miércoles, febrero 16, 2011

pedid, que se os dará... a su debido tiempo (cuentecillo japonés)

Un joven japonés, pobre, sin familia -¡ni Amo tenía el coitado!-, desanimado, al borde de la inanición, entró cierto día en los terrenos de un templo y se cobijó en la sala grande del pabellón central.

"Para vivir así, mejor dejar de vivir!" se decía afligido. Y ya estaba dispuesto a acometer  alguna forma japonesa de autoeliminación cuando se fijó en la estatua de la Kannon, la Boddisatva de la compasión.

Y a ella se dirigió -sin palabras- en estos términos: "en tus solas manos encomiendo mi vida. Si he de morir por abandono, lo acepto; pero si me quedase todavía un porción mínima de suerte por agotar, Kannon, házmelo saber a través de un sueño".  Y se tumbó, se durmió y así le encontraron en su momento los monjes.

"¿Quien eres, y qué haces aquí?", le preguntaron. Dió razón de su desvalimiento y les explicó que había decidido dejarse morir allí mismo si la Otorgadora de Piedad así lo dictaminaba. "¿Tienes dinero, tienes comida?" le preguntaron. "Ni lo uno ni lo otro", respondió.

"Vaya, se dijeron los monjes, si se nos muere de hambre aquí, adquiriremos fama de inhumanos y de poco hospitalarios. Que comparta nuestra comida al menos". Y le alimentaron, mientras él seguía allí pidiendo un sueño; y así pasaron 21 días. Veintiuno era un número fausto en aquellas creencias: la noche del 21 día, tuvo el sueño pedido.

La Kannon comenzó reprochándole su egoismo y su gandulería, y recomendándole que se buscase ocupación en vez de lloriquear; pero luego le reconoció que algo de razón tenía en sus quejas. "Te voy a contar un truco , y ¡no lo olvides! Cuando despiertes, agárrate a lo primero que te llegue a las manos ¡Y no lo sueltes fácilmente!"
Y el mozo se despertó.

1 comentario:

Anónimo dijo...

LO QUE HE SOÑADO HOY.

Bueno me he despertado a las 4.30 de la mañana, llevo unas cuantas noches que me despierto con bastante agitación a esa hora, lo que recuerdo del sueño es lo siguiente:

Una compañera de trabajo esta rodeada de cajas de madera de un marron oscuro, ordenadas por hileras y en el sueño las identifico con muertos que la tienen bastante oprimida. El resto de noche que me queda para dormir lo hago pero no completamente, aunque me da tiempo para volver a soñar con otra compañera de trabajo y mi jefe, el cual tiene bajado el pantalón viendosele un trozo de trasero, y esta chica se lo dice.

y ahí acaba todo.