El sueño.
“Ya te queda menos para venir conmigo”
en medio del sueño me decía,
y era mi padre maestro de escuela,
como lo fue en la vida.
De pié en la tarima, tranquilo y joven,
y yo en el pupitre, una niñita
toda ojos y oídos a sus palabras,
que de él y con él se me aprendían.
Me había ido acercando desde atrás,
en premio, cada vez que yo acertaba,
desde la última a la primera fila,
y ya casi mis manos le rozaban:
“Ya te queda menos para venir conmigo”
también ahora me decía,
“Has resultado ser muy aplicada,
ya te sabes qué es eso de la vida;
y puesto que lo sabes, toma el premio,
y sube ya conmigo a la tarima”.
Isabel Escudero en “Cifra y aroma”, Ediciones Hiperion
“Ya te queda menos para venir conmigo”
en medio del sueño me decía,
y era mi padre maestro de escuela,
como lo fue en la vida.
De pié en la tarima, tranquilo y joven,
y yo en el pupitre, una niñita
toda ojos y oídos a sus palabras,
que de él y con él se me aprendían.
Me había ido acercando desde atrás,
en premio, cada vez que yo acertaba,
desde la última a la primera fila,
y ya casi mis manos le rozaban:
“Ya te queda menos para venir conmigo”
también ahora me decía,
“Has resultado ser muy aplicada,
ya te sabes qué es eso de la vida;
y puesto que lo sabes, toma el premio,
y sube ya conmigo a la tarima”.
Isabel Escudero en “Cifra y aroma”, Ediciones Hiperion