viernes, diciembre 05, 2008

Un diálogo 2

+.- Prosigamos: Le entiendo, ¿sabe usted?, le entiendo.

*.- ¿pero?
+.- ...pero... pero por muy entendible que sea, si me permito hacerle esta observación,
si me permito hacérsela de nuevo es porque, mi querido usted, algo huele a charca estancada en su blog.

*.- ah, eso me interesa. ¿es cierto que se nota un tufillo a estancado?
+.- no sé decirle con certeza pero, usted, ¿no nota usted mismo un tufillo a fórmula desgastándose a base de ser reutilizada y reutilizada y reutilizada? A ver: un sueñito, un poemita, un "no se puede saber; un sueñito, un poemita, ¡hombre, una ilustración curiosa!, un...

*.- me pilla con la guardia baja: lo cierto es que tengo mis dudas. Metafísicas, claro, pero... dudas... temo estar cruzando una etapa, ¿cómo decirlo? ¿algo yerma?
+.- ........

*.- sí, como si la frescura no estuviese ahora sobre mí. Como si estuviese en riesgo de convertirme en un “corta/pega”, y de convertir esta aventura del Blog en un gesto para (¿para qué galería?), para la galería... Pero no sabía que se me notase desde fuera.
+.- ya sabe que Yo, es casi como si fuese Usted. Incluso, a veces, soy más Usted que usted mismo, si me comprende lo que quiero decir...

*.- no, en absoluto, pero tampoco me termina de importar... Lo cierto es que lo que le respondí en el artículo anterior es rigurosamente cierto: No, no me siento cobarde ante el emitir una hipótesis, sino que, según ésta me está naciendo, cierto órgano mío la reduce a polvo, y sólo me quedo tranquilo en ese “no es eso, no es eso”.
+.- Pero usted tiene sus teorías preferidas: sus filias y sus fobias, se siente más cerca de aquí que de allí...

*.- ¿En lo tocante a los sueños? Pues no, la verdad es que no. Por ejemplos: a Jung, no le entiendo lo que dice: no sé ponerme allí donde él indica que vale la pena situarse. Se me hace elitista, y demasiado dado a darse la razón en todo lo que se le pasa por el magín. A Freud, no puedo decir que le haya leído en serio, y lo que de él he leido no me ha dejado huella perdurable, y lo que me ha dejado huella, como las leyes de la asociación de los contenidos mentales, era ya viejos cuando él lo recogió. A Perls...
+.- Eso, a Perls, sí, ¿no?

*.- Con Perls, o mejor dicho, con las prácticas que él utilizaba, o mejor todavía, con la formulación que aprendí con Claudio Naranjo de aquellas prácticas, me siento cómodo, y creo que entiendo lo que dice como al 60%, que ya es mucho... Pero lo dicho por Perls, dicho quedó, y de ninguna manera hubiese dicho yo tales cosas. Había que ser Perls... para ser Perls... Y de lo demás, ni le cuento. Así que...
+.- ¿¿¿

*.- Pues eso, que no veo yo que la salida de este indefinido turrutal en el que tal vez me hallo vaya a venir por escribir “Los Cantos del Sueño: decimoenésima tentativa de llegar a lo hondo a través de signos externos, Por Francis Elizalde. ”. Y no es que desprecie tales intentos: sabe usted muy bien de mi afición, ¿qué digo?, de mi incurable adición a los autores y las obras de
tal género. ¿Qué son , si no, mi adorada “La Diosa Blanca” de Robert Graves? ¿Qué, si no, “El origen musical de los animales-símbolos en la mitología y la escultura antiguas” de Marius Schneider? ¿Qué ... en fin, qué ese mismo “Los trazos de la canción” de Bruce Chatwin que tanto juego nos está dando? Pero, oiga, quiero pedirle algo.
+.- ¿mande?

*.- Le pido que me conceda por un ratito la iniciativa de este diálogo, porque quiero hacerle ver lo que quiero decir precisamente con el libro de Chatwin. ¿Cómo lo ve?
+.- Pues vea: tanta cortesía de su parte me parece vomitiva. O superflua. O, san Tiburcio no lo quiera, indicio de prematura senilidad. ¿Por qué no toma la p... palabra de una p... vez a su p... aire en vez de andarme tocando los p... cojones?

*.- pues puede que sí, que sea una cortesía excesiva, o una...
+.- ¡QUE DIGA LO QUE TENGA QUE DECIR DE UNA PUTA V...!

*.- Glup!. Pues que este libro, una vez que uno se adentra en él, es uno de esos textos autoempotrados. Chatwin va a Australia a completar sus viajes con los nómadas de este mundo. Chatwin se enamoró en Sudán del nomadeo; a Sudán le llevó una ceguera histérica que contrajo siendo jovencísimo experto de arte en la casa Christie´s de Londres. Curó de su mal y descubrió a la Gente Que no se Detiene, y ya no se detuvo. Así que llegó a Australia, con una pila de cuadernos Moleskine llenos de apuntes tomados entre pigmeos y patagones diversos. Y escribió este texto, en el que habla, como ya dije, de Strehlow y su intento de explicar el mundo a través de... los caminos y los caminantes aborígenes. ¿Vamos bien?
+.- ¡usté, siga!

*.- Chatwin hace en el libro lo que en el libro cuenta que hacen los aborígenes: da cuenta del nombre, de la historia, de los antepasados y de los itinerarios vitales de todos aquellos que encuentra en su caminar; crea, por así decirlo, sus propios “trazos de la canción”.
+.- ¿qué son los “trazos de la canción”?

*.- relatos cantados que se ajustan al terreno que se va recorriendo y a los avatares del caminar y que se memorizan en tanto que mitos y en tanto que precisos mapas topográficos que permiten a los cantantes orientarse a través de cientos de kilómetros de desierto uniforme.
+.-¡toma!

*.- Chatwin habla pues de “los trazos de la canción” utilizando la gramática propia a “los trazos de la canción”. Y persigue entender lo humano, y nos habla de un autor que hizo lo mismo y que, como él, se quedó en puro intento; valiente, pero intento.
Pero hay más: a medio libro, Chatwin abre sus cuadernillos y nos muestra... su Blog. Es decir, sus sucesivas y aparentemente inconexas notas que buscan delimitar un terreno en el que mirar para entender lo humano.

+.- ¿Seguro? ¿no serán cosas suyas?

*.- ¡Pues claro que serán cosas mías! ¡No te fá! ¡Pero eso no les resta valor ninguno!. ¡Me baso en hechos, miriápodo antediluviano! Lea, lea: en un capítulo anterior, se dedica a hablar de su entrevista con aquel Konrad Lorenz que patentó la etología y escribió “sobre la agresión, el pretendido mal”, y poco después se nos va al Kalahari, tras las huellas de los fósiles sudafricanos, para primero presentar y luego refutar a Raymond Dart, el descubridor del Niño de Taung y sanguinario pensador evolucionista. Y tratando de orientarse en qué rasgos nos hicieron humanos, se pregunta por las formas de enfrentamiento, y sigue con las castas parias de cazadores de Mauritania, con la Ética de Espinoza, con “Las cositas de piedra” del Gilgamesh, y cita y vuelve a citar a Rimbaud, a Anatole France, a Pascal y deja marcando el camino chinchetas tan escuetas como esta:
“Djang, Camerún: En Djang hay dos hoteles: El hotel Windsor y, en la acera de enfrente, el hotel Anti-Windsor” (p.195).

¿Qué?, ¿no le suena, ... no sé cómo decirlo... a Blog????
+.- ¡Caray, y cómo recupera usted el resuello, jodío moribundo!

*.- Y para que no queden dudas, nos cuenta que intentó superponer, a ver qué pasaba la historia del Che Guevara con la de Beowulf, así como hizo Strehlow con aborígenes y escandinavos, y que le quedó de lo más aparente. Chatwin lo intenta, lo intentó... pero lo intentó a la manera del Blog.
+.- ¿Y qué si lo hizo así?

*.- pues que, el mismo libro que usted utiliza para recomendarme un cambio de actitud en mis intentos blogeros , es un ejemplo fragante, bellísimo del sistema que procuro cultivar. Y, ¡espere, espere, ya termino, de verdad, enseguida le devuelvo el mando, no abusaré, seré moderado, modesto, frugal, lo último!! Vea, vea lo que dice "su" Chatwin en este su libro dedicado a los nómadas, en la mismísima Página 211:

“Es inútil pedirle al vagabundo
consejo para la construcción de una casa.
El trabajo no se completará nunca".
Después de leer este texto del Libro de las Odas chino, comprendí hasta qué punto era absurdo intentar escribir un libro sobre los nómadas”.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

CASUALIDADES O EL TERAPUERTA

Le escribo para agradecerle el trabajo que hace en este espacio. He llegado a su blog a través de una serie de "casualidades" estupendas y como entusiasta que soy de las casualidades y de los sueños quise compartir ambos con usted
Todo empezó con una serie de sueños con mi terapeuta, y con los talleres grupales que realizo en su centro. Sueños muy variados y jugosos, llenos de imágenes y recursos que me ayudaban mucho cuando los ponía en paralelo con mi presente.
A continuación resumo alguno y dejo la sorpresa para el final, como las buenas sorpresas:
Un primer sueño se desarrolla en taller, con mucha gente, no encuentro sitio donde sentarme, lo consigo en el suelo, donde no veo nada, tengo al lago a la co-terapeuta del curso, sólo le veo las sanadalias, tiro de su pantalón y le digo: no veo nada, no veo desde aquí, y ella que me contesta, no hace falta ver nada, escuchalo, y yo que repito: pero es que no veo... y ella que me grita: ecúchalo, escúchalo.. (una voz se oye de fondo, como un murmullo, como un mantra, pero no se que dice...)
En otro sueño se inunda la sala en que se celebra un taller mientras mi terapeuta sonríe acariciando un gatito en sus brazos, tranquilo, impasible...
No es la primera vez que sueño con mi terapeuta, incluso creo que una vez me pasó algo extraño: él me comentó en una sesión: ...cómo hablamos el otro día.... y yo creo que eso lo habíamos hablado en un sueño, y no en una encuentro real!... en fin...
Empiezo a endulzar mi curiosidad, a buscarle magia, símbolo... cosa que me encanta. He leído a Jodorowsky y su teorías sobre lo onírico... Así que me digo, el Maestro se me está "apareciendo" en sueños... estaré atenta al mensaje que quiera (que quiero) darme...
Y aquí debo hacer una pausa y decir algo más sobre mí, para describir el siguiente sueño y el inicio de las casualidades. Bastará con que le apunte que soy una cuatro del eneagrama, a riesgo de arruinar un poco la sorpresa.
Pues bien, en el último sueño yo estaba echando una partida de cartas con mi terapeuta, en una taberna de viejos, con una jarra de vino delante... y ahora vete tú a interpretarlo, me dije. Bueno, quizá es lo lúdico, de lo que tanto hemos hablado en tantas sesiones, de jugar y permitirme cosas divertidas... y me bastó por unos días... Pero aquel momento de las  cartas me seguía sugiriendo algo más... Entonces pensé en otras cartas: en el tarot. Cogí mis 22 arcanos, los extendí en la mesa y saqué uno: el arcano 14, LA TEMPLANZA...
 Oh!!! Ahora sí, ahora sí tenía sentido: templanza, moderación, equilibrio, mismo ánimo... Qué bonito giro había dado todo, ahora si la casualidad se me mostraba hecha a medida y todo tenía "mensaje"
 Pero como todo en la vida tiene otra vuelta de tuerca, la casualidad fue más alla y rizó el rizo de la realidad...
 Empecé a buscar en internet documentación sobre los sueños y la terapia, sobre la aparición del maestro-terapeuta en los sueños, leí incluso que dicen que Gurdjief "se le aparecía  voluntariamente a sus discípulos" en sueños, y me dio un poco de yuyu, francamente. Después llegué a pensar que es "lógico" que uno sueñe con la puerta: el terapeuta es la puerta que uno se abre y el coco se le empieza a lavar a uno y no sabe uno si es uno quien se lo lava o el tipo ese del sillón de enfrente...
 En fin, que buscando buscando, llego un blog, cargadiiiiiissssssimo de información sobre los sueños, la terapia, la gestalt, gurdjieff y tantas cosas interesantes para mí, que firma un tal Francis Elizalde(usted). Después de pasar unos cuantos artículos repletos de datos digo, coño, este nombre me suena, no es este el señor coautor del libro "Tantra" que escribió mi terapeuta???
coño, no me digas, coño (con perdón).. (aquí fue cuando me levanté de la silla y dije: ves, ves... que todo encaja... jeje, si incluso tiene algunos artículos dedicados a la casualidad!!!). Porque mi terapeuta es Antonio Asín.

Antonio y María me abrieron la puerta a la Templanza: se me olvida, pero después en sueños me la recuerdo.
Y su blog sólo viene a confirmármelo... me "duermo", pero el mismo sueño me "despierta".
Gracias
Angela

Francis Elizalde dijo...

Vay, Angela, así que compartimos terapeuta!
Como más veterano te advierto: ya ves, mírame a mí: ¡ese terapeuta no cura la locura! Ahora bien, encauzarla, la encauza: treinta años después, ya ves en el Blog cómo yo encauzo la mía. Con él - y con ella- estrené estos cauces.

Que tengas suerte, tanta como yo. Y que trabajes mucho, que doy fé de que trabajar rinde y cunde. Y muchas gracias por tu comentario y por venir a abrevar a esta charca: saberme leído, me pone contento!
Francis

Anónimo dijo...

Muchas gracias por contestar a mi comentario y por la advertencia, la tendré pero que muy en cuenta... veré que puedo sacar yo de mi locura!!!
Y gracias de nuevo por la charca, por dar de beber a los sedientos como yo.
Angela