Abril 1978. Sueño contado y reflexión acerca de la naturaleza del cansancio.
Después de un día poco ajetreado, en que había
dormido una larga siesta, por no saber qué hacer
me acosté más temprano que de
costumbre.
Soñé que por una pendiente empinada subía a pie a un pueblito, tal
vez europeo, en lo alto de una colina. Cuando ya no podía más de cansancio, vi
que un ómnibus se detenía a mi lado.
Con la mejor sonrisa el conductor me
preguntó si no quería que me subiera.
Acepté.
Muy pronto llegamos arriba;
demasiado pronto, porque no me había repuesto del cansancio
y apenas podía
incorporarme.
Dije al conductor: "Perdone que tome tanto tiempo".
Sonriendo afablemente me contestó: "Si tarda mucho, el que va a tener que perdonar
es usted,
porque voy a llevarlo abajo".
Me levanté y salí como pude.
Estaba demasiado cansado para continuar con el sueño, así que desperté.
¿Por qué estaba cansado?
Por el día anterior, no.
¿Por el esfuerzo
de subir a la colina de mi sueño?
Pero, ¿no dicen que en un instante soñamos
los sueños más largos?
¿Tuve ocasión y tiempo de cansarme tanto?
¿O es
cansancio mental?
Mientras debatía estas cuestiones se me cerraron los ojos.
Pasé
por una variedad de sueños y, como siempre, desperté a las ocho, descansado.
3 comentarios:
Bueno, bueno.
¿Subir a la colina del sueño lo cansó? ¿Puede un sueño tener un efecto real sobre el cuerpo-psique?
afortunado Bioy que desperto descansado...
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