domingo, febrero 20, 2011

confesiones IV

¿sabes? En ocasiones hay un silencio en mi interior que no acierto a nombrar.
Podría ser un silencio de anticipación, como si hasta la repiración se detuviera para mejor oir.
O podría ser un silencio de culminación, cuando de lo dicho se han apagado ya hasta los ecos.
Entonces me sucede que nada de lo que digo ni pienso parece significar nada.
Y otras veces, es como si cada palabra que leo o escucho me expresase a la perfección.
Solo que no sé qué expresan “y déjame muriendo / un no-sé-qué que quedan balbuciendo”

Ya me siento mejor. Levantémonos. ¿En qué andas tu, rapaz? ¿Qué era aquella ola que vimos días atrás?

.- Era una ola que ví en un sueño... no esa del dibujo, que es una variante de la de Hokusai. Era casi como un geiser: la veía alta y ella crecía más; y la volvía a mirar y más que se elevaba. Y eso que el mar estaba tranquilo... Era un espectáculo espléndido, era un hito en olas altas, un fenómeno de choque entra la ola que llegaba y la que se retiraba, como cuando jugando atrapamos agua entre las dos palmas abiertas de las manos y nos salpica la cara. Un primor..
+.- y, ¿qué era ese cuento del japonés y la Kannon?

.- Viene en una colección de cuentos japoneses que publicó Alianza Editorial. Me gustó aquello de que tuviese que esperar 21 días a recibir la contestación... 21 días!.Yo necesito de tanto en tanto un recordatorio de ese estilo, porque soy impaciente y precipitado. O sea: quiero hacer el experimento de soñar de tal y cual forma: percatarme en el mismo sueño de que estoy durmiendo, pongamos por caso. Mi Método consiste en proponérmelo una noche -y cosechar poco o nada-, olvidarme la siguiente, reintentarlo a la cuarta y dejar morir el intento. El japonesito se pasa 21 noches esperando, para al final obtener lo que pidió. Necesito ese dato de los 21 días, y me gusta compartirlo en el Blog. Hace tiempo subí un sueño del año 2200 antes de cristo -conservado en tablillas de barro inscritas- y el Rey tenía que esperar una semana a recibir contestación. El japonesito dice: 21 días. Y Hobson habla de 1 mes como el plazo apropiad para lograr objetivos de esta índole. Así que lo planté allí.

+.- y, ¿cómo sigue el cuento?
.- Bah, una vez el muchacho se despierta el cuento es solo otro cuento más, y no un sueño... en fin: un moscardón se posa en su mano, y él lo atrapa y no lo suelta, y lo ata con una pajita, y un rico caprichoso se lo cambia por mandarinas, y una señora sedienta se las cambia por tela, y aparece un caballo hermoso que se muere y luego resucita, y un exilado se lo cambia por ricas tierras...

+.- ya veo, ya: nada de onírico, pura realidad cotidiana, palpable, probable..
.- Tatana, ¿no es la realidad tan loca y aún más que el soñar?




2 comentarios:

Anónimo dijo...

lorealdar

Anónimo dijo...

Estamos sentados en silencio, disfrutando del jardín
suavemente la brisa besa nuestras mejillas
nos miramos y ambos esbozamos una sonrisa,
el tiempo se detiene en ese momento
nos damos las manos y escuchamos
a nuestro Corazón latir.

Una suave música inunda el jardín
y las rosas comienzan a florecer
continuamos allí, el Silencio nos acompaña
cruzamos nuestras miradas
y la Paz inunda nuestras Almas.

Poco a poco va anocheciendo
las rosas se marchan a dormir
pero ambos continuamos en el jardín
nos dormimos con las manos entrelazadas
bajo un cielo estrellado
con una hermosa luna de plata
iluminándonos el Alma.


Un sueño, Una Ola, Una Canción.
Gracias por Tatana, y por la sensibilidad hacia tus compañeros de Trabajo.

Seguiré Soñando y construyendo.