lunes, julio 27, 2009

calma e intranquilidad

Me contaron:


.. fué un sueño muy largo, del que recuerdo un tramo:

de alguna manera me encontraba en posesión de un esqueleto humano. Un esqueleto de huesos mondos, ,limpio, completo, articulado.


Me encuentro aconsejando profesionalmente a una persona. Me he llevado el esqueleto conmigo; es de noche, hace un tiempo agradable. Estoy tumbado en una pequeña duna, junto a mi consultante, en un clima de confianza.



El caso es que la presencia de aquel esqueleto me infunde un estado de calma y de claridad. Y es como si lo mismo le sucediese a quien me está consultando. A medida que me cuenta su zozobra, él mismo va cobrando conciencia de cual es el embrollo que venía buscando; y a medida que él entiende su propia ceguera, la entiendo yo. No tengo que hacer por mi parte esfuerzo ninguno. La seguridad que siento es absoluta y tranquila; no contiene preguntas ni vacilaciones; me limito a reconocer los hechos.


Mi consultante se va. Miro el esqueleto con afecto y, como jugando, lo cubro con la arena de la duna. No tengo propósito con ello: no es para ocultarlo, sino algo así como para ver cómo sería cubrirlo de arena. Me parece bien el resultado, y lo dejo allí- no es que lo abandone: es como si lo hubiese trasladado hasta un lugar bueno para él- Y me voy.


Pero, a partir de ese instante, la conciencia que tengo de que allí he dejado un esqueleto se empieza a convertir en alarma por si alguien lo descubre; por si alguien lo descubre y le da por pensar que proviene, qué sé yo, de un crimen, por ejemplo. Con lo que cada persona que aparece en mi campo de sueño despierta en mí la necesidad de responder, de dar razones, de explicar...


No era miedo, sino preocupación. Días atrás terminé un sueño empequeñeciéndome ante alguien, amansándole, ofreciéndole disculpas, y caí en la cuanta de que cuando actúo así es señal de que estoy sintiendo miedo. esto se parecía, pero no era lo mismo.


Sabía con claridad que nadie que viese aquel precioso esqueleto iba a relacionarlo con actos violentos por mi parte -estaba demasiado limpio, sano, perfecto; y además portaría su propio ADN, lo que, en el caso de que alguien quisiese estudiarlo, abriría líneas de investigación que ni de lejos podrían pasar por mí, pero... yo, con un esqueleto, ¿qué pinto?


Y así, el estado de sosiego que tenía, del sosiego de quien no tiene nada que esconder, se fué empañando por la preocupación... una preocupación cotidiana; la preocupación de aquel que está escondiendo algo...

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