viernes, diciembre 22, 2006

EL HAIKU DE LA DESPEDIDA DE MATSUO BASHO


Habiendo enfermado en el camino

Mis sueños

Merodean por páramos yermos

(Trad. De F. Rodríguez-Izquierdo)


De viaje enfermo

Mis sueños van vagando

Por un erial

(Trad. De A. Cabezas)

martes, diciembre 12, 2006

PAOLO QUATRINI


PAOLO QUATRINI, del Istituto Gestalt Firenze.

UNA SESION CLINICA DE SUEÑOS Y GESTALT

Un ejemplo espléndido de trabajo con sueños a partir de postulados gestálticos es esta sesión trascrita, realizada por Paolo Quatrini, un notable pensador y terapeuta italiano con cuya amistad me honro.
Aparece en la sección artículos del boletín virtual Fritzgestalt, editado durante un tiempo desde Uruguay por Luis Yacachury. No hay nada baladí en lo que apareció en las páginas de esta revista, así que la recomiendo vivamente: buscadla en www.fritzgestalt.com . Muy a mano aparece la foto de Paolo, que remite a su artículo.
Publico, por el momento, el comienzo del trabajo y unos estractos que en el original aparecen como destacados.
(No sé cómo van las cosas del Copyright en esto de los Blogs, pero que conste que esto es una cita y solo una cita...)

PAOLO QUATRINI, EN Fritzgestalt.com

"La posición que tomo haciendo preguntas durante el trabajo o con el sueño es una posición como si el sueño no fuera algo que está fuera de tu vida y que no se puede tocar. Yo lo tomo exactamente como si fuera una parte de tu vida."
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." En este estilo de trabajo, que es una manera de trabajar, partir desde la emoción del sueño es lo mas importante además del sueño, el sueño es lo que lleva hasta la emoción, pero el contendor del sueño es la emoción"
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"Entonces normalmente, un paciente que quiere resolver todo sin tocar nada; ¿te parece justo? pero desgraciadamente es imposible. Se puede cambiar sólo lo que se toca."
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."El sueño es vida, exactamente es esto. Desde el punto de vista existencialista o fenomenológico el sueño es simplemente una experiencia."
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"Dentro de la tradición gestáltica, mi propuesta es de no utilizar para nada la interpretación, por que dentro de la tradición gestáltica no tenemos ningún marco para contener la interpretación. El único marco que se acerca a esto es la vivencia del sueño como metáfora."


PAOLO: Quisiera hacer una demostración y luego teoría, porque generalmente la teoría impide el trabajo o lo hace más difícil. Así que, si hay alguien que quiere trabajar un sueño...El trabajo con sueños dentro de la teoría gestáltica tiene una característica, es decir, no hay un trabajo de interpretación. Dentro de la tradición fenomenológica no se puede hablar de símbolos, se puede hablar de metáforas pero no de símbolos. De manera que lo que hay es algo vivencial, un sueño. . El trabajo con un sueño, no puede ser, en un abordaje de corte gestáltico, una interpretación del sueño, sino un desarrollo vivencial del sueño mismo; y en esta línea vamos a trabajarlo.

SOÑADORA: Es un sueño de hace un ratito, antes de levantarme. Yo vivo en un edificio, en un departamento.Miraba por la ventana de mi dormitorio que da al Norte y veía que estaba todo completamente, todo el paisaje cubierto de agua de río. Así que salía del dormitorio y veía y chapoteaba agua.en la medida que iba pasando al pasillo, veía que estaba entrando por la puerta de entrada agua y que en el comedor y en la ventana que da hacia un jardín solamente se veía agua. Entonces lo que decía era: Dios mío! La planta baja y el 1 er. piso (yo vivo en el 2do. piso) ya están completamente cubiertas! Hasta ahí. -

P. ¿Este es el sueño? -
S. Si -
P. ¿Qué sientes cuando te despiertas del sueño, qué emociones y sensaciones sientes despertando?-
S. Qué raro, ¿qué será esto cubierto completamente de agua ?-
P. Es decir que una emoción, si es una emoción, la emoción tiene un nombre, un nombre ,¿qué nombre tendría esa emoción? -
S. Esto es un presagio de algo difícil. Es una emoción de temor.-
P. ¿Sientes temor, angustia o algo así?-
S. Si-
P. Bueno, y ¿qué te gustaría adquirir trabajando este sueño? ¿esta angustia es algo que quieres perder? ¿qué quieres hacer con esta angustia?-
S. En realidad a mi me gustaría profundizar el mensaje transmitido en el sueño.-
P. Eso es lo que quería decir cuando he dicho que dentro de la tradición gestáltica no se puede hablar de símbolos, se puede hablar de metáforas. Se habla tal vez del mensaje del sueño, pero entre comillas mensajes. El sueño no tiene un mensaje. El sueño es una vivencia que se puede desarrollar de una manera o de otra. Entonces, el sueño como cualquier vivencia, deja una emoción, deja un estado emocional, cuando uno se despierta, deja un estado emocional, y como cada vivencia deja un estado emocional que te gusta o un estado emocional que no te gusta y un trabajo vivencial sería empezar a desarrollar y seguir adelante en la direeción que tu quieras. - S. Bueno, hay una parte más en el sueño que me olvidé de decir y es que yo digo: No hay más posibilidades de seguir acá, hay que salir de acá. -
P.¿La pregunta que te he hecho te pone incómoda o que? -
S. Sí-
P. ¿Por qué? ¿Qué hay de incómodo? -
S. Bueno, estoy delante de gente. Lo que sí quisiera ver es de este sueño para adelante, pero no profundizar demasiado en lo que está alrededor mío. (risas) -
P. Este es el problema. Cuando me habían dicho que había mucha gente, lo que he comentado es que el problema no es mío, es para quien tiene que trabajar el sueño delante de tanta gente.- Bueno, entonces voy a contar otro sueño, otro cortito que tuve hace un mes.... (risas)-
P. OK. Quiero comentar una cosa. Lo que estamos haciendo en este momento es trabajar a partir del sueño; no quiere decir que tenemos que trabajar el sueño a todo precio. Trabajamos lo que hay a partir del sueño. Si se puede trabajar un sueño, mejor: si del sueño vamos a otra parte, vamos a otra parte. Ahora, esta bien que quieras cambiar de sueño, porque lo que está pasando es que estás intentando adaptarte a la situación que hay, integrar dentro de esta experiencia que estas haciendo, el hecho que hay tanta gente que está mirando y escuchando. ..

lunes, diciembre 11, 2006

LOS SUEÑOS Y LA TERAPIA III

LOS SUEÑOS EN TERAPIA

Los sueños son material abordable para numerosas formas de psicoterapia.
¿Qué se busca conseguir cuando se abordan los sueños de los pacientes?
Voy a responder por mí mismo.
Lo primero: abordar un sueño es un momento de especial intensidad.
Porque los sueños son misteriosos, y las ideas populares acerca de ellos son a menudo peculiares.
Una persona que pide a otra que escuche un sueño suyo se encuentra en esos momentos en un estado especial. Está expectante, incierto. No está despistado. Va a intentar ser eficaz con lo que va a comunicar. Exige a sus palabras adaptación lo más precisa posible a sus propósitos. Y además tiene una emoción flotante asociada al sueño: ese sueño le ha turbado, o excitado, o amedrentado. Le ha abierto el apetito, o está sintiendo una resonancia intensa, grata o desapacible, pero está en su ámbito emocional.
Es lo primero que aprecio cuando alguien me habla en terapia de sus sueños: su apertura. La ocasión es potencialmente interesante.
Sucede a veces que la emoción es tan intensa que se vuelve angustiosa y no deja lugar a nada más. Lo he visto en casos de sueños con episodios de violencia o de deseo sexual. Alguien soñó que asesinaba a un niño; otro, que se acostaba con su cuñada. En estos casos, los soñadores suelen creer literalmente que “los sueños son deseos reprimidos”, y se asustan creyendo que “en el fondo” están reprimiendo deseos de los que suelen llamarse inconfesables
En esos momentos, claro, lo que se puede hacer es dejar que la angustia se remanse a base de explicar y discutir y aclarar. Cosa que no siempre es tan sencillo como decirlo. Y es que, para cada uno de nosotros, el propio sistema de creencias se torna en una fuerza directriz, fuente de autoseguridad y difícil de reajustar. Vale la pena pensar cuales creencias no estamos dispuestos a abandonar, qué supersticiones (literalmente: qué cadenas causales) sustentamos. (“Tengo que poder con todo sólo”.¿Tengo buena/mala suerte, por ejemplo?). Sobre todo esto, habré de volver.

Cuando yo voy a trabajarme un sueño con alguien, me presento abierto a lo que venga, así que así es como se presenta alguien para trabajar conmigo. Y quien me ayuda me anima a encarnar el sueño , a hacerlo en tiempo presente. Así, encarno mi sueño, y me tengo actuando la anchura emocional que sustenta al sueño. Lo cual me ensancha. Y en esas dimensión más ancha, alcanzo a irme reconociendo. El sueño dice de mí. Y yo lo recupero, lo subrayo, lo imprimo con mi conciencia en mi conciencia.
¿Qué encuentro? Diría, ahora que lo pienso, que aquello que busco. Encuentro consejo, o conocimiento, o un paisaje. Veo un relato que me retrata de otra manera que la habitual, o veo lo invisible: fuerzas, defensas, atracciones, zonas desiertas, ausencias.
Así que eso es lo que se puede obtener cuando se trabaja en terapia con los sueños.





lunes, diciembre 04, 2006

Antes de Freud, 1



Lucrecia de Leon, natural de Madrid, fue presa …”por aver dicho que desde que fue pequeña de muy poca hedad començó a soñar y tubo muchos sueños en los cuales decía…
…que se le aparecía la Santísima Trinidad, Dios por sí mismo, Nuestro Señor, Moisés y Elias, vírgenes del cielo…
…San Juan Bautista, al cual llama “honbre ordinario”, y San Pablo apostol, llamándole “el viejo pescador”, y San Juan Evangelista, al que llama al principio de sus sueños “el pescador mozo” y después “el del león”
… y que aunque procurara no dormirse, no era en su mano, sino que se dormía arrimada donde se hallaba, y que no se sosegava hasta que decía lo que avía visto y soñado
…y que por tiempo de más de tres años continuamente havía comunicado y dictado los dichos sueños a muchas personas para que se escriviesen, glosasen, pinctasen y declarasen,
…y decía aver soñado que se le avía pasado el spirictu de cierto hombre condenado y senctenciado por el Sancto Oficio por loco burlador… de cuya boca salía un caño de agua de que bevía
…y que los tres sanctos que de ordinario se le parecían la llamaban “Espejo”, “Estrella”, “ojos trompeta de Dios”, “correo despertador”, “recordador original de las verdades de dicho hombre” y “suelo”
…y en otro sueño se soñaba reyna muger desdicho hombre… con el nombre de “la morena de flacas carnes”
…y en otro sueño contava que un lobo que yba tras un cordero y que se le quitó la dicha Lucrecia y que se le puso sobre su hombro derecho… y que el lobo tenía un letrero sobre los ojos que deçía: “este ganado murió como lo dejó el pastor, a tan mal recado, y he tomado lugar de hacer en él estrago y así vengo a buscarle debajo destos peñascos”, y que el cordero traía otro letrero sobre los ojos que decía “salte, que no te cumple estar en esta tierra”, y después de averse perdido el cordero yba en busca con una lanza haciendo grandes amenazas a los que topava para que le dixesen dél, siendo el otro cordero la persona con la cual la dicha Lucrecia tubo amores…
…y que decía ansí mismo que cuando alguien soñase paja, era señal de huéspedes, y que cuando soñase cama era señal de hijos, y quando aceite, señal de prosperidad, quando una mesa llena de manjares, señal de abundancia, quando güebos, señal de enemigos, quando carbón, señal de riqueza, quando toro, señal de travajos… y muchas otras cosas…

Salió al auto Público de Fé en forma de penitente en cuerpo, con una soga a la garganta y una bela de cera amarilla en la mano, la cual tubo encendida mienras se le leyó la sentencia, abjuró de levi y fue condenada en çient açotes, desterrada de la Villa de Madrid y diez leuas a la redonda por toda su vida y dos años de reclusión donde los señores ynquisidores mandaren.

Extractado del capítulo “Sentencia de Lucrecia de Leon”, del estudio de Jesús Imirizaldu titulado “Monjas y Beatas Embaucadoras”, acerca de aquellas mujeres del siglo XVI.


sábado, noviembre 25, 2006

Diálogos airados, 1ª parte



A.- Buenas tardes
B.- ¡Vaya, el lector!¡qué sorpresa qué bien verle por aquí de nuevo!. ¿Cuánto tiempo hace que no...?
A.- ¿Qué pasa, se le hace más fácil añadir poemas y dibujitos y críticas textuales que entrar al tema de Los Sueños En Psicoterapia, o qué?
B.- ¿Perdón?
A – Que cuando va a volver su errática atención al tema de Los Sueños En Psicoterapia!

B.- ¿Qué pasa, no le gustan los artículos que voy subiendo?
A.- Es que usted no está entrando en el tema de…
B.- En fin, a ver...: lo cierto es que yo creía que estaba todo el tiempo hablando de La Psicoterapia Con Mayúsculas Como Usted Gusta De Decir. He hablado de libros, he contado sueños, he incluído poemas...
A.- Y no ha entrado en el Tema De...
B.- Entrado, entrado... Pero me parece que no le voy a. Convencer. Y el caso es que... A ver: ¿De qué forma hubiera querido usted que yo “entrara” en El Tema...
A.-Pues muy fácil, le voy a dar un ejemplo de temario a seguir:: Los sueños y Freud, los sueños y Jung, ejemplos de ambos abordajes; los sueños en otros (a su elección, pero Profesionales de la Psicoterapia, por favor!!), Frederick Perls y los sueños, los sueños en la Terapia Gestalt; ejemplos clínicos. Esto como introducción histórica. Y después: Qué hacen los sueños en el soñador y qué hace el trabajo psicoterapéutico de los sueños para el soñador: Discusión teórica. Y para finalizar: propuestas para los lectores, ejercicios con sus propios sueños. ¡Un poco de seriedad!
B.-Ah, ya: El amor: orígenes y primeros pasos. Amor infantil: progenitores, hermanos, abuelos y otros parientes, profesores. El amor a Dios, con ejemplos . Fases de latencia, pubertad, amor en cuadrilla. Antecedentes, fenotipo y genotipo de los contrayentes del amor. Para qué sirve el amor. Ejercicios de amor. Y un poco de seriedad. ¿Es así?
A.- ¿???
B.- Ya que es usted el que viene reclamando, ¿me dejará que escoja yo las armas del duelo, no? Pues bien: elijo el “Qué hacen los sueños en el soñador y qué hace el trabajo de los sueños para el soñador.
Los sueños, señor mío, no hacen nada por el soñador, porque no podemos dividir de ninguna manera imaginable soñador y sueños: son la misma cosa. Escotomizarlos nos obliga a partir de un punto de vista del tipo “soy yo, y soy visitado por entidades externas que llamo sueños”. Este punto de vista no es el que yo adopto como punto de partida. Por la simple razón de que queremos hablar de psicoterapia, lo que requiere un sujeto y no admite un sujeto y una nube de entidades queriendo comunicarle sus asuntos. En psicoterapia, yo actúo en mi vida vigil y en mis sueños yo hago mis sueños.
...pero en este Blog recogeré a menudo opiniones y testimonios de quienes no piensan así, sino que efectivamente consideran que allí afuera hay entidades a las que, durmiendo, abro ciertas puertas mías por las que entran los sueños. Ejemplo eximio: Homero


Los verdaderos sueños son por naturaleza desconcertantes y están llenos de mensajes difíciles de interpretar; de ninguna manera todo (lo que aparece en ellos) sucederá realmente a los mortales. Pues hay dos puertas para los sueños insubstanciales; una construida de cuerno y otra de marfil. Es peligroso creer en los (sueños) que vienen a través (de la puerta) de marfil serrado, pues traen mensajes que no se harán realidad; pero (los sueños) que vienen a través de (las puertas de) cuerno pulimentado tienen poder de realidad, cualquiera que sea el mortal que los contempla. ODISEA, XIX. 560-567. Cox Miler, pg. 30.

Citaré, decía, autores, ideas, textos de este jaez, porque, sépalo bien,
no pienso ceñirme tan solo al apartado Sueños Y… Psicoterapia.
Y para que se refuncie bien refunciau, ahí le va una rima de Bécquer, que nos informa de paso acerca de cómo andaba la consideración de lo soñado en aquellos tiempos del Romanticismo.:


¿Será verdad que cuando toca el sueño
con sus dedos de rosa nuestros ojos,
de la cárcel que habita huye el espíritu
en vuelo presuroso?

¿Será verdad que huésped de las nieblas,
de la brisa nocturna al tenue soplo,
alado sube a la región vacía
a encontrarse con otros?

¿Y allí desnudo de la humana forma,
allí los lazos terrenales rotos,
breves horas habita de la idea
el mundo silencioso?

¿Y ríe y llora y aborrece y ama
y guarda un rastro de dolor y el gozo,
semejante al que deja cuando cruza
el cielo un meteoro?

Yo no sé si ese mundo de visiones
Vive fuera o va dentro de nosotros:
Pero sé que conozco a muchas gentes
A quienes no conozco.

Y ahora mismo cierro el blog y me voy a las cosas de la vida. Quédese usted con Dios. Y Vuelva mañana. Si le da la gana. Y seguiré exponiendo mi cosa.

viernes, noviembre 17, 2006

SOÑANDO POR OFICIO

DEL OUTRO LADO DAS MONTAÑAS

Alguen dixo que había cidades para soñar
Del outro lado das montañas
No dijo si estaban suspendidas en el aire, sumergidas en las lagunas
O perdidas en el corazón del bosque.

Los que allá fueron nada encontraron,
Ni altas torres ni jardines
Ni mujeres hilando en el atrio,
Nin un rapaz aprendendo a tocar a gaita.

Sólo yo traje algo para seguir soñando
Algo visto y no visto en la niebla de la mañana,
Algo que era una flor o un mirlo de oro
O un pe descalzo de muller,

Un sueño de otro que se ponía a dormir en mí,
Echado en mis ojos,
Pidiéndome que lo soñase más allá de las montañas,
Onde no hai cidades pra soñar.

E agora ando soñando por oficio, y no sé
Si soy yo quien sueño, o es que por mí sueñan
Campos, miradas azules, palomas que juegan con un neno
O una mano pequeña y fría que me acaricia el corazón
De Don Alvaro Cunqueiro´con un apaño.

EL SUEÑO DE RAQUEL

Soñé que, soñando, estaba para entrar en uno de los paisajes en los que suelen suceder mis sueños, unos paisajes que no creo haber visto jamás. Un lago. Y entonces, ante mis ojos, el agua desaparece y deja ver lo que había debajo: el prado de los burros, el que estaba detrás de mi casa cuando era niña.

Y eso sucedió una y otra vez. El templete, el embarcadero del río… se recogían ante mí y me dejaban ver las vías del tren de la Francoespañola, el camino… unas montañas se deshinchaban y eran un sendero. Hasta diez veces. Y en el centro de todo aquello, como el centro de un cuadrado, la casa de mi niñez.

Me sentía tranquila, y contenta de comprender. Y todo era muy nítido, muy claro. Y todo era exactamente como era entonces, con las casas de entonces.

pocos dias mas tarde, volví a soñar en uno de aquellos escenarios, y todo había vuelto a revestirse de las formas acostumbradas: el lago cubría el prado, las montañas se alzaban en el lugar del sendero...

Titulo el sueño “Todo estaba allí”.

martes, noviembre 07, 2006

La naturaleza de los sueños

El sueño del Príncipe-Elector no es, ya lo advertí, un sueño. Sí un poema, así que está concebido para despertar en nosotros-lectores una emoción.
Mutis nos muestra a alguien que vuelve a su casa por caminos bien conocidos. Por accidente, por razones que él no entiende ni entenderá, su camino es repentinamente otra cosa, un callejón que le arrima a lo desconocido. Y lo desconocido se parece a lo acostumbrado, así como los ojos de la lamia le traen a la memoria sus visitas a sus primos en Valaquia.

El deseo y la prohibición de darle satisfacción le dan el sabor al poema: ahí, a tu lado, en tu mismo camino, están las aguas de lo otro, pero no son para ti. ¿A que ahora percibes como sosas, como tristemente obligatorias aquellas cosas que son tu día a día? El personaje desarrapado, que está ahí para dar sarcasmo a lo que podría haber quedado en simple extrañeza.
Mi mundo, tu mundo, nos dice Mutis, ¿qué son en la feria de los mundos? Somos almas provincianas, tan contentos cuanto ignorantes; comprenderlo abre una lesión que irá a más hasta tu último día.

Esto de las aguas inéditas y del bañarse en ellas me hace recordar un relato recogido por Martin Buber en sus Cuentos Jasídicos (que editó Paidós en cuatro volúmenes im-pres-cin-di-bles y ni siquiera carísimos). Un judío nos cuenta en un sucedido que parece un sueño el inesperado comportamiento de cierto santo rabí: en una ocasión de recogimiento litúrgico llamó al narrador, que era su amigo y ayudante, y le pidió que le acompañara a pasear. Muy sorprendido, le acompañó. Anduvieron largo rato y dieron al cabo con cierta pequeña corriente e agua en un claro, y allí decidió el Rabí quitarse las ropas y darse un chapuzón, y dicho y hecho. Se quedó mirando boquiabierto el amigo y ayudó a su maestro a secarse y vestirse, y volvieron al pueblo y todo fue como debía ser… Pero aquellas aguas, pensándolo bien, ¡nunca las había visto antes! ¿Dónde era que estaban? Volvió al campo, rebuscó y no pudo dar con ello. Y unos días después no pudo más y se dirigió al santo: “tú sabes, jamás te pido explicación, pero esta vez…” “A ver”, le respondió el bañista, “si el Pozo de Mirian que acompañó milagrosamente a Israel en el desierto, se presenta de pronto entre nosotros, ¿Qué haces tú que no te vienes a bañar en él conmigo? “

Pero esto son poemas, eixemplos; los sueños nos tienen acostumbrados a una complejidad mucho mayor. Los surrealistas respetaban con mimo esa multiplicidad que es la base de la sensación de asombro que nos producen los sueños. Un ejemplo:

“…soy el abuelo, el padre, el hermano, el cuñado, el tío, el yerno, la nuera, el primo, el padrino y el cura del Papa actual, que es sólo un espía disfrazado, un falso hermano al servicio de los Archiduques de los Alisios. Sólo se podrá desenmascararlo mostrando al gentío la flecha del parto clavada en su hombro…”

Los sueños, me parece a mí, apenas toleran su traslación a otro medio que no sea el íntimo ámbito en el que se mueven. Los sueños en cine suelen ser apenas MacGuffins puestos ahí para que los espectadores nos descuidemos y piquemos, y así, despistados, estemos más abiertos al susto que nos van a echar encima. Los sueños, en literatura, son como copias desvaídas de profecías, de estremecimientos: a menudo son sólo recursos para legitimar la acción vigil. El idioma, o el lenguaje de los sueños no es diacrónico a la manera de nuestro día a día.
Los sueños no se dejan fotografiar; suelen salir movidos…

viernes, noviembre 03, 2006

EL SUEÑO DEL PRINCIPE-ELECTOR



De Alvaro Mutis, en su libro CARAVANSERAY


A su regreso de la Dieta de Spira, el Príncipe-Elector se detuvo a pasar la noche en una posada del camino que conducía hacia sus tierras. Allí tuvo un sueño que lo inquietó para siempre y que, con frecuencia, lo visitó hasta el último día de su vida, con ligeras alteraciones en el ambiente y en las imágenes. Tales cambios sirvieron sólo para agobiar aún más sus atónitas vigilias.

(este texto es un poema. No se trata de un sueño que yo haya escuchado a algún soñador, ni su autor nos dice que sea el relato de algún sueño del que él haya tenido noticia. Es un poema, escrito en prosa, razón por la cual lo voy a copiar fielmente, que en los poemas importan las palabras y su sucesión y su mutuas relaciones más que aquello que querría trasmitir. Vamos con ello.)

Esto soñó el Príncipe-Elector:
Avanzaba por un estrecho valle rodeado de empinadas laderas sembradas de un pasto de furioso verdor, cuyos tallos se alzaban en la inmóvil serenidad de un verano implacable. De pronto, percibió que un agua insistente bajaba desde lo más alto de las colinas. Al principio era, apenas, una humedad que se insinuaba por entre las raíces de la vegetación. Luego se convirtió en arroyos que corrían con un vocerío de acequia en creciente. En seguida fueron amplias cataratas que se precipitaban hacia el fondo del valle, amenazando ya inundar el sendero con su empuje vigoroso y sin freno. Un miedo vago, un sordo pánico comenzó a invadir al viajero. El estrépito ensordecedor bajaba desde la cima y el Príncipe-Elector se dio cuenta, de repente, que las aguas se despeñaban desde lo alto como si una ola de proporciones inauditas viniera invadiendo la tierra

(valle estrecho, laderas empinadas, furioso verdor del pasto, verano implacable... aquel príncipe, que volvía a casa por caminos conocidos, ¿qué se decía soñando? ¿qué es lo que “en la más clara de las circunstancias” puede filtrarse, correr, desbordarse, precipitarse y amenazar con inundar? ¿...el agua, la humedad, la acequia en creciente, sin freno, invadiendo la tierra desde más allá de sus propios márgenes? Y esas aguas, esas humedades, ¿serán eróticas, serán regadíos, serán tsunamis arrasadores?

El estrecho sendero por el que avanzaba su caballo mostraba apenas un arroyo por el que la bestia se abría paso sin dificultad. Pero era cuestión de segundos el que quedara, también, sepultado en un devastador tumulto sin límites.

(“sepultado tumulto sin límites”...con esas eles y esas tes me suena como suena el agua...)

Cambió de posición en el lecho, ascendió un instante a la superficie del sueño y de nuevo bajó al dominio sin fondo de los durmientes. Estaba a orillas de un gran río cuyas aguas, de un rojizo color mineral, bajaban por entre grandes piedras de pulida superficie y formas de una suave redondez creada por el trabajo de la corriente. Un calor intenso, húmedo, un extendido aroma de vegetales quemados por el sol y desconocidos frutos en descomposición, daban al sitio una atmósfera por completo extraña para el durmiente. Por trechos las aguas se detenían en remansos donde se podía ver, por entre la ferruginosa transparencia, el fondo arcilloso del río.

(en esto dieron las Grandes Aguas: en un paisaje de piedras pulidas, suaves redondeles, aguas rojizas, calores intensos, olores intensos, fondos arcillosos... un lugar que satura los sentidos y los abre a lo que vaya a venir, un lugar erótico, ¿no?

El Príncipe-Elector se desvistió y penetró en uno de los remansos. Una sensación de dicha y de fresca delicia alivió sus miembros adormecidos por el largo cabalgar y por el ardiente clima que minaba sus fuerzas. Se movía entre las aguas, nadaba contra la corriente, entregado, de lleno, al placer de esa frescura reparadora. Una presencia extraña le hizo volver la vista hacia la orilla. Allí, con el agua a la altura de las rodillas, lo observaba una mujer desnuda, cuya piel de color cobrizo se oscurecía aún más en los pliegues de las axilas y del pubis. El sexo brotaba, al final de los muslos, sin vello alguno que lo escondiera. El rostro ancho y los ojos rasgados le recordaron, vagamente, esos jinetes tártaros que viera de joven en los dominios de sus primos en Valaquia. Por entre las rendijas de los párpados, las pupilas de intensa negrura lo miraban con una vaga somnolencia vegetal y altanera. El cabello, también negro, denso y reluciente, caía sobre los hombros. Los grandes pechos mostraban unos pezones gruesos y erectos, circundados por una gran mancha parda, muy oscura. El conjunto de estos rasgos era completamente desconocido para el Príncipe-Elector. Jamás había visto un ser semejante. Nadó suavemente hacia la hembra, invitado por la sonrisa que se insinuaba en los gruesos labios de blanda movilidad selvática. Llegó hasta los muslos y los recorrió con las manos mientras un placer hasta entonces desconocido para él le invadía como una fiebre instantánea, como un delirio implacable. Comenzó a incorporarse, pegado el cuerpo de móvil y húmeda tersura, a la piel cobriza y obediente que lo iniciaba en la delicia de un deseo cuya novedad y devastadora eficacia lo transformaban en un hombre diferente, ajeno al tiempo y al sórdido negocio de la culpa.

aquí están los protagonistas

Una risa ronca se oyó a distancia. Venía de un personaje recostado en una de las piedras, como un lagarto estirándose al ardiente sol de la cañada. Lo cubrían unos harapos anónimos y de su rostro, invadido por una hirsuta barba entrecana, sólo lograban percibirse los ojos en donde se descubrían la ebriedad de todos los caminos y la experiencia de interminables navegaciones. “No, Alteza Serenísima, no es para ti la dicha de esa carne que te pareció tener ya entre tus brazos. Vuelve, señor, a tu camino y trata, si puedes, de olvidar este instante que no te estaba destinado. Este recuerdo amenaza minar la materia de tus años y no acabarás siendo sino eso: la imposible memoria de un placer nacido en regiones que te han sido vedadas”. Al príncipe-elector le molestó la confianza del hombre al dirigirse a él. Le irritaron también la certeza del vaticinio y una cierta lúcida ironía manifiesta, más que en la voz, en la posición en que se mantenía mientras hablaba; allí echado sobre la tersa roca, desganado, distante y ajeno a la presencia de un Príncipe-Elector del Sacro Imperio. La hembra había desaparecido, el río ya no tenía esa frescura reparadora que le invitaba a bañarse en sus aguas.

Y aquí el antagonista


Un sordo malestar de tedio y ceniza lo fue empujando hacia el ingrato despertar. Percibió el llamado de su destino, teñido con el fastidio y la estrechez que pesaban sobre su vida y que nunca había percibido hasta esa noche en la posada de Hilldershut, en camino hacia sus dominios.

y aquí el mensaje

y aquí el poema de Borges…

jueves, noviembre 02, 2006

¿Porqué es tan triste madrugar?

Si el sueño fuera (como dicen) una
tregua, un puro reposo de la mente,
¿porqué, si te despiertan bruscamente
sientes que te han robado una fortuna?

¿Por qué es tan triste madrugar ?. La hora
nos despoja de un don inconcebible,
tan íntimo que sólo es traducible
en un sopor que la vigilia dora

de sueños, que bien pueden ser reflejos
truncos de los tesoros de la sombra,
de un orbe intemporal que no se nombra
y que el día deforma en sus espejos.

¿Quién serás esta noche en el oscuro
sueño, del otro lado de su muro?

(J.L.Borges: (“El sueño”, de “El otro, el mismo”)

martes, octubre 31, 2006

así son los sueños, así soy yo...

Vamos en un coche mi novia y yo.
¿Adonde? El objetivo no parece ser muy importante.
Ella conduce. El camino se va complicando: ya no está asfaltado, ya es un camino de monte, ya ni es un camino.
Y ella va trazando su itinerario, de una manera que a mí me parece más y más caótica. Me voy enervando, impacientando y por fin enfadando. El rumbo que ella escoje desemboca finalmente en un cul-de-sac. Airado, tomo yo el volante...
y salgo del atolladero, y encuentro una carretera, y estamos entre la costa y un interior desértico, y sé que estábamos en Chile, en la zona de su frontera Norte,
y allá adelante se vé una población, y no sé si seguimos en Chile o si hemos
cruzado la frontera y estamos ahora en Ecuador, si la ruta correcta pasa por seguir
o por dar la media vuelta...
y detengo el coche ante una choza, lleno de temor ante el encontrarme con desconocidos... somos forasteros en tierra extraña, estamos a su merced, ¿serán agresivos? ¿se volverá el sueño una pesadilla?
Un hombre seco, mayor, nos atiende. Efectivamente, hemos cruzado la frontera (comprendo: miro al Pacífico: hacia la izquierda será hacia Chile, y nosotros estamos yendo hacia la derecha).
Le agradezco al hombre su amabilidad; sobriamente me responde que es su deber de hospitalidad. Le confieso mis temores, previos, "en fin, cualquiera hace lo que mejor le viene.." le digo. "¿Cómo?"- se extraña y se indigna ese hombre, y con él, algunos compañeros suyos que se han ido acercando- "¿eso es todo lo que se puede esperar de un hombre? No de Miguel el Editor", y comprendo que estoy ante gente de principios, que pugnan por vivir de acuerdo a principios éticos llenos de sencilla grandeza.

Y me despierto.

Mil veces, o más, he escuchado decir que "si algo me molesta ver en otra persona es porque eso mismo lo tengo yo". Y cada vez me ha parecido una mera frase, una generalización excesiva.
(por ejemplo, me molesta la ostentación, el ensañamiento con el débil, determinada forma de superioridad; y me molestan tanto o más que la flojera de carácter, la complacencia excesiva, en fin, que rasgos míos mucho más obvios).
Y en este sueño me impaciento con ella, y me digo que qué querrá decir en este caso el tópico, ..
así que decido comprobarlo por mí mismo. Vuelvo al sueño y me sitúo al volante del coche, y me doy cuenta de que así, como ella lo hace, es como yo lo hubiera hecho: exactamente así. En este sueño, ella es un ropaje mío -además de ser ella-
Lo que yo haría, ella lo está haciendo, y si me impaciento con ella no es por hacer lo que hace, sino porque no soy yo quien lo hace. Yo, si hubiese sido el conductor, hubiera defendido cada una de mis opciones con el mismo ardor con el que voy censurándole.


..así que a esto se refería esa proposición de "lo que me molesta en el otro lo tengo igualmente yo..........
... Así que, además de ser un tópico utilizado inoportunamente, contiene una semilla de autoconciencia...........

martes, septiembre 26, 2006

Trabajando los sueños: Los Sueños y los libros, 5

Un trabajo útil. Claro. Bien estructurado. Amplio. Interesante. Nada parcial.
Absolutamente recomendable. Vale la pena tenerlo entero. No deje de bajárselo y de imprimirlo.
De veras.



TRABAJANDO LOS SUEÑOS: Interpretaciones en Psicoterapia
Juan J. Ruiz SánchezJuan J. Imbernón González---Francisca Barbudo AntolínJosé E. Luján Jiménez--Manuel Pérez Cámara Úbeda, año 2001
www.psicologia-online.com/ESMUbeda/Libros/Suenos/
DE LA EDICION IMPRESA:
Portada : Joaquín Galero GallegoContraportada : "Soñando"- Inmaculada Ruiz Miñarro Edita :Depósito Legal :I. S.B.N: 84-931075-4-9

"A nuestras familias y a nuestros sueños como puentes de significados
y emociones plenas".


INDICE

Introducción
1. La interpretación psicoanalítica de Freud
2. La interpretación teleanalítica de Adler
3. La interpretación analítica de Jung
4. El trabajo gestalt de Perls y Gendlin
5. La interpretación cognitiva de Ellis y Beck
6. La construcción metafórica narrativa
7. Psicoterapias imaginativas y sueños
8. Manejo conductual de pesadillas e intervención ericksoniana
9. Modelos neurofisiológicos. Trastornos del sueño
10. Anexo : Trabajando los sueños. Cuadro sinóptico



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viernes, septiembre 22, 2006

Gregory Bateson

Bateson, G. EL TEMOR DE LOS ÁNGELES. Ediciones Gedisa, Barcelona 1989. Traducido por Alberto L. Bixio. Pag. 79

“Creo que Próspero estaba equivocado cuando dijo: “Estamos hechos de la sustancia de que están hechos los sueños”. Lo que debería haber dicho es: “Los sueños son trozos y fragmentos de la sustancia de que estamos hechos”, y lo que sea esa sustancia, Joe, es un asunto completamente diferente”.

jueves, septiembre 21, 2006

LOS LIBROS Y LOS SUEÑOS, 5


EL YOGA DE LOS SUEÑOS. Namkai norbu Rimpoché y Michel Katz.
Traducido por Sabih Alongina. Ediciones Dharma. 1997.


Mencioné tiempo antes que prestaría atención a prácticas tradicionales que, al estudio del significado de los sueños, preferían el de la atención al hecho de estar en estado dormido. Poco he hecho hasta el momento, pero este libro es, precisamente, un tratado sobre tal punto de vista.

Si este blog se pareciese a un artículo sobre primeros auxilios, este libro se parecería a un texto de cirugía cardiovascular.

Un rumor en mi cabeza me sugiere que he escuchado alguna vez que Norbu no quedó satisfecho con esta manera de exponer su enseñanza, pero no sé si es cierto, ni cuanto valor le resta al libro; para mí que es un libro exigente, serio, impresionante en su propuesta de cómo abordar un trabajo con los sueños.

Asistí a un retiro con Norbu y aquella presencia impecable y natural me ayudó, me ayudó y me ayudó; me dio tanto como quise coger. El autor viene ahora a España, en Otoño.

“… el resto depende de usted””””

¿Sueñan las ranas?

...Los duendes de la noche emergen de los mismos de los mismos sentidos del sueño como apariciones más viejas que la mente despierta, como acechadores más antiguos que las angustias. Residen en la misma psique. Son, como Lamb les ha llamado, trascripciones, tipos, cuyos arquetipos están en nosotros, y eternos. Y pregunta ¿cómo si no podría afectarnos el recital de aquello que conocemos como falso en un sentido de vigilia?...

...Muchas cosas que nos parecen sin sentido al contemplarlas a la luz de la razón tienen un encanto poderoso. La atracción y su poder no tienen relación alguna con su comprensión a través de la razón…

...Los cuentos de hadas sujetan a la mente, pero lo que sujetan se halla más allá de la consciencia.
...¿Porqué debería interesarnos la historia de una rana que se convierte en príncipe?. Ocurre lo mismo con los sueños. Una persona tiene un sueño que le afecta profundamente. Lo reconstruye y lo retiene. El impulso recontructivo puede ser tan grande que lo lleva a sus amigos, aunque sabe perfectamente bien que a ellos no les interesa lo más mínimo. Y tal sueño representa probablemente algo carente de sentido. Soñó que su casa era pasto de las llamas, o que había falsificado un cheque, o pintado el mejor cuadro del mundo. O tal vez soñó que se había convertido en una rana.


Maurice Nicoll: Psicología del sueño. Editorial Humanitas S.L.

viernes, septiembre 15, 2006

Isabel Escudero

El sueño.

“Ya te queda menos para venir conmigo”

en medio del sueño me decía,
y era mi padre maestro de escuela,
como lo fue en la vida.

De pié en la tarima, tranquilo y joven,
y yo en el pupitre, una niñita
toda ojos y oídos a sus palabras,
que de él y con él se me aprendían.

Me había ido acercando desde atrás,
en premio, cada vez que yo acertaba,
desde la última a la primera fila,
y ya casi mis manos le rozaban:

“Ya te queda menos para venir conmigo
también ahora me decía,
“Has resultado ser muy aplicada,
ya te sabes qué es eso de la vida;
y puesto que lo sabes, toma el premio,
y sube ya conmigo a la tarima”.


Isabel Escudero en “Cifra y aroma”, Ediciones Hiperion

lunes, septiembre 11, 2006

INTERMEDIO PUBLICITARIO

TALLER DE SUEÑOS

Todos soñamos. En ocasiones recordamos qué hemos soñado; a veces, sólo notamos la ausencia de esos recuerdos. Pero todos soñamos, cada noche, durante toda nuestra vida.

Sueños y psicoterapia van de la mano desde que esta disciplina nació con S.Freud. Los sueños nos tienden la mano para que exploremos aquellos parajes a los que la razón no llega; de ahí su utilidad. La Psicología contemporánea descubrió desde sus mismos inicios el valor psicoterapéutico de esa capacidad, y nunca ha dejado de investigar acerca de ello, de investigar formas distintas de obtener de los sueños un auxilio que no se encuentra fácilmente en otro lado.

La Terapia Gestalt es una de las escuelas de psicología profunda que más enamoradamente se acerca a los sueños. Su objetivo terapéutico es “volver a lograr el sentimiento de nosotros mismos”. Es en esta dirección en la que trabajaremos los sueños de quienes deseen hacerlo.


Hay un catálogo nutrido de técnicas desarrolladas por gestaltistas, pero sobre todo hay una libertad total para echar mano de lo que el momento presente aporta, teniendo siempre claro el objetivo antes señalado:
Volver a lograr el sentimiento de nosotros mismos, o dicho de otra forma: que el sujeto soñador integre en su personalidad fuerzas propias que mantiene enajenadas.

Así que tendremos a nuestra disposición las técnicas de expresión, las psicofantasías, las dramatizaciones, los análisis, las asociaciones, nuestros recuerdos, nuestras necesidades, nuestras tendencias... y nuestros sueños. Y nos tendremos los unos a los otros.

Para estos talleres es necesario tener curiosidad y espíritu aventurero, y es bueno contar con algún o algunos sueños que se deseen trabajar. Pero el no recordar los sueños será, asimismo, un excelente punto de partida.

Sabemos de donde saldremos, pero no adónde llegaremos.

Francis Elizalde

CONTENIDOS DEL CURSO

* Los sueños: ¿Qué sabemos, qué creemos, qué desconocemos?
* Diversidad de abordajes de los sueños. Historia.
* La interpretación de los sueños.
* El enfoque de la Terapia Gestalt.
* Mi relación con mis propios sueños y mi relación con mi propia vida.
* Casos prácticos. Cómo abordar los sueños propios.

jueves, septiembre 07, 2006

Eso, lo inconsciente



La propuesta “escucha eso, eso tuyo inconsciente, eso submarino” es tan radical, tan rompedora,
va tan frontalmente contra nuestras consignas aprendidas, contra nuestro miedo a lo monstruoso, a lo infernal, a lo desordenado

que se evita una y otra vez: se hunde a torpedazos, se sumerge, se camufla…

…pero es al mismo tiempo tan irrenunciable, tan insoslayable, tan in-inercambiable que no acaba de ser sustituida por otra.


En psicoterapia, salirse de ese “escucha eso tuyo que se adivina bajo tu conciencia ordinaria ( o “escucha eso ordinario tuyo con eso que adivinas debajo de tu conciencia”, que para los fines buscados es lo mismo), es abandonar la psicoterapia, suplirla con moralina, con conductualismo, con domesticación.

Terapia Gestalt lo enarbola al frente y se reconoce por enarbolarlo, y eso que no cita siquiera eso inconsciente, que lo deja en Presente Creativo, en Punto Cero, en Visión Dionisíaca...

domingo, agosto 20, 2006






Synesiorum somniorum omnis géneris insomnia explicantes.
EL LIBRO DE LOS SUEÑOS. Interpretación sinesiana de todos los géneros de sueños. Gerolamo Cardano, 1562. Edición de la Asociación española de Neuropsiquiatría, Madrid 1999. Traducido por Marciano Villanueva Salas.



Juan José Albert me envió desde Alicante este tesorito al que difícilmente hubiera accedido por otro canal. Mil gracias, Juanjo.

El Libro de los Sueños de Girolamo (o Gerolamo) Cardano suele aparecer en los capítulos dedicados a la historia de la interpretación de los sueños como un monolito aislado en el trayecto que une la antigua Grecia con la Viena del milnovecientos. El autor defiende ardientemente la utilidad del estudio de los sueños y de los intérpretes profesionales.

Es un libro que me parece saturado de tristeza. Un hijo del autor fue condenado a muerte y ajusticiado, y su ausencia se hace presente en el texto una y otra vez
“Ay!, dice, si hubiera interpretado correctamente aquel sueño, mi hijo, tal vez… pero yo lo hice bien…Ay!”.

Artemidoro tuvo la suerte de poder dedicar su cuarto libro a su hijo, transpasándole cuanto había aprendido para que con ello se ganase la vida. Cardano, su sucesor seiscientos años después, no tuvo ese consuelo. Y quedó febril. Su estilo es torrencial. Su búsqueda lo abarca todo; pero todo, todo, todo. Paradójicamente, parece negar cualquier magia al mundo onírico; parece creer, por encima de todo, que no hay nada en lo soñado que no aparezca como representando un sentido, y un sentido unívoco. Sólo la pereza humana en superar su ignorancia hace posible el que desconozcamos todavía claves y lances en la interpretación de los sueños. Si nos lo tomáramos todos en serio, tan en serio como él, tendríamos a nuestro alcance la más perfecta representación de lo que nos espera en los futuros. Sabremos si son sueños sintomáticos de desarreglos físicos o si son desahogos de la memoria, o si vienen desde un origen celestial. Sabremos qué nos va a suceder y cómo habremos de actuar, y qué podremos esperar en cada ocasión. Y, tal vez…, mi hijo, mi pobre hijo, tal vez…, si hubiera interpretado correctamente…

Página 232, Libro II, capítulo 1, titulado “de cómo se distinguen los sueños según sus diferencias”… “no es en absoluto digno de fé cuanto ha escrito Cicerón sobre temas tales como el arte de la adivinación… Es absolutamente intolerable que Cicerón concluya su “De Divinatione” afirmando que ha disertado sobre estas materias no porque se inclinara personalmente hacia una opinión concreta, sino para dejar en suspenso los juicios y las interpretaciones. Verdaderamente, ¡qué ilustre filósofo es el que tras un tratado tan extenso no consigue otra cosa que el hacernos sentir inseguros!.Habría sido mejor engañar que sembrar dudas. ¿Qué he ganado malgastando tanto tiempo en su estudio, salvo haber perdido las certezas que antes tenía?. ¿Vale la pena fatigarse tanto para adquirir ignorancia?...” y, además, ¿me mostré yo ingrato hacia mis sueños… como Cicerón con el “sueño de Mario”? De momento lo aceptó, y lo consideró útil, pero luego, una vez vuelto del destierro, se burló de la providencia divina… he aquí porqué Cicerón no habría merecido, a causa de su ingratitud, recibir más avisos en sueños, aunque los hubiera pedido. ¡Ójala hubiera podido recibir yo, que sí los agradezco, avisos acerca de lo que habría de ocurrirle a mi hijo! A buen seguro no estaría ahora muerto”.

Este libro es, a pesar del intento de su autor de edificar una estructura sólida y racional, una suerte de chorro de surrealismo avant la pâge. Me tentará a menudo con sus enumeraciones interminables, de las que ofrezco el siguiente ejemplo (pag 56/57)

“ … conviene distinguir en el mundo partes… que son el fuego, el aire, el agua, la tierra, las fuentes, los ríos, los lagos, los arroyos, los montes, los valles, los estanques, el mar en sentido propio (porque a veces el océano equivale al agua), los manantiales y los pantanos, las ciudades, las casas, las regiones, los prados, los bosques, las selvas, los campos, los pastos, los desiertos, las covachas, las viñas, los campos de labor, las plazas, los templos, los púlpitos, las tribunas, “los rostra”, los árboles, los huertos, los arbustos, las hierbas, las hojas, las flores, las cortezas, las raíces, los frutos, las ramas, los troncos, las piedras, los metales, las gemas, los objetos metálicos, los animales domésticos y los salvajes, las serpientes, los cuadrúpedos, las aves, los peces y las partes de cada uno de los animales, los demonios, los muertos, los familiares, los hijos, los criados, los padres, los hermanos y las hermanas, los vecinos, los enemigos, la servidumbre, los parientes, tanto de sangre como los adquiridos, los reyes, los personajes públicos, los magistrados, las máquinas, el ajuar, los ornamentos, los libros, las armas, las flechas, los instrumentos de todo género, las oficinas, las tabernas, las farmacias, las posadas, los músicos, los médicos, los sacerdotes, las comadronas y todos los artesanos uno por uno; la lana, el algodón, la seda, el esparto, el lino; la carne, el pan, el vino, los cereales, las legumbres, el tártaro y el infierno, la cárcel, los santos, las estatuas, las imágenes, las torres, las columnas, las rocas, los acuarios, los pozos, las letrinas, las naves y sus componentes, las cuerdas, las ruedas, las cuádrigas, las escalas, los lazos, las tejas, los lechos, las cuevas, las vorágines, los frenos, las riendas, los lunares, los clavos, los jaeces, los cubiletes, los dados, los trompos, las trufas, los hongos, el pescado salado, las tortas y otras cosas parecidas.”

Casi podemos ver al autor debatirse entre sus dos necesidades, la de llegar a todo y la otra de atender a cada recoveco “los árboles, los huertos… las ramas, los troncos… ¿sigo con “las espigas, los hongos, los leños, o empiezo con “las piedras, los metales…? ¿meto “las cadenas, los yunques, las monedas”… o las doy por incluídas? ¿cómo es que me vienen ahora “las rocas” entre “las columnas y los acuarios” y no junto a “las piedras y las gemas”? ” Decididamente sí que incluyo Los Hongos, aunque sea entre “las trufas” y “el pescado salado”. “…los muertos, los familiares, los hijos…”

Hay disponibles, Google mediante, distintas efigies de nuestro autor (entre paréntesis: en la web aparece mucho más citado como matemático que como intérprete de sueños, véase la wikipedia). He seleccionado algunas como ilustración. ¿Qué sensaciones producen?

miércoles, agosto 16, 2006

Los sueños y los libros 3


DORMIR Y SOÑAR. Dieter E. Zimmer. Traducción de DIORKI traductores. Edit. Salvat, col. Biblioteca Científica. Barcelona 1984. (Original en Kösel-Verlag, 1984, Munich.


Un libro apasionado, este. Inesperadamente apasionado. Apareció en una colección de divulgación popular; de su autor se nos dice en la contraportada que es “redactor de temas científicos del semanario alemán Die Zeit”, que ha escrito acerca de biología, psicología, medicina y antropología en obras como “Uniere erste Natur” y “Die Vernunft der Gefülhe”.

Viene dividido en cuatro secciones; la última la tituló “El absurdo teatro de la noche” y es la que se refiere a los posibles significados de lo soñado. Y nuestro autor encuentra un sentido en desenmascarar a tanto truhán y tanto crédulo como él vé que abunda alrededor de esa indagación.

Artemidoro y Sigmund Freud (y quienes les leen confiados) son sus dos antagonistas preferidos. Por A-científicos. Por Anti-científicos. Por A-rbitrarios, por A-trevidos, por cien mil desatinos. Nuestro Dieter A-natematiza a A-mbos. Se enfada con Artemidoro, a quien coloca el sambenito de “esotérico”. Y sobre todo, con Freud.

Freud es, para él, un error, un obstáculo en cualquier intento de averiguar los significados de ese “absurdo teatro nocturno”; Su principal perversidad radicaría en haber emitido una hipótesis y haber hecho todo lo posible para que la realidad y sus hipótesis coincidieran. El caso del sueño del Hombre de los Lobos es el campo de tiro favorito de Zimmer. Expone ante sus lectores selectos fragmentos que le ayudan a destacar bien clarito lo cogido por los pelos de algunos de los pasos de la interpretación de Freud, y consigue un testimonio tardío en el que el propio soñador se desentiende de su sueño y de su psicoanálisis, afirmando que ni una cosa ni otra fueron para él ni claros ni significativos. La visión psicoanalítica le irrita, le escuece, le hace sentirse encarcelado; su respuesta me resulta, además de excesivamente vehemente, interesante por lo contundente de su toma de postura. Es como un jefe de la oposición, que hace espabilar al gobierno a base de arremeter contra todo lo que dice y hace… con indudables aciertos esporádicos, por supuesto.

Por lo demás, el libro es una mina en lo referente al Dormir: Fisiología, patología, investigaciones en curso, … toda un área que yo ignoro al 100% y acerca de la que opto por apenas hablar, toda vez que lo único de que soy capaz es de repetir como un lorito lo que voy pillando por ahí. Pero no renuncio a ello del todo; hay asuntos demasiado apetitosos, como las imágenes hipnagógicas y otros. Y curiosidades… Aquí encontré la pista del señor de la foto, que se llama Monsieur Henri Rochatain, y es ciudadano de St. Etienne, en Francia; en la instantánea se le ve en equilibrio sobre sillas. Pues bien, este señor ostenta el record mundial de mantenerse en equilibrio sobre un cable a 30 metros de altura: medio año. "Indudablemente", dice nuestro libro, " dormía sobre la cuerda, pero solamente sueños No-Rem, ya que si hubiesen sido sueños REM se habría estrellado contra el suelo".

domingo, julio 30, 2006

Los Sueños en Psicoterapia.- 1

Los sueños, en sí mismos, no sirven para nada en particular.

Precisan de quien quiere utilizarlos.

Lo primero es, pues, escucharlos

En psicoterapia, podemos encontrarnos ante dos casos: Alguien recuerda un sueño y nos lo quiere narrar. O alguien manifiesta que no recuerda sus sueños.

En este segundo caso, tal vez se pueda obtener algún beneficio de animarle a que procure recordarlos. Esta es una posible utilidad de los sueños.

En el primer caso, se abre un extenso abanico de posibilidades.
En general, aprenderemos, tanto el paciente como el terapeuta, acerca del soñador.
Y, si podemos, haremos que el estudio conjunto de su sueño suponga, para él, un avance relevante.

Pero... alguien está llamando a mi puerta; intuyo que será el paciente de las 18.40. Por esta vez, y para que sirva de precedente, voy a abrir para vosotros el Sancta Sanctorum donde se celebra la terapia. Escuchad y ved….


Paciente: B´nass tardess
Terapeuta: B´nass
P: Heme aquí.
T: ¿Qué se le ofrece?
P: Hoy vengo sin nada nuevo para contar
T: Ni puñetera falta que hace.
P: Entonces, de qué vamos a hablar hoy?
T: Eso mismo m´estaba yo preguntando.
P: Bueno, la semana ha sido como todas
T: ¿Cómo cuales de todas? Porque, déjame recordarte que desde que vienes a terapia, ninguna semana se ha parecido siquiera a cualquier otra.
P: Parecerse, parecerse, se parecen todas. Lo que no son es iguales.
T: A ver, a ver… ¿qué te parece si empezamos de nuevo? ¿Cómo estás ahora?
P: Pero, ¿ahora-ahora? ¿ahora mismo?
T: Ahora, ahora, aquí, ahora… ya sabes… ahora… ¿Cómo te encuentras, en qué estás, qué sientes, en qué te andas pues?
P: Ahora estoy bien.
T: A ver, un esfuercito para tu terapeuta… procura primero percibir y después comunicarme una percepción actual acerca de ti que no sea valorativa. No “bien”, no “mal”, no “regular”, ni tampoco “mejor”, ni “peor”, nada de eso: algo como “interesado”, “excitado”, “inquieto”, “agitado”… A ver, otra vez, ¿cómo te encuentras?
P: Pues bien, bastante bien, ya lo he dicho antes. ¿o es que tengo que sentirme mal todo el tiempo? ¿tengo que sentirme mal, ah?
T: Y, por seguir con lo que te estoy proponiendo, ¿es un “bien, bastante bien”, qué séyo, ¿impaciente?, ¿relajado?, ¿Cómo después de una comilona?
P: Es que he comido pronto.
T: ¿y?
P: Pues eso, que no puede ser de comilona
T: Bien, muy bien. ¿RECUERDAS ALGÚN SUEÑO O ASÍ?

Pause en la trascripción de la sesión.

Como puede observarse, el terapeuta (qué más dará que se trate de mí mismo) maniobra astutamente, y antes de agredir a su estimado cliente, le dirige hacia la gran pregunta clave: ¿Recuerdas algún sueño? ¿o así?

Volvamos al santasantorrum
P: ¿de esta noche o de cuando?
T: De cuando sea, de cuando sea…
P: De esta noche pasada, no recuerdo ninguno.
T: ¿algún sueño repetido? ¿algún sueño infantil? ¿algo?
P: Infantil, tampoco me acuerdo de ninguno. Yo es que de los diecinueve para atrás, me acuerdo de poco y como con niebla.
T: Algún fragmento, algún trocito, ¿algo?
P: Y eso, ¿pa qué?
T: ¿El qué?
P: Lo de los sueños.
T: Te pone nervioso el tema?
P: No, pero como vine por lo de la pareja, que estoy tan mal con lo de la separación, no veo claro lo de acordarme de los sueños…
T: Ya sabes, que lo que yo te propongo es que revisemos qué hiciste tú, inadvertidamente, para que las cosas os fueran así, para que no las vayas a repetir en tu vida actual ni en el futuro
P: Pero es que, como ya conté, la que se separó fue ella…
T: en fin, que sí, pero ¿recuerdas algún sueño de tu vida, toda entera, sí o no?
P: Recordar, así como recordar, con detalles y tal, no, no recuerdo, pero me acuerdo algo de un perro. Lo que pasa es que…
T: ¿,,,qué?
P: Que no sé si era sueño mío o que me lo contaron…

Pause en la transcripción de la sesión.

El sujeto parece desbordado, sin que quede claro qué es lo que le desborda. El terapeuta, necesitado de agarrarse a una tabla ardiente de salvación, sopesa, en discreto silencio, el proponer a su paciente que comience a prestar atención a su soñar. ¿Qué busca? El dice que incrementar el campo del darse cuenta del despistado a quien tiene delante; el público en general tiene la impresión de que busca aliviarse la faena echando balones fuera. El paciente comienza a impacientarse…

T… ¿te parece?
P: francamente, no, no me parece.
T: ¿Qué es eso que no te parece?
P: Que llevo tres meses y medio durmiendo fatal y me dice que me despierte para anotar cosas de mis sueños, y no le veo la lógica
T: La lógica, mi dulce corderillo, es lo que aplicaste intensamente en tu relación con XXX, y ya ves de qué te sirvió…
P: eso me ha sonado como si me hubiese llamado Tonto
T: ¿Y? ¿Cómo te hace sentir el que te llamen tonto?
P: Me siento como si fuese tonto, fatal. XXX sabía hacerme sentir así siempre que quería.
T: Vaya, ahora sí que has conectado con algo preciso y actual. A eso me refería yo antes, algo no-cualitativo, no juzgador, no “bueno, malo”, sino algo expresado desde la emoción, desde la sensación. ¿Ves? Y además has traído al presente la cadena de sentirte mal que creasteis entre tu mujer y tú, ella como exigidora y tú como asentidor. ¿Ves? Y todo gracias a los sueños. ¡Los sueños, en terapia, son la puerta del Inconciente, la cabina de peaje de la autopista al subconsciente! ¡Los sueños funcionan así, no por la vía apolínea del justo medir, sino por la dionisíaca de la súbita liberación del instinto! ¡Que lo sepas! Anda, anda, alma de cántaro, vete a casa y reza cien avemarías: tu fé te ha salvado. Para la próxima sesión, me traerás escrito todo lo que averigües sobre tus sueños de esta semana.
P: ¿Y si no recuerdo nada? ¿Y qué hago con lo de llamar a mi cuñado? ¿Y si ella no vuelve? ¿Adonde va, terapeuta mío? ¡Vuelva! ¡Vuelva! ¿Qué me ha dicho que tengo que hacer?
Los Sueños y los Libros.- 2



LOS SUEÑOS. Norman MacKenzie. Ediciones Caralt, 1976. Traducción de Antonio González Grau. Edición original en Aldus Books, London, 1965.


“¿Qué son los sueños? No hay ninguna respuesta para tan sencilla pregunta, que se ha formulado en todo tiempo y por todos los pueblos…”

Así comienza este apasionado libro. No sé nada acerca de su autor: da las gracias, al comienzo, a instituciones británicas y estadounidenses, y maneja especialmente fuentes de la cultura anglosajona, y eso es todo.

Cuando digo “apasionado”, me refiero a que es un libro claramente militante. Toma partido por el valor de los sueños como estímulo del deseo de conocimiento, y valida en este sentido cada intento de cada autor de alcanzar la anhelada clave. También toma partido por los sueños como herramienta para la psicoterapia: se vuelca en los trabajos de Freíd y sus sucesores con un espíritu abierto, curioso, pero sobre todo reverencial. Y, cosas de la vida, toma partido abierto y entusiasta por el LSD-25 y por la Mescalina: ve en su utilización un universo ignoto en el que se hallarán, a buen seguro, secretos y remedios que harán mejor y más fácil la vida de los humanos.

Me suministra innumerables pistas apetecibles, fruto de una indagación que me imagino larga y divertida. Voy a dar un listado de autores que cita y que marco desde ya con rotulador fosforito por retenerlos en la memoria, por si un día caen a mi alcance. Comparto este potpourri de conocidos y desconocidos para quien se quiera interesar:

El “Papiro Chester Beatty”, las Tablas de Asurbanipal, Cicerón, Artemidoro, Orígenes, Gregorio de Nisa, Francesco Colona (y su “sueño de Polifilo), Jerónimo Cardán, John Wesley, François Magendie, David Hartley, John Addington Symonds, Robert MacNish, John Abercrombie (médicos escoceses estos dos últimos), Ludwig Laistner, C.G.Seligman, L.F.Alfred Maury, Havelock Ellis, G.Trumbull Ladd, Henri Bergson, Willien Wundt, James Sully, Eduard von Hartmann, J.E. Purkinje, William Hazlitt, T. de Quincey…

Los últimos capítulos están dedicados a la psicoterapia y a los experimentos médicos con drogas, e incluyen las transcripciones de dos sesiones post-LSD. Leerlo al día de hoy me produce pena –por lo mucho que se ha perdido con la postura oficial a partir de los años 70-, y cierta extrañeza, porque une las dos herramientas principales de su credo, psicoanálisis y alucinógenos, y no siempre tengo una sensación de claridad en los resultados obtenidos; se me ocurren mejoras a considerar… Pero las transcripciones de tales sesiones son siempre extrañas: en SHIVITI, narración de la cura mediante LSD de un superviviente de Auswitch, no siempre entiendo ni lo que dice, ni lo que le sugieren, ni lo que concluye, pero es su mundo y la sinceridad del relato y la autenticidad de la cura emanan de lo dicho con fuerza incuestionable: el mundo sensible al que se entra a través de Grandes Viajes se traduce sólo aproximativamente a nuestros idiomas de costumbre.

Los sueños y los Libros.- 1



En este ir y venir al embate de los sueños volveré a menudo a unos cuantos libros: quiero irlos presentando.

1) Los sueños en la antigüedad tardía, de Patricia Cox Millar. Editado por Siruela en su Biblioteca de Ensayo, con traducción de María Tabuyo y Agustín Lopez, Madrid 2002 el texto original está fechado en 1994.


Se nos dice que la autora es profesora de religión en una Universidad “de Siracusa”. Ella nos dice que “el curso de investigación que ha dado origen a la elaboración de este libro tuvo su origen en el asombro ante la afirmación de un teólogo africano que manifestó, a finales del siglo II, que la mayor parte de la los seres humanos obtienen su conocimiento de Dios de los sueños.”; e identifica más tarde a ese teólogo como Tertuliano.

El libro está dividido en dos secciones. La segunda acoge a cinco soñadores de aquel siglo segundo de la era cristiana: Perpetua, una mujer joven, condenada a martirio en Cartago por dar testimonio de su fe cristiana , Hermás, un reciente converso buscando luz para sus dudas, Elio Arístides, un prolífico autor romano habitual de las consultas a Asclepio, Gregorio Nacianceno y Gregorio de Niza, patriarcas ambos y obispos, tardíos en dos siglos respecto de los anteriores. Se conservan testimonios escritos de todos ellos.

La primera parte nos ilustra acerca de las consideraciones que se hacían aquellos antepasados nuestros en lo que toca al universo onírico. Como es de esperar, nos sirve para ver una vez más que “nada hay nuevo bajo el sol”, que los sueños se han utilizado para adherirlos a lo teológico, a lo mágico, a lo psicológico. Que había escépticos y sarcásticos con respecto a las posibilidades de aprovechar tan particulares materiales. Había intérpretes, sanadores, exegetas, suplicantes… Como dice Xavier Krahe,

“en las antípodas, todo es idéntico:
idéntico a lo autóctono”.

Me regalé este libro en cuanto cayó a mi alcance, y lo devoré en una primera lectura… parcial. Esperaba de él cosas concretas: esperaba que me abriese las puertas de una parcela para mí desconocida; suave erudición, capacidad de sugerir, magisterio. Todo eso me lo dio. Sin embargo, una segunda lectura se me hizo más dura que la primera, y esa sensación basculante entre la fascinación y el plomazo sigue dándoseme hoy; nunca sé, cuando lo frecuento, si me va a enganchar o si se me va a caer de las manos. Lo cierto es que sus objetivos no son los míos, así que sus seguros éxitos académicos me tocan más bien de refilón, mientras que los atisbos que me despiertan más excitación los deja a menudo de lado, sin interesarse por seguir esas pistas.
Pero es una estupenda fuente a la hora de buscar referencias; véase un ejemplo: Nos dice que Aquiles Tacio pensaba que…

…”es un recurso favorito de los poderes superiores cuchichear por la noche lo que reserva el futuro, no a fin de que podamos inventar una defensa para prevenirlo (pues nadie puede situarse por encima del destino), sino para que podamos llevarlo con más ligereza cuando llegue. El rápido descenso de acontecimientos imprevistos, que llegan a nosotros todos al mismo tiempo y de manera repentina, sobresalta el alma y la abruma; pero cuando se espera el desastre, esa misma anticipación mediante pequeños incrementos de inquietud, suaviza el borde afilado del sufrimiento.”

Y eso sin que yo sepa nada acerca de Aquiles Tacio... Igualmente pone a mi alcance a Homero, a Aristóteles, a Artemidoro, a Silesio, a Macrobio… y a tradiciones rabínicas de exégesis de textos bíblicos. Por todo lo cual le estoy muy agradecido al libro, a su autora, a sus traductores y a su editor.

Lichtenberg

Sueños y Realidad.- 2


"Hallándome de viaje, comía en una posada, o más exactamente en una barraca al borde del camino, donde jugaban a los dados. Frente a mí estaba sentado un joven de buen aspecto, que parecía un poco atolondrado y que, sin preocuparse de la gente, comía su potaje; sin embargo lanzaba al aire una cucharada cada dos o tres, la recibía de nuevo en la cuchara y la tragaba tranquilamente.
Lo que constituía para mí la singularidad de aquel sueño, era que yo hacía mi observación habitual: que tales cosas no pueden inventarse, que hay que verlas (quiero decir que jamás un novelista hubiese tenido una idea parecida); y sin embargo yo acababa de inventar eso aquel mismo instante.
En la mesa donde se jugaba a los dados había una gran mujer delgada que hacía punto. Yo le pregunté qué podía ganar. Ella dijo: ¡nada!, y cuando le pregunté si podía perder algo, dijo: ¡no! – Este juego me parecía muy importante".
(febrero 1799). Pg. 52. Lichtenberg, en ANDRE BRETON Antología del humor negro


Esta traducción de un sueño de Lichtenberg aparece en la edición de Anagrama de la imprescindible Antología del Humor Negro, obra de André Breton de los Herreros. Ediciones Valdemar publicó en el año 2000 una selección de aforismos de este autor germano (1742-1799). Incluido entre lo publicado, este sueño mantiene su sabor paradójico en la traducción de J.R. Hernandez Arias, y resalta topográficamente un detalle que no es señalado en la otra edición:
“Lo que me parece especialmente extraño en el sueño es que realicé mi observación habitual de que estas cosas no se pueden inventar, de que se han tenido que ver (a ningún novelista se le hubiera ocurrido) y, sin embargo, lo inventé en el instante.”

Parece como si el sueño recibiese ayuda de los mismos mecanismos que nos ayudan a aceptar como real el inverosímil, vertiginoso devenir cotidiano. Se nos presentan a los sentidos tal cantidad de prodigios sucesivos… y los aceptamos, los integramos, les damos Label de Producto Propio, Appelation Controllée. Verano 2006: en la otra punta del Mediterráneo autonombrados Judíos y Hezbollistas se masacran; tras el primer impacto, “No pienses”, me digo, y lo acepto.

Muchas gentes dicen “es horrible, cómo me acostumbro, cómo nos acostumbramos, cómo anestesiamos nuestra sensibilidad tras quince o veinte muertos, tras unas cuantas tragedias”. Comparto su horror y me pregunto al mismo tiempo por el cómo, cómo es que logramos hacerlo, mediante qué nos sustraemos a impactos excesivos, mediante qué aceptamos sucesivamente la existencia de átomos, de virus, de quarks, de galaxias, de tsunamis…
Si miro a los sueños, veo, como lo hizo Lichtenberg, como tantos otros que conjeturo anteriores a él, mecanismos que sirven para eso: para que lo excesivo se nos haga, lo antes posible, ordinario.

(Aún advierto una segunda discrepancia entre ambas traducciones. El la versión de Breton, aparece al final la fecha Febrero 1799. La de Hernández, comienza así: “En la noche del 9 al 10 de Febrero de 99 soñé que…”. En los datos que manejo, nuestro autor falleció el 24 de Febrero de 1799, es decir, 14 días después de ese sueño, y aún menos de esta anotación suya. Dos cosas nos dicen estas fechas: La disposición de su espíritu a dos semanas de su óbito y que daba valor e importancia a un juego en el que nada se podía ganar, nada se podía perder. Parece considerar con ecuanimidad. Y me parece una valiosa metáfora sobre la misma vida humana para un momento tan especial como la víspera del tránsito).

jueves, julio 13, 2006

En la Biblia


Nabucodonosor, rey de Babilonia tuvo un sueño.


Mandó llamar a sus adivinos: “' interpretadme el sueño que he tenido! ” “¡ A sus órdenes, Majestá!”

Interpretadme, pues el sueño

Eso vamos a hacer en cuanto nos lo cuente usted, excelentísimo"

Nabucodonosor mostró toda la furia de que era capaz: “¿¿¿¿Contaros el sueño???? ¡¡¡¡ Por supuesto que no!!!!

¿ Qué arte de sueñadores es ese vuestro? ¿qué confianza me da?
Escuchad, atentos: si ese don excelso
que decís que tenéis alcanza a la verdá,
¡sabréis cual es mi sueño, sabréis la verdá entera,
no solo la mitá, qué cosa signifique, sino que el sueño mismo!.
Quiero que me contéis el sueño que he tenido
y lo que significa”.

Majestá”, respondieron,
eso que nos pedís excede nuestros límites. Para construir
nuestra respuesta necesitamos..”

“¡¡¡Basta, chusma agorera!!! ¡Buscáis, como hacéis siempre, ganar tiempo
y endilgarme al cabo un oráculo falaz de mucha sutileza
con el que tenerme contento y al que poder recurrir
mañosamente cuando lleguen los tiempos, y “Majestá”, decirme
todo sucede tal y cual os lo anunciamos: esto al derecho
y eso al inverso; esto evidente y eso simbólico, pero
si bien pensáis, ya todo predijimos
”!.

¡¡¡No es eso lo que quiero.!!! Yo os exijo certeza. Conocer el futuro y la causa
de estos tiempos presentes, y qué será de mi. Hacedlo y viviréis.
Fracasad y ¡a la hoguera!.”

Estos hechos se cuentan -si bien con otras palabras- en “David”, en la Biblia, .
Testimonian el hambre de los hombres por saber lo que no alcanzan,
Y nos cuentan como ciento ochenta años antes de Cristo (que es la fecha de redacción que se le atribuye) ya los había que se declaraban hartos de la indeterminación que alcanza la adivinación de los sueños.

Ahora bien:

¿Amenazar adivinos es un método eficaz para que la realidad se nos muestre en la forma en que nos da la gana imaginar?

¿Quejarnos, maldecir, expresar nuestro hartazgo, son maniobras que modelan el tejido de lo que existe y nos lo sirven vestido de formas deseables?

¿Tiene siquiera sentido anhelar que lo invisible nos sea revelado?

(Al final llega el protagonista, que era David, y Yaveh le chiva la respuesta; el relato se precipita por lo más previsible y gana en lo panfletario lo que pierde en el suspense...)

miércoles, junio 21, 2006

el mundo que yo no viva



El mundo que yo no viva/ lo soñé como cosa extraña,
como arca de maravilla,
¡Ay de mi vida!

Allí ¿sonará la lluvia /junto al fuego en las noches frías?
¿Tendrá Agosto en el río barcas?/ ¿Y tú la gentil sonrisa?
¿Durará en el papel que siembro/ la negra flor de la tinta?
¡Ay de mi vida!

¿Será posible que vengan/ los amigos y "que era" digan
" era un hombre, y te quiso mucho"/, y "mucho" llorando digas?
Es el mundo que no conozco/ Atlántida sumergida,
¡Ay de mi vida!.

Allí las palmeras echan/ esmeraldas. Allí las crías
del delfín esmeraldas pacen/. Allí no hay noche ni día:
cuando ordeñan a los rebaños/, de púrpura el mar se agría,
¡Ay de mi vida!.

Más limpio que agua de oro/ es el mundo que yo no viva:
no hay naves de arar espumas/ ni arado para las viñas;
el gran árbol le da su fruto/ al que el nombre del fruto diga,
¡Ay de mi vida!.



Ese mundo no es el mío: /
es el tuyo: el que en tus pupilas
hundido está desde siempre
y no lo alcanza mi vista.

¡A ese mundo quisiera entrar, /
antes que suene la hora- ¡ay! - de mi vida!.

(Amancio Prada, Chicho Sanchez Ferlosio, Maria Dolores Pradera, cantan este no-sueño de Agustín García Calvo).

lunes, junio 19, 2006

Dos creadores



FRITZ PERLS, QUIEN DESCUBRIÓ LA MANERA DE ABORDAR EL SUEÑO DEL PUENTE



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FRANZ KAFKA, QUIEN LO SOÑÓ

Un sueño de Fritz K.

( Veamos un ejemplo de sesión trabajando con una instrucción propia a la Terapia Gestalt )


-Terapeuta: Bien, ya hemos escuchado su sueño. Ahora quiero darle algunas directrices para irlo trabajando.
La primera es que hable en primera persona del singular, así: “yo soy”, “yo era”, “yo... ¿De acuerdo? Bien.
La segunda, que escoja un elemento de entre los que aparecen en su sueño. Le propongo, más concretamente, que opte por un elemento inanimado; no, por ahora, por uno de los personajes.
¿Entendido? ¿Escoje el puente? Bien: ahora, comience a contarnos el sueño “siendo usted mismo el puente”. Adelante.

-Paciente: “Yo era un puente ...”

-Terapeuta: Una cosa más: le invito a que pruebe a narrarlo en tiempo presente, “yo soy un puente...”

-“Yo soy un puente. Soy un puente, y estoy tendido sobre un barranco. Soy rígido y frío...

Con los pies a un extremo y los dedos de las manos crispados en el otro, me enraízo solidamente en el barro movedizo...

Los faldones de mi casaca flotan a los lados. Y muy por debajo de mí ruge el torrente helado...
Ningún turista se aventura desde hace tiempo por aquí; no vengo señalizado en ningún mapa.


Así que estoy tendido y espero, no puedo hacer otra cosa que esperar. A no ser que me desplome, soy un puente y solo puedo ser un puente...

Y entonces, un día, no: una tarde, de verano, oigo pasos humanos. ¡Alguien viene hacia aquí, hacia mi! Me apresto: “!Ténsate, prepárate a soportar el peso del viajero que se confía a ti! Si su paso es inseguro, tranquilízale, sin intervenir; pero si pierde el equilibrio, demuéstrale cual es tu temple, y, como un Dios de la montaña, llévale al otro lado, hasta la tierra firme!” ...Está llegando: llega, me tantea con la punta de hierro de su bastón...

La hunde en mi, en lo que es mi cabellera, y la deja allí hincada, se olvida de mi. Mira a su alrededor con mirada salvaje. De repente salta y cae sobre mí con sus dos pies; siento un violento dolor, no entiendo nada...

Me pregunto ¿Quién es este que se porta así, un niño, un sueño, un viajero, un suicida? Y quiero mirarle, así que me giro, me retuerzo para mirarle...

Y entonces siento que le tiro, que se cae, que me caigo con él, que las rocas del fondo me reciben, me golpean...en un instante soy desgarrado y traspasado por las rocas que siempre me habían contemplado tranquilamente desde abajo a través del curso de la corriente.

Terapeuta: Ahora, le invito a volver a empezar, poniendo tu atención en esas emociones que cada instante evoca en usted. A ver: “Soy...

Paciente: “Soy un puente...uno dos orillas...nadie viene...rígido y frío...tanto tiempo...


(-¿Y dice que esta sesión nunca existió?

-No. he transcrito, casi literalmente, un relato póstumo de Kafka . ¿A que parece un sueño?“

-Pues sí. Pues vaya! )

¿Quién es quien sueña?

Se encuentra en una situación que reconoce como familiar. Le rodean aquellos a quienes considera “sus conocidos”, y está llevando a cabo el tipo de actos que son su repertorio habitual, aquellas que, según su propia lógica, deberían procurarle –y casi le procuran- plenitud.
Algo le atenaza. Algo le abraza, le amenaza, y él ejecuta ciertos gestos y se da a sí mismo una sensación de poder, de control; se tranquiliza, se lo cree, se lo toma en serio.




Y vuelve al punto de siempre, al mismo punto de ayer, solo que alguien ha trastocado algo en su ausencia, porque el atajo que tan bien conocía puede esconder ahora una celada, y hay que revisar todos los pactos y poner a prueba todas las fidelidades, porque ni siquiera es viable reconocer con seguridad a los enemigos. Algo, alguien –cómo saberlo, si siempre está a sus espaldas- parece guiarle, o soplarle, o engañarle…

Entonces, se duerme y sueña.

viernes, junio 16, 2006

Mirando a Olentzero arder en Lutxana


Si soñábamos antes de atravesar ese inconcebible proceso que llamamos “humanización” o si empezamos a soñar como uno de los resultados de ese proceso, es algo a lo que nadie que yo sepa ha dado una respuesta definitiva; pero es una acuerdo común el que soñamos desde que somos humanos. Es decir, desde hace 50000 años, o desde hace 800000, que viene a ser lo mismo: una burrada de años.Así que hemos tenido tiempo para relacionarnos con los sueños.

Y, por lo que vemos al leer las trazas de nuestros escritos más antiguos, también hemos tenido interés hacia ellos.
Lo que hoy hacemos con nuestros sueños, no es valioso en tanto que avance, que adelanto en el conocimiento de qué nos dicen los sueños. Hoy, como ayer, como anteanteayer, nos acercamos al mundo onírico impulsados por la curiosidad, por la angustia, por la búsqueda de seguridad; como nos acercamos al fuego, a las piedras preciosas, al mar.


Un chamán genuino le dijo cierta vez a otro chamán mientras miraban un fuego “!No mires como borracho! ¡Aprende del abuelo!” Se lo decía porque no es raro que miremos como borrachos al fuego; y, porqué, por lo visto, se puede aprender algo de él. Si se mira de cierta forma. Pues propongo que el mismo consejo vale para mirar los sueños.

Así que hay dos formas básicas de indagar en el mundo onírico: A) Como borrachos. B) Aprendiendo del abuelo. Ambas son venerables y antiguas formas de buscar el conocimiento, y ambos han sido ejercidos por la humanidad desde sus comienzos.


*¿Existe un criterio para diferenciar ambos tipos de indagación:
= Sí. Los unos pertenecen al grupo A y los otros pertenecen al grupo B.
*¿Existe algún otro criterio, más..., como decirlo, ¡No tan claro!?
= Sí: Los que no pertenecen al grupo B, pertenecen al grupo A. Es decir, los que no incluyen la tares de “aprender”, equivalen a “mirar como borracho”. ¡Y no se admiten más preguntas! Sigamos, “Nos acercamos a los sueños al despertar, cuando entre las imágenes de nuestro alrededor nos sorprenden de pronto vetas de un material asombroso, con paisajes, escenas, palabras que nos hacen volver a nuestra atención hacia ese pasado reciente de nuestro dormir. Y resuenan emociones vivas que no alcanzamos a atribuir a las cosas que nos rodean. Y se desdibujan a medida que nos esforzamos en fijarlas en nuestra memoria, o, como en ocasiones, se abren a nuestro deseo y nos dejan ver un mundo renovado, inédito, inaudito.


* Como el mar, que decía el poeta
:“La mar, la mer,toujours recomencée”
= Como el instante presente que, decía Borges:
“... es eterno,
no esperes otro cielo ni otro infierno”.