"Después de más 20 años de trabajo experimental en fisiología, a los 46 años de edad Lola Hoffman sintió que su entusiasmo en el trabajo decaía y llegó la depresión. En esa época relata que tuvo un sueño al que le dio mucha importancia y que poco a poco iría facilitándole el darse cuenta de su vida y de sus necesidades.
En el sueño se veía en el laboratorio, abriendo el esternón de un perro con una gran tenaza; una vez que lograba abrir el tórax puede observar el rítmico latido del corazón y los pulmones que se inflan y desinflan. Inesperadamente, desde el interior del perro surgen los brazos de una mujer que se mueven con desesperación; luego, una cabeza, y ve el rostro ensangrentado de la secretaria de su marido, Margarita Engel. En su sueño ella sólo podía pensar que había matado a Margarita, a quien quería tanto y que se había convertido en una asesina. Decidió no matar nunca más a un animal.
Cuando la depresión llegó y ya nada le interesaba, su marido le propuso hacer un viaje por Europa y ella, sin mucho entusiasmo, aceptó. Mientras esperaba la salida del barco en Buenos Aires, se fijó en un libro La psicología de C.C. Jung, de Yolanda Jacoby. Evocó aquellas incomprensibles charlas a las que había asistido en Berlín y le llamó la atención la coincidencia del apellido de la autora con el suyo de soltera. Compró el libro para leerlo en la travesía. Y aquella lectura -confiesa- le dio algunas pistas de lo que le estaba sucediendo. Cree comprender que el sueño que la había impresionado era una analogía de lo que estaba haciendo con su propia vida; el asesinato de Margarita Engel era su propio asesinato. "Engel" en alemán quiere decir "ángel", ella estaba matando su ángel. Cambia sus prioridades, sale de la depresión y decide hacerse psiquiatra...
.....
Unos cinco años antes de morir, en 1983, enfermó gravemente. No reconocía a nadie, deliraba, se peleaba con todos, convivía "en otro tiempo", con sus parientes rusos.
Entonces, una noche -cuenta ella misma- se despertó con un profundo golpe en su cuerpo, a lo largo de toda la columna, se dobló en arco hacia atrás y sintió como una caricia gigante y amable la masajeaba. Se volvió a dormir. Pero volvió a experimentar un segundo golpe más fuerte que el primero. Sintió que el corazón se detenía y que volaba por encima del planeta. Luego se vio tendida en una cama y sintió una presencia a su lado de la que emana cada vez más amor. Se preguntó sobre esta presencia tan intensa, sobre si sería Dios o no (muchas veces había cuestionado la existencia de dios). Cuenta que de pronto se oyó preguntar "¿me perdonas?" y desde su propio interior sale como si fuese un collar de perlas, todos los acontecimientos más importantes de su vida como enhebrados unos a otros. Se sintió feliz y comprendió el significado de esos acontecimientos y cómo habían ido cambiando su vida. Cuando esta experiencia terminó, se levantó como si no hubiese estado enferma gravemente y se sintió "renacida".
Para recibir algo de lo que ella enseñó, aquí un buen artículo -¡y trata de sexo!
http://bitnavegante.blogspot.com/2008/10/lola-hoffmann-la-pasin-por-el.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario