...Yo también quisiera escribirle un sueño, mejor dicho, solo una parte, la parte final:
Al final de un sueño muy largo me encontré en una tienda que suelo visitar donde se reúnen soñadores lúcidos, buscando el paradero de una amada onírica que se había escondido entre mis sueños antiguos. Con el conocimiento reunido salí de allí y visité una casa llena de mujeres, vestidas como gitanas con tres gatos de mascotas. Ellas reconocieron algo en mí, algo valioso (que desconozco) de lo cual querían apropiarse, pues decían que tenía la "marca". Aunque ellas podían darme el paradero de la mujer que buscaba, también querían hacerme daño. Yo la dije a la más joven y bella, acercándome a su oído y susurrando: dime lo que necesito o me forzaré a despertar y no podrás observarme. Su cara cambió y se puso como una fiera, entonces me forcé a despertar, porque sentí peligro. Mas uno de los gatos enganchó sus uñas a mi pie y ella, la mujer, me dijo: no dejaré que huyas. Así me forcé mucho más a despertar, y aunque con más dificultad de lo habitual, desperté.
Juan Carlos Zúñiga -bienvenido a este Blog- me envía este fragmento final de uno de sus sueños.
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