"Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir, tiempo de plantar y tiempo de arrancar lo plantado:tiempo de matar y tiempo de curar, tiempo de destruir, y tiempo de edificar, tiempo de llorar, y tiempo de reir: tiempo de endechar, y tiempo de de bailar: tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tyiempo de guardar,y tiempo de desechar; yiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz. ECLESIASTÉS, III, I-8
El pueblo ha creído siempre que los sueños tienen una significación. Los documentos escritos más antiguos, grabados en piedra para ensalzar a los reyes de Babilonia, los monumentos de la mitología y de la historia hindúes, chinos, aztecas, griegos, latinos, hebreos y cristianos, igual que la gente sencilla de ahora, atestiguan que los sueños tienen un sentido y que pueden ser interpretados. Durante milenios, la explicación de los sueños fue una ciencia aparte, un culto extraño cuyos sacerdotes y sacerdotisas decidían a menudo, con sus interpretaciones, la suerte de las naciones e incluso provocaban un giro completo en la historia universal. En efecto, los adeptos de esta antigua ciencia, como el hombre sencillo de hoy tenían la firme convicción de que el sueño, a pesar de sus artificios y de sus oscuras alusiones, era descifrable para el iniciado y predecía el porvenir, y de que las potencias superiores revelaban a los mortales los acontecimientos importantes del futuro bajo forma de visiones nocturnas. El culto al sueño y la ciencia de la interpretación del mismo, han mantenido hasta hoy la creencia, muy extendida entre la gente, en una clave de los sueños, extraña reliquia de la astrología babilónica que ciertamente difiere en muchos puntos de un país a otro, pero que por lo demás se parece tanto de un continente a otro incluso, que puede ser considerada como una expresión universal del alma popular. -Ferenczi-
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"Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir, tiempo de plantar y tiempo de arrancar lo plantado:tiempo de matar y tiempo de curar, tiempo de destruir, y tiempo de edificar, tiempo de llorar, y tiempo de reir: tiempo de endechar, y tiempo de de bailar: tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tyiempo de guardar,y tiempo de desechar; yiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.
ECLESIASTÉS, III, I-8
El pueblo ha creído siempre que los sueños tienen una significación. Los documentos
escritos más antiguos, grabados en piedra para ensalzar a los reyes de Babilonia, los
monumentos de la mitología y de la historia hindúes, chinos, aztecas, griegos, latinos,
hebreos y cristianos, igual que la gente sencilla de ahora, atestiguan que los sueños
tienen un sentido y que pueden ser interpretados.
Durante milenios, la explicación de los sueños fue una ciencia aparte, un culto extraño
cuyos sacerdotes y sacerdotisas decidían a menudo, con sus interpretaciones, la suerte de las naciones e incluso provocaban un giro completo en la historia universal.
En efecto, los adeptos de esta antigua ciencia, como el
hombre sencillo de hoy tenían la firme convicción de que el sueño, a pesar de sus artificios
y de sus oscuras alusiones, era descifrable para el iniciado y predecía el porvenir, y de que
las potencias superiores revelaban a los mortales los acontecimientos importantes del
futuro bajo forma de visiones nocturnas. El culto al sueño y la ciencia de la interpretación
del mismo, han mantenido hasta hoy la creencia, muy extendida entre la gente, en una
clave de los sueños, extraña reliquia de la astrología babilónica que ciertamente difiere en
muchos puntos de un país a otro, pero que por lo demás se parece tanto de un continente a
otro incluso, que puede ser considerada como una expresión universal del alma popular.
-Ferenczi-
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