+.- Y ahora que has retomado, siquiera un poco, la iniciativa, deja de hablar de ti y habla de los Sueños. ¿Qué es para ti el mundo del soñar?
.- Hablaré. El mundo es el mundo: el mundo del soñar, es el mundo.
El universo que veo por la noche en mis sueños, me asombra, siempre. No pierdo ese asombro por el paso de los años. Ese asombro me lleva a concebirlo como algo extraño, ajeno al mundo cotidiano.
El mundo cotidiano: ese es el sujeto de mi estudio.
Tengo para mí que cuando despertamos de los sueños dormidos, despertamos a otros sueños, constituidos de la misma materia, promovidos por la misma maquinaria... solo que estos sueños tienen la particularidad de no ser percibidos con extrañeza, sino con total identificación del soñador con lo soñado.
En estos sueños del universo vigil, sostenemos por largos periodos temporales argumentos específicos. Ejemplos no faltan. Vemos a determinado grupo de personas y asociamos una reacción de desconfianza y enfado; y años después los seguimos viendo como enemigos, y a veces planeamos su destrucción y aún entablamos combates contra ellos, combates que duran meses o siglos. Digo “nosotros, queriendo decir “yo”, claro... Yo deseo tal cosa, o tal idea incluso, y rechazo tales otras, fortificando mis posiciones: a eso, a ese pertinaz entrenamiento de actirudes de miedo, de recelo, de codicia, de abyección, lo llamo Voluntad.
Francisco de Goya y Lucientes se refería a esto precisamente cuando, en medio de los horrores de su tiempo, y tras haber pintado groseras pesadillas, dijo aquello de que “¡¡el sueño - DE LA RAZÓN- produce monstruos!!”
Después, nos creemos que nuestro sueño vigil específico ha de ser el que prevalezca. Pero, claro q eso solo sucede en contadas ocasiones, porque nuestros prójimos tienen sus propios sueños personales y hacen esfuerzos porque sean esos suyos los que se cumplan. Ante esta incertidumbre, fruto de esta incertidumbre, el humano, inquieto, aspira a conocer antes de tiempo qué le sucederá en el futuro; y así empieza con actividades mánticas. Consulta los signos en lo que ocurre a su alrededor, buscando signos premonitorios: los meteoros, el vuelo de los pájaros, los ruidos, y muy especialmente los sueños. Imagina, llega a creer que puede leer su futuro en los sueños. Su futuro: en la salud, en la seguridad, en el azar, en el sexo... ¿”entrarán esta noche los bárbaros en nuestro poblado?” “¿Cómo haré para librarme de esta dolencia?”. ¿Me será fiel?”
En los sueños dormidos, para mí, el mundo es lisa y llanamente el mundo; en los vigiles, el mundo es un poco menos el mundo y un poco más el soñador. A los primeros, los miramos porque sí, porque nos asustamos y nos excitamos con lo que vemos. A los segundos, me parece a mí que hacemos todo lo posible -que es muchísimo- para no mirarlos como sueños jamás, sino como la Realidad, la Unica Realidad.
Comulgo con los surrealistas, que procuraron disolver esa barrera inexistente entre ambos mundos, trayendo y llevando sus miradas de niños; y con el enfoque de la Terapia Gestalt, que se fuerza, que se obliga, por si tuviese la tentación de olvidarlo, a considerar los sueños antes como experiencias que como mensajes cifrados de ningún estilo. Y con los Senoi, esa tribu que, sin comerlo ni beberlo, nos recordó a todos que con los sueños hay que hacer lo que nos venga bien, lo que nos convenga.
+.- sigue hablando
.- Se han cometido verdaderas exageraciones a base de forzar el supuesto mensaje de algunos sueños, y también se han originado vías hermosas y de enorme utilidad: todo ha dependido, siempre, siempre, de quien lo haya soñado. El hombre es un peligroso zombi, un ciego con una pistola, un tigre hipnotizado, un esclavo borracho, el germen de todo conocimiento. Tener cuidado con nosotros y cultivar nuestro huerto para que de lo mejor, he aquí una tarea a la medida nuestra.
Nada más me importa, nada más me creo, ni me llama. De cuando en cuando leo un artículo en el que alguien me explica que está estudiando un enfoque novedoso acerca de los sueños, algo neurológico, que es la calle mayor de este momento, y sin desdén noto cómo se me termina por caer el libro de las manos. Soñamos, mejor dicho, llamamos “soñar”a algo que hacemos mientras vivimos; ya lo decía en el primer artículo del Blog, que soñamos como crecemos, segregamos, latimos, sudamos, filtramos, producimos espermatozoides -o, para el caso, óvulos-. Y nos formulamos la pregunta de ¿Para qué sirven? ¿Qué son? ¿Acaso el sistema de descanso del pensamiento? ¿Acaso un modo de ensayar nuevas conductas? ¿Recuerdos recuperados, asuntos inconclusos, deseos reprimidos? ¡Son sueños, cojones!.
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