sábado, febrero 19, 2011

confesiones... II




...Cuando hace poco te metiste de cabeza en la lectura de "El cerebro soñador" te seguí hasta que tropezaste contigo mismo. ¿Qué busca este tunante?, me iba preguntando mientras te obseraba devorar aquella información. Y me resultó fácil contestar: buscabas Certezas.
.- ¿si?

+.- Sí, certezas.
.- ......
+.- También a mí me entra a veces esa fiebre.  La de acercarme a una doctrina nueva para mí,  , y metérmela entera  dentro, echando afuera, si fuese necesario, doctrinas anteriores . Los gestaltistas mirando admirados el edificio del Psicoanálisis son un ejemplo que reconocerás sin dudar. "Ah!, si pudiese incorporar todo eso dentro de mí, y disponer así de una Certeza, de un esqueleto indiscutible, sólido, a prueba de dudas... dejaría de lado incluso mi amada Terapia Gestalt"...
.- Ya veo

+.- Pues lo mismo hiciste tú: Me parecía estar escuchando tus pensamientos: "este Hobson, que se pasó  veinte años en su sótano, midiendo potenciales eléctricos en neuronas y concentraciones de dopamina, y... eso es ciencia, señores... eso es indiscutible, ¡eso es conocimiento! Esos datos son incontrovertibles. Aunque después concluya de una manera ...viciada, que bien puedo yo discutir sus conclusiones, pero... Aquí hay algo que no se puede demoler con pensamientos. Aquí hay Dogma, hay Certeza. Me tiraré a la piscina. Y asumiré el dogma. Tendré conocimiento sólido. Sabré, no sólo más, sino mejor. Y podré incluso enseñar mejor. Ya que Hobson es capaz de hacer lo que yo no soy capaz... lo que yo, indisciplinado, caótico, fragmentario, no hago, me volveré su discípulo"
Algo así te escuchaba yo pensar. Y, antes de que me interrumpas, te quiero decir que si lo podía ver tan claramente en tí es porque más a menudo de lo que imaginas, es lo mismo que suele pasarme a mi.
.- ¿?

+.- Siendo joven la educación que recibí puso a mi alcance tantos Dogmas como quepa desear.   Casi exclusivamente: Dogmas y Certezas: de ello me tenía que examinar una y otra vez. Aprovecharon bien el tiempo muchas condiscípulas mías y se aprendieron aquellas materias estupendamente; yo hice lo necesario para olvidarlas apenas el examen quedaba atrás. Y cuanta más edad tenía, más me oponía a interiorizar aquellas afirmaciones, aquellos modos de ver y entender; y así llegué a ser una rebelde. Y, claro, ser rebelde tiene sus propias exigencias... como renegar de los dogmas de una vez y para siempre. Y allí que renegué: de la sociología, de la teología, de la sexología, de la educación y de todas y cada una de las sucesivas escuelas cuya visita recibí.
Me quedé con una, claro. La mía solo afirmaba la incognoscibilidad para los humanos. Y la invalidez de toda prueba. "Nada hay de lo que pueda predicarse que es; ni que no es; ni que es y no es al mismo tiempo; ni que ni es ni no es".
.- Escepticismo siberiano, por lo que veo

+.- Allí lo llamamos Ñhcfuºqyfh67fwqyttr , pero sí, eso viene a ser.

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