En sueños te conocí,
y, del amor peregrino,
he adivinado el camino
para llegar hasta tí.
Tras de aquel sueño corrí
con el dulce y loco empeño
de ser tu esclavo y tu dueño...
Pero aún tú no me contaste
por qué camino llegaste
a penetrar en mi sueño.
(Manuel Machado).
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