viernes, septiembre 11, 2009
la ciencia
Lo soñé hace un mes.
Comenzaba conmigo cavilando así:
"¡Definitivamente, dejo los estudios universitarios!.
No sigo. Tiro la toalla. No puedo compaginar mi vida diaria con tanto como estos estudios
me exigen. Los emprendí más por afición que por necesidad, como una manera de complementar mi campo de conocimientos, y también como una tentativa de no renunciar a viejos deseos. Pero... las disciplinas científicas llevan un ritmo propio, y yo ese ritmo lo perdí hace demasiado tiempo.
No es posible, y “lo que no pué sé, no pué sé”.
Así que aquí estoy, estoy visitando las aulas de la universidad por última vez. Lo cierto es que
lo siento: por mí, por la sensación de no poder con ello, y por madre, que tenía mucha ilusión en que alcanzase este título... pero al mismo tiempo, esto de confesar mi incapacidad me proporciona sensaciónes de alivio y de libertad...
(sin transición),
¡Qué gusto estar aquí, ¡en Bombay! Vine con recelo, temiendo encontrar un “exceso de realidad” que pudiese conmigo, pero lo que estoy descubriendo es la sensación de vivir en medio de un mundo que no me exige nada.
Hasta este seminarista tan peculiar me cae bien... aunque eso sí, es un poco agorero. No sé si le voy a seguir haciendo caso... eso de meterse por agujeros tan estrechos, se me hace claustrofobiquísimo!
Estoy a mis anchas... y a mis estrechas!
¡Cómo dices? ¿Que mi amigo piensa que sería preferible que siguiese con los estudios? ¡Vaya por Dios! Claro, no se hace idea de las dificultades que encuentro. Esto de las matemáticas, por caso, es que me supera. Claro que sumar, o medir áreas, o velocidades, eso lo entiendo porque se refiere a asuntos que entiendo. Pero imagínate una integral: ya sé que es muy fácil, pero tú imagínate un logaritmo neperiano, una integral: ¿Cuando me encuentro yo en el mundo ocasión para aplicar una integral?
¿O una “T” de Student, o el número “e” de los logaritmos neperianos?"
---Y entonces una voz me dice en el sueño:
“Encuentra orden donde solo ves caos”.
Y en mi comprensión se abrió una ventanita, por la que me asomo a la tarea de aquellos que especulan, prueban, establecen hipótesis y eventualmente hallan relaciones, relaciones verificables, científicamente verificables, allí -en la materia, en el tiempo, en el movimiento, en las cargas, en los enlaces, en las series, en los números naturales- donde antes de que ellos llegasen
solo se distinguía, simpático o amedrentador, el caos.
Una de esas herramientas matemáticas crípticas para mí es eso: el hallazgo de cierto orden. No se trata de “para qué me sirve a mí”. Es una respuesta. “Encuentra orden donde solo ves caos”.
Ese es el sueño que recuerdo
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