Fusilo este relato de http://clio.rediris.es/articulos/egiptoinsolito.htm donde viene un interesante exposición de documentos egipcios sobre el soñar (el Papiro Chestrer Beatty III en especial).
" Conservamos un magnífico relato de pesadilla en el antiguo Egipto. Se localiza entre los episodios de la vida del héroe novelesco Setne, escritos en demótico en época de la dinastía griega de los ptolomeos (cuyo último vástago fue Cleopatra). Este Setne es la recreación literaria tardía (época grecorromana) de un personaje histórico, un hijo de Ramsés II ilustre por su afición a la magia y a la sabiduría. El episodio en cuestión es un mal sueño inducido por Thot para castigar a Setne por haberse procurado un libro secreto sobre el que pesa un fuerte tabú.
Setne soñó un día que paseando por la avenida del templo de Ptah en Menfis
encontraba a una mujer bellísima. El deseo de poseerla le inflama y sin rodeos
se dirige a ella para proponérselo a cambio de diez monedas de oro. Ella
responde:
—Soy una sacerdotisa, no una
cualquiera. Si quieres hacer conmigo lo que deseas, ven al templo de Bastet, a
mi casa donde hay todo ajuar, y harás lo que deseas conmigo sin que nadie
del mundo me encuentre. No me comporto como una plebeya en la calle.
Setne
dijo: es justo, y no dudó en ir al templo de Bastet. Encontró una casa muy
alta con un muro alrededor, que tenía un jardín al norte y un
embarcadero a la entrada. Setne preguntó: ¿De quién es esta casa?. Le
dijeron: Es la casa de Tabubu.
Setne atravesó la puerta y dirigió la vista a la casa del jardín.
Avisaron de esto a Tabubu, y ella bajó, tomó la mano de Setne y le dijo:
—¡Por la salud de la casa del profeta de
Bastet, señora de Anejtauy, a la cual has llegado! ; me será muy
agradable que subas conmigo.
Setne subió la escalera de la casa junto a Tabubu, hasta alcanzar el piso
superior de la casa, que estaba limpio y regado con agua, y su pavimento
regado era de auténtico lapislázuli y de auténtica
malaquita. Allí había muchas camas cubiertas de tela preciosa y sobre la
mesa había muchos vasos de oro. Pusieron incienso en el quemador y llevaron ungüento
del que usa el faraón. Setne pasó un día feliz con Tabubu, pero no veía
aún su aspecto. Setne dijo a Tabubu:
—Hagamos aquello por lo que hemos
venido aquí.
Ella le dijo:
—Estás próximo a satisfacer tu deseo,
pero yo soy una sacerdotisa, no una mujer cualquiera. Si quieres hacer
conmigo lo que ansías, me tienes que hacer un escrito de alimentos y una
cesión de todo cuanto poseas.
Él dijo:
—¡Que traigan un escriba de
la escuela!.
Lo trajeron inmediatamente y Setne le hizo redactar un escrito de
alimentos y una cesión de todo cuanto poseía. Avisaron a Setne:
—Tus hijos están abajo
Él dijo:
—Hacedlos subir
Entonces Tabubu se levantó y se vistió con un vestido de tela preciosa;
a través del cual Setne podía ver todos sus miembros. El deseo que sentía
se hizo mayor que antes. Setne dijo:
—Tabubu, permite que haga aquello
por lo que he venido aquí. Pero ella dijo:
—Estás próximo a satisfacer
tu deseo, pero yo soy una sacerdotisa, no una mujer cualquiera. Si quieres
hacer conmigo lo que ansías, deberás hacer que tus hijos firmen mi documento
para que no lleguen jamás a litigar con mis hijos por tus bienes. Setne
hizo subir a sus hijos y les hizo firmar el documento.
Entonces Setne
dijo:
—A ver si puedo hacer aquello por
lo que he venido aquí
Pero ella le dijo:
—Estás próximo a satisfacer tu
deseo, pero yo soy una sacerdotisa, no una mujer cualquiera: si
quieres hacer conmigo lo que ansías, deberás hacer que maten a tus
hijos, para que no lleguen jamás a litigar con mis hijos por tus bienes.
Setne dijo:
—Que les hagan la atrocidad que te
ha venido a la mente. Mataron a sus hijos delante de él y les arrojaron a la
calle desde la ventana, a los perros y a los gatos, para que comieran
sus cadáveres, y él lo oyó mientras bebía con Tabubu.
Entonces dijo Setne:
—Tabubu, hagamos aquello por lo que
hemos venido aquí; he hecho todo lo que has dicho.
Ella le dijo:
—Ven a esta habitación.
Setne fue a la habitación y se tumbó en una cama de marfil y ébano y su
deseo hallaba cumplimiento: Tabubu se acostó junto a Setne, y él alargó
el brazo para tocarla. Pero entonces ella abrió su boca hasta el suelo
con un gran grito y Setne se despertó como si estuviera dentro de un
horno.
2 comentarios:
http://www.youtube.com/watch?v=1MDlMdu2gjw
milagro en escena
kLMIDAD
ME RECORDASTE
Me recordaste la Nostalgia
y ante mis ojos
mi corazón latió
recordando aquel hermoso
Amor,
aquellos días en que la alegría
inundó mi vida.
Me recordaste la Nostalgia
noches repletas
de música, de bailes
en que me quedaba dormida
en tus brazos
mientras la luz de la luna
nos envolvía.
Me recordaste la Nostalgia
tus labios susurraron
lo que tanto ansiaba
escuchar mi Corazón
mi rostro de nuevo se iluminó
porqué llego
una Estrella Hermosa
que me brindaba
su Amor...
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