del diario íntimo de Tatana Sueñova.

... una mente dual ve la realidad a través de su código dual. Está o no está. Hambre o saciedad. Hay dioses o no hay dioses.
...una mente dual ocasiona tomas de postura duales: O con el Komitern de Chamanesas de Katxhamka o contra el Komitéde Chamanesas de Katxhamka. O el Hijo del Cielo resucitó o el Hijo del Cielo no resucitó. "Extra Ecclesiam nulla salus", no hay Conocimiento fuera de las reglas que yo apoyo, que dicen las Iglesias religiosas...

...fácilmente me burlo de los extremos duales que los otros exhiben grotescamente. Cuando por fin advierto en mí idénticos excesos, por lo general, me asombro, me admiro, me maravillo y me pasmo... y, convencida de que con haberlos entrevisto ya los he desactivado para siempre, doy tres pasos, tuerzo la esquina y sigo adelante, inmersa de nuevo en mi Altamente Singular Mundo Real.

"Hay otros mundos... y ... están en este", como decía el Profe, modificando aquel "pero están en este" que dijo Paul Eluard - "Están en este, ténganlo en cuenta.

¿Ciencia o intuición directa de lo real? Una y otra vez doy bandazos entre estos dos extremos. Salgo ahora de un periodo de militancia por la Ciencia, y me estoy avisando, antes de afiliarme al partido contrario.

La Ciencia, como ideología,  es un armatoste. La ciencia establece una barrera fácil de entender: La única manera de entender el mundo es la Física -y la matemática. Lo que no es mensurable mediante las pesas y medidas de la Física, terminará por serlo. Fuera de esa categoría no quedará nada, estrictamente hablando nada; porque  si algo pareciese quedar, eso serían en realidad restos de hipótesis descartables - el calórico y el flogisto, el éter, el atman, el politeismo, el espíritu...- categorías que, temporalmente, albergan intentos de conocer que la ciencia se encargará de acotar debidamente. "Fuera de la Ciencia, no hay verdadero Conocimiento".


El Profe nos enseñaba a salirnos del camino una y otra y otra vez. Era preciso estar alerta contra cualquier atisbo de sensación de conocer algo. "Crees que sabes", nos repetía. "Pero saber, saber, a lo sumo, solo sabes que nada sabes... y andaos con cuidado aún con eso..." "Terminaremos pontificando, pero no se confundan: no nos es dado alcanzar el justo medio... al menos a los vagos como ustedes y como yo... Hay que pronunciarse, hay que arriesgarse y tomar partido. "Nadie que, después de haber puesto la mano sobre el arado, mire atrás, es apto para el reino de Dios", decía Ucelay. Nadie que no lo haga lo es tampoco. Contradecirse, explorar, aceptar que el final puede sorprendernos a medio camino, allí de donde siempre hicimos lo posible por huir. Ojo con lo que creen; ojo con lo que no creen; ojo con creerme..."

Los Escépticos llamaron a este equilibrio en la cuerda floja "escepticismo".