio y de libertad...
(sin transición),
¡Qué gusto estar aquí, ¡en Bombay! Vine con recelo, temiendo encontrar un “exceso de realidad” que pudiese conmigo, pero lo que estoy descubriendo es la sensación de vivir en medio de un mundo que no me exige nada.
Hasta este seminarista tan peculiar me cae bien... aunque eso sí, es un poco agorero. No sé si le voy a seguir haciendo caso... eso de meterse por agujeros tan estrechos, se me hace claustrofobiquísimo!
Estoy a mis anchas... y a mis estrechas!
¡Cómo dices? ¿Que mi amigo piensa que sería preferible que siguiese con los estudios? ¡Vaya por Dios! Claro, no se hace idea de las dificultades que encuentro. Esto de las matemáticas, por caso, es que me supera. Claro que sumar, o medir áreas, o velocidades, eso lo entiendo porque se refiere a asuntos que entiendo. Pero imagínate una integral: ya sé que es muy fácil, pero tú imagínate un logaritmo neperiano, una integral: ¿Cuando me encuentro yo en el mundo ocasión para aplicar una integral?

¿O una “T” de Student, o el número “e” de los logaritmos neperianos?"

---Y entonces una voz me dice en el sueño:
“Encuentra orden donde solo ves caos”.

Y en mi comprensión se abrió una ventanita, por la que me asomo a la tarea de aquellos que especulan, prueban, establecen hipótesis y eventualmente hallan relaciones, relaciones verificables, científicamente verificables, allí -en la materia, en el tiempo, en el movimiento, en las cargas, en los enlaces, en las series, en los números naturales- donde antes de que ellos llegasen
solo se distinguía, simpático o amedrentador, el caos.
Una de esas herramientas matemáticas crípticas para mí es eso: el hallazgo de cierto orden. No se trata de “para qué me sirve a mí”. Es una respuesta. “Encuentra orden donde solo ves caos”.
Ese es el sueño que recuerdo

jueves, septiembre 10, 2009

Tras la cena

+- eeeeeehhh!, ¡levántate, forastero dormilón! ¿Cómo has dormido??, me preguntó Tatiana en su lengua crepuscular-

"Cómo dice"?, respondí sobresaltado

+- Que qué tal ha dormido el honorable huesped, que si le sentó bien el gulash de cuervo con acederas de anoche y que qué demontres ha soñado usted hoy? -tuvo a bien traducirme mi anfitriona..

"La cena... fué toda una experiencia, y aunque no recuerdo haber dormido nada, el larguísimo insomnio ha sido muy aleccionador, con tantos olores y tantos aullidos y gruñidos y balidos y relinchos tan cercanos a mis oidos... Pero algo debo de haber dormido, porque soñé que estaba en un bosque de abedules...

+ ¡ ALTO !, gritó Tatana. ¡ Alto!, me tradujo. Descríbame ese bosque.

"Bien, pues había muchos árboles y...

+ ¡Así no! ¡Hágame el favor de describírmelo en foto, que estamos en la Era del Corta y Pega!

"¡Aaaahhh! ¡En foto!!! ¡Vale, vale, vale, en foto! Pues ahí tiene la foto!






+ Mucho mejor. Vamos a comenzar a trabajar. Descríbame ahora el bosque. O, mejor, aprovechando que ya està usted rodado en esto de trabajar los sueños,.descríbase a usted como siendo el bosque

"A ver, soy un bosque de abedules... aunque bien mirado, no sé porqué digo que son abedules... ¿será por las cortezas? porque lo veo... lo soy, lo tengo: tengo los árboles en hilera, lo que me recuerda más bien una chopera. ¡eso, son chopos!, claro que así, sin color, ¡que, por cierto, no tengo color, voy en blanco y negro... y, además, soy rigurosamente simétrico! Soy una chopera especular!"

+¿Chopos o abedules?

"Chopos. En mi tierra apenas hay abedules, pero las riberas de sus ríos están sembradas de chopos. Dije abedules como forma de adaptación... o tal vez quise soñar abedules y mi almacén de imágenes me envió unos chopos. Las choperas, por cierto, me gustan para mirarlas desde lejos, pero suelen empobrecer los suelos, y ciertas arañas inofensivas anidan en ellas por puñados, y..."

+ Sigamos por ahora. Mire bien la foto y dígame:, ¿cual es la imagen original, la mitad izquierda o la mitad derecha? ¿ y cual la imagen reflejada?

"No entiendo la pregunta... ¿qué más da cual sea? Además, son rigurosa,mente especulares
¿No le sirve esa respuesta? ¿Cómo quiere usted que le sepa, si son idénticas? A lo mejor no es un reflejo, sino un rarísimo caso de bosque capicúa...
¿Tampoco eso le vale? Ya, ya, ¡Pues la original es la derecha!
¿No? ¿No? ¡vaya por dios, para dos que había va y me confundo... ¡La izquierda es la original!
¿Cómo que tampoco? ¿Cómo que tampoco? ¡Será la derecha / O / la izquierda, digo yo!!

+Ni mira, ni piensa, ni intuye... Lo cierto es que la original no es ni la una ni la otra. La original es la mente de usted.
Cuénteme un sueño que recuerde...

domingo, septiembre 06, 2009

cual son culpables los versos / de que haya noches y estrellas...

En silencio me dirijo
a la hilera de abedules.


Como el ratón sus bellotas
recojo mis pensamientos.

Pasan manadas de renos
y tormentas de mosquitos.


Como soy el forastero
me sabe a tristeza el viento.


Tomo mi carga intangible
ni más sabio ni más viejo


¡Chaf!, hace en el estanque
la vieja rana saltando.

¿Que pondrán de cenar esta noche?

(Antonio Beintemillas, Zurucuain 1953. De  libro "Debajo de Peñaguda", imprenta Zunzarren, Los Arcos, 1971)





 

viernes, septiembre 04, 2009

PORFINENCASA 2

“Pase, Pase”, me dijo aquella mujer -en un endiablado idioma siberiano batúa que a partir de ahora traduciré al romance para beneficio de lectores-. “Pase y túmbese sobre aquellas pieles
de rata. Me he puesto en contacto con usted segura de que su ignorancia del mundo de los sueños va a ser el receptáculo óptimo adonde volcar mis tremendos conocimientos.
“¿Cómo llenar de té taza llena de té?”, inquiría retórico un adepto zen. En su caso, tal eventualidad queda descartada: Poco sabe, y en su mayoría, ¿Cómo dicen ustedes? ¿Mamadas?

+- ¿No será “mamarrachadas, Tatana
“Lo que prefiera.” Le propongo que prepare un listado de preguntas referidas al soñar, y ya veremos qué se puede hacer con esto.

+- Solo una cosita... Ahora ya sé muy claro el ¿porqué yo?. Pero no entiendo del todo el ¿Porqué?. ¿Por qué usted, una autoridad reconocida en todo el hemisferio sur, quiere verter sus conocimientos, y por qué ahora?
“ Para contestarle, le voy a contar una historia que he leido entre los cuentos jasídicos de Martin Buber:

Un santo rabino muy buscado por su sincero fervor realizaba tales o cuales ritos periódicos
a los que asistía la provincia entera. Ahora bien, lo hacía con dos particularidades: Sistemáticamente los comenzaba un poco más tarde de lo acostumbrado, y aún entonces
se tomaba una pausa extensa antes de arrancar con los rezos. Tales costumbres molestaban
a los metódicos, que entre sí se preguntaban y se quejaban de aquel comportamiento,
pero ninguno se atrevía a plantear el asunto directamente al sabio.
No tanto como ninguno: un hombre muy rico, acostumbrado a tratar con todo tipo de personas, se hizo portavoz y, con total respeto le llevó el chisme al maestro.
Este se calló, sonrió y le preguntó:

“Porqué vienes a hablarme? ¿No hay nadie más versado que tú para plantearme estos temas?”
-Por haberlos, los hay a docenas...“Y por qué no me lo preguntan ellos?”
-Bien, ellos son pobres, y tienen miedo de meter la pata. Yo, como soy el más versado en comunicación... eso y que soy rico, así que no siento miedo“Ya. Así que tu mismo admites que los que saben no me preguntan por qué demoro mis plegarias: Solo sesenta millones de euros me están interrogando. Pues bien: los sesenta millones de euros no tendrán el placer de oírme revelar porqué demoro mis plegarias”


+- Muy bonito, Tatana. Pero no me ha contestado todavía...
“Pues eso: ni le he contestado ni le voy a contestar”, espetó con frescura siberiana. “Pero vamos, acomódese usted detrás de aquellos abedules y componga listas de temas de su interés. Entretanto, voy a colgar un sucedido que también he recogido de las selecciones de cuentos de Martín Buber;

Murió Abraham el Ángel, un gran asceta.
Tras los siete días de duelo, su viuda tuvo un sueño.
Vio una gran sala, con tronos dispuestos en semicírculo, ocupados por grandes personajes de la tradición. Ante ellos se apareció su esposo Abraham,
quien dijo:”Amigos, mi mujer me guarda rencor porque en mi vida terrenal
viví apartado de ella. Tiene razón, y por lo tanto debo obtener su perdón”.
Ella gritó: ¡Con todo mi corazón te perdono!” Y se despertó reconfortada.

PORFINENCASA, documentos gráficos.

Los doce hermanos varones Sueñoff, en pijama, listos para acostarse.
Tatana (extremo derecho, bulto sin cabeza) con siete de sus hermanos, esperando a Godot.

Vecinos de Tatana enseñando a un pez


a saltar por el aro


Esta es una fotografía de Tatana con sus amigas del relevo de la guardia real. Es la que está de espaldas con el impermeable beige.



Esta es la lujosa choza dode Tatana me recibió.


PORFINENCASA, .-1

+- ¡Hola, hola, hola, hola! ¿Qué, qué tal las vascaciones?
*- ¿¿¿¿¿¿¿??????

+- ¿¿¿¿¿¿¿¿¿??????
*- ¿Qué se ha permitido usted preguntar a mi Persona, prójimo insignificante pero molesto?

+- ...pues eso, que qué tal las vacaciones. No veo en qué he podido excitar su malestar de usted...
*- ¿No, ¿verdad? ¿verdad que no, que no ve usted nada de nada? ¡¡¡PUES MIRE, RECONTRA!!!
¡Mire a la primera línea y dígame qué ve!


+- ...pues eso, “hola, hola... ¿qué, qué tal las vacaciones?
*- ¡¡¡Pues NO, No es eso lo que usted vé!! Lo que usted vé es “qué tal las V.A.S.C.A.C.I.O.N.E.S,
las “vascaciones” ¿Qué caracoles quiere usted decir con “vaScaciones? Con qué fin ha creado usted ese espantoso neologismo que aúna lo Vasco y la Vacación? ¡Le exijo que se explique a todo correr!


+- Pues, pues.. ni me había dau cuenta... ¡pero si se trata de un error de escritura! No , ¡qué voy a tener intención ninguna! Lo cierto es que ni me había dado cuenta... vaya, ¡he creado un palabro nuevo sin siquiera darme cuenta! ¡estoy hech´un mulo! Pues, ¡qué bueno!, esto trae a mi ágil mente el recuerdo de una anécdota veraniega, que bien puede encabezar el relato estival que vos reclamáis de mí. ¿Puedo contárselo? ¿No? ¿No?, Pues se lo voy a contar: Que estaba con la familia en Cataluña y leímos en la prensa que :
“Poco antes de las 15 horas, dos bañistas y un socorrista advirtieron de que había un tiburón a unos cien metros de la costa, lo que motivó la prohibición del baño en las playas de Ribes Robes, Sant Gervasi y Adarró. Varias dotaciones de los Mossos d'Esquadra, de Salvamento Marítimo y del la Fundación para la conservación y recuperación de animales marinos (CRAM) se desplazaron para intentar localizar al animal. El Coordinador de Salvamento Marítimo de Vilanova i la Geltrú, Erik Carballeira, explicó que el animal avistado era un 'pez con una aleta caudal de unos 20 centímetros', por lo que después de escuchar los detalles de los bañistas, dedujeron que se trataba de un escualo, posiblemente una tintorera 'de un metro y medio o dos' de longitud”.Un bicho no muy imponente, vamos. Total que dos días después leímos que la alarma se había retirado tras comprobar la ausencia del “escuálido”. O sea, no del tiburón, ni del pequeño escualo, sino que del “Escuálido”! ¡Vaya palabro, y qué bien que recoje en sí las palabras “escualo” y “pequeñajo”, eh? ¿Le hace gracia?
*- ¡No intente desviarme de mi propósito, gamberro! Puedo llegar a aceptar -bien que a regañadientes- que lo de “vascaciones” haya sido una errata, y a esbozar una sonrisa “de media comisura” con el gazapo del tirabuzón, pero eso solo era el preámbulo. ¿Cual es el sujeto de la frase...

+- Ejem, ejem, antes de seguir adelante, le suplico que pose su mirada sobre la penúltima frase que ha pronunciado. ¿No? Pues se lo pido. ¿No? Pues se lo sugiero. ¿No? Pues se lo ¿Imploro? ¿Ordeno? ¿Impongo? Fíjese bien, ... “el gazapo del t.i.r.a.b.u.z.ó.n . Gazapo/tirabuzón. ¿Qué me dice ahora?
*- Pues que es un accidente ¡del que, indudablemente, usted tiene toda la culpa!

+- ...tirabuzón, de “tira” y “buzón”... “tira el tiburón/ al tirabuzón / tralarí tralaró”... pues yo, ligerito, sonriente... y con buena cosecha de sueños... cinco o seis... o cuatro... Y el sujeto de la oración... ¿de qué oración hablaba?
*- Dejemos eso, dejemos eso. Hala, entre en faena. Me decía que, en lo referido a los sueños, ha sido un buen verano

+- eso es, pero también ha sido muy frustrante. Verá: pensé que, disponiendo de 2 meses de vacaciones, podría reordenar todos mis materiales y obtener un borrador coherente para el libro que anhelo. Y eso no ha sido así en absoluto. No lo he conseguido hacer. ¿porqué? ¡Y qué más da! El caso es que no lo he logrado. Solo he esbozado mentalmente una tras otra opción, ensayo tras ensayo, sin dar con una fórmula que cuajase.
Pero, entonces, me llegó el BuroFax.
*- ¿El qué?
+- ¡El Burofax, la Particella, el Prospecto! Me llegó por vía directa. El matasellos decía “Valle de Lana”, lo cual señalaba hacia las riberas del Yenisei, allá por las Siberias. Era un mensaje de la mismísima Tatana Sueñova... ¿Le suena?
*- ¿Me tendría que sonar?

+- Tatana Sueñova es la máxima autoridad del Hemisferio Sur en lo tocante al mundo de los sueños. En la misiva me decía así: “E Bisto el Blogg de Husted, i le nonvro halvazea de mi basto saver. Bengase haki i travajaremos kodo kon kodo. Tatana.”*- Buena pieza, esa Tatiana

+- Tatiana, no: Tatana, Tatana Sueñova, hija de Tatán Sueñoff, soñador y cocinero. En fin, que yo, emocionadísimo, emprendí viaje y, tras varios meses de deriva continental, arribé a la lujosa cabaña de la aldea donde Tatana pasaba sus vacaciones estivales.
(continuará...)

miércoles, septiembre 02, 2009

Emociones


Cuando un ave migratoria aterriza, tras dos o cinco mil kilómetros, en el hogar que dejó atrás
el año anterior, experimenta -o así lo aseguran los etólogos con rara unanimidad- tanto la felicidad del reencuentro como el desconcierto al sentir como levemente extrañas las rutinas a las que el recobrado hogar les convida y obliga. Talmente así me venía yo encontrando esta mañana, “más raro que la oscua” -que dicen en mi pueblo-, y se me fueron los ojos a los estantes de libros y las manos a traer la Antología Poética de Cunqueiro que, durante el año 82 seleccionó, prologó y tradujo César Antonio Molina para la colección “Selecciones de poesía española” de la editorial Plaza y Janés; y lo he abierto al azar para caer en “El centinela de St. Albans”, poema fechado el 31 de Marzo de 1974.
Y dice:

Su ángel de la guarda compadecióse
del centinela de St. Albans.
-Duerme con el ojo derecho, le decía,
que yo mantendré abierto tu ojo izquierdo-.
En la noche anglo-normanda los monjes
tenían miedo de que llegasen secretos
ladrones, a robar los huesos de San Albans.
Toda la tierra estaba hecha de noche cerrada,
toda la noche cerrada estaba hecha de miedo
y el centinela, un novicio, en su agujero
con una campanilla de bronce en las manos
para dar la alarma.

El viento pasaba y se paraba a decirle:
-¡No tengas miedo que no lo ha robado nadie!-
y los ratones y las lechuzas le decían también:
-¡Duerme una hora, que vigilamos nosotros!-
Pero del sepulcro salía San Albans
que fuera legionario, y con una rosa como espada
se custodiaba a sí mismo, en la oscura noche.
-¡Cierra los dos ojos!- le ordenaba al novicio.

Y éste los cerraba, y se ponía a soñar
que cuidaba nidos en los bosques de más allá.

Y me voy con el regusto para la calle, pensando en lo que es el miedo, y en asuntos cotidianos
que se nos llegan a hacer tan perentorios que tiñen incluso nuestro descanso; y en Correos recojo un paquete que me envía la Pili, y es abultado y pesado, así que o abro y me encuentro
un volumen precioso. Precioso. Con una portada impresionante, reproduciendo una obra de alguien a quien mi ignorancia no alcanza a reconocer, en ocres y azules y como con grapas.

ALVARO CUNQUEIRO 1911 – 1981 , se titula. “del 22 de Abril al 1 de Junio de 2003, Galería Juana Mordó y Círculo de Bellas Artes de Madrid. Patrocinado por el Servicio de Publicaciones de la Diputación de Pontevedra. 220 páginas, terminadas de imprimir “el 21 de Abril de 2003, en las instalaciones de Artes Gráficas Vicus, S.A.L., en los mismos talleres en los que vió la luz, en 1955, “Merlín y familia”.
Y me entra -o me brota, o me nace, o me sorprende, o me inunda, o siento, o genero, o...- un chorro de pena.
Una vergüenza, una desolación, una orfandad, una timidez, que se apodera de mi cara y me hace mirar hacia el suelo, y del resto del cuerpo y me hace esconderme, encogerme...
pero ya va pasando... y lo que viene es ya la ilusión, la gratitud, el contento ante el tesoro.
¡es tan bonito!

Gracias, pili, pilar, pilara por pensar en mí mientras buceabas allá por Lugo, en el servicio de librería de la Galería Sargadelos. Mil bicos.
este dibujo lo es de la Abadía
de San Albans, en Hertfordshire,
donde don Álvaro vió el ectoplasma de un novicio miedoso y vigilante y se conmovió con ello.
Y la foto es la de la galería Sargadelos de Lugo.

martes, septiembre 01, 2009

El soñador, el intérprete y la psicoterapia



Lucero del Alba:
“Sueña usted con la lotería
compadre".

El jorobeta:
“Y acierto en los sueños".

Lucero del Alba:
"Usted tiene la fantasía
de todos los hombres pequeños”

(Ramon maria del Valle Inclán, en “Farsa y licencia de la reina castiza”, col. Austral)

Uno y Trino

...me contaron...
Son las siete de la tarde y estoy de viaje; un viaje familiar sin más. De pronto me viene con nitidez un motivo de mis sueños de la pasada noche...

Al alba me desvelé, y pasé un rato en un estado entre la vigilia y el sueño. Allí pululaban imágenes a caballo entre mis intereses diurnos y la alegre libertad de los sueños... por ejemplo, actuaba de portero para un equipo de fútbol que jugaba en una cancha cubierta, y la distancia máxima enre el suelo y el techo no llegaba a ser de 1 metro... así que me las veía y me las deseaa para jugar todo torcido, y me preguntaba admirado cómo los otros se desenvolvían así de bien. “será la práctica, digo yo....”
>y después me encontraba en una estación de autobuses, a punto de embarcarme en un viaje.

Ese viaje era, y así lo sabía yo, triple. No recuerdo con total precisión qué trío de opciones representaba, pero venía a ser algo así:
1).- Era un viaje de puro trámite, un desplazamiento por demás conocido.
2).- También era un viaje trascendental, un ponerme en camino para cumplir una misión de importancia vital.
3).- Y era también un viaje de interés personal: si lograba llegar a tiempo a cierto destino, me saldría con la mía en algún negocio bien apetecible.

El estado de semisueño/semivigilia me permitió percatarme, sin despertarme, de esta polivalencia de una única imagen. Y me asombró esa polivalencia. Tanto que algo de ese asombro se llegó a filtrar hasta allí donde se estaba cociendo aquel sueño, porque me volví hacia mí mismo y me pregunté cual de los tres aquellos tres significados era el más cierto, el más adecuado y verdadero. Y para poder obtener una respuesta clara, probé a eliminar alguno de los tres significados a modo de experimento de comprobación ...

La sorpresa vino desde dentro del propio sueño: a mi intentona de seleccionar como cierta solo una de las tres, obtuve una rotunda negativa. “No”, me respondí, “de ninguna manera hay un significado real y dos accesorios. Los tres son reales, son activos, son actuales. Si prescindes de uno -no te digo ya de dos!- la imagen se muere, pierde su savia y no tiene ningún sentido”. Y de ahí no me pude sacar.

Después me dormí, me olvidé del sueño y, por la tarde, viajando en coche con mi familia, lo recuperé en un fogonazo. Viajando por rutas ordinarias, atendiendo a un propósito personal de mi interés y , como siempre hacemos, ingresando en el mundo y en un rol desconocido, trascendental...