El sueño es una presencia permanente en las culturas originarias de América: es presagio, explicación de fenómenos misteriosos, revelación divina, es medicina, canal de mensajes y es la vida misma que continúa en otro plano. Los sueños son considerados por las comunidades indígenas como una fuente de poder espiritual, que el hombre puede utilizar para adquirir conocimientos y sabiduría. Entre los guaraníes, por ejemplo, el instante de la concepción es anunciado al padre o a la madre mediante sueños.
Los toltecas, inventaron el arte de interpretar los sueños. Los aztecas del valle de México continuaron con esta tradición y son muchísimos los ejemplos que los cronistas nos relatan acerca del tratamiento dado a los sueños.
Esta presencia de los sueños continuó a lo largo de cientos de años, manteniendo casi en forma inalterable un rol central en la vida de las comunidades indígenas. Sucede entre las culturas originarias de la selva sudamericana, en las que los sueños ocupan, además del lugar de las grandes revelaciones, el de los hechos simples y trascendentes de la vida cotidiana. Entre los grupos aborígenes del Gran Chaco, sucede algo parecido. Los Tobas explican -en una interpretación común a muchos grupos indígenas- que durante el sueño el alma se separa del cuerpo. El cansancio que a veces se experimenta al levantarse es porque el alma ha estado largo tiempo lejos del cuerpo y a veces tarda hasta un día en volver y ese es el momento en que el cuerpo recupera sus fuerzas.
Los espíritus suelen presentarse durante los sueños. En América del Norte, los Mohaves del suroeste y los Iroqueses del nordeste creen que los sueños son mensajeros del poder que emana del mundo espiritual, llegando luego a la persona. Los Menominis de la región de los Grandes Lagos vivían respetando todas las señales de los sueños y si su significado no quedaba claro, se recurría a un anciano, porque se consideraba que al estar más cerca del final de la vida, estaba más próximo al mundo de los espíritus.
Muchos ritos de pasaje entre los adolescentes indígenas estaban vinculados a los sueños: entre los Omahas existía el ritual llamado Nozihzho (dormir de pie) por el cual el adolescente permanecía en ayuno durante cuatro días. Se conectaba con su ser interior y con los mitos de origen de la comunidad. Se presentaba entonces la divinidad a través de un sueño, en el cual entregaba al iniciado un cántico que se convertía en un símbolo de la buena fortuna y que lo vincularía con los poderes del universo para el resto de sus días.
Sueños y chamanismo
El chamanismo es una institución íntimamente vinculada a los sueños. El acceso a esa jerarquía dentro de la comunidad puede darse por varios caminos: por herencia, iniciación o revelación. Por lo general, una revelación se produce a través de un sueño, en el cual algún personaje especial o una divinidad impone al elegido su nuevo destino. Entre los mapuches, la machi -mujer chamán-es consagrada por la comunidad después de ese llamado y en ese momento debe expresar las palabras sagradas que le fueron reveladas durante el sueño.
La presentación en sueños del chamán y su intervención en la vida de la persona es otro tema recurrente. Existen muchos relatos acerca de cómo ellos pueden curar a través de esta técnica. Nosotros accedimos recientemente al caso de una mujer mapuche a la que se le presentó en sueños la última machi de Neuquén a la cual la mujer nunca había visto- y le indicó la medicina para su mal.
También el tema de dormir sobre prendas u objetos es reiterativo: algunas fuentes dan cuenta de que los jugadores mapuches practicantes del pallín solían pedir a la mujer chamán profetizar el resultado de una partida. Ella dormía sobre alguno de los elementos del juego y soñaba quien resultaría vencedor. Y, los chamanes de algunas comunidades de Alaska toman del paciente enfermo una prenda de vestir y duermen sobre ella. Esto los faculta para determinar el carácter de la enfermedad.
Los sueños pueden también entregar objetos concretos. María Grebe Vicuña cita algunos testimonios de machis que relataron como obtuvieron su kultrún el tambor sagrado- "me lo dieron por peuma (sueño) del wenu-mapu (tierra de arriba). Lo ví lleno de estrellas del cielo". ( María Ester Grebe V, 199..:14)
En recientes trabajos de campo en comunidades mapuche de la provincia de Neuquén, pude recoger el testimonio de una -mujer espiritual-, respecto a como habían obtenido el rewe o poste sagrado de la comunidad, "no por decisión de nosotros, sino que ese rewe jue' dao'por un sueño...", explicó la mujer.
Sueños y cosmovisión originaria
Carlos Martínez Sarasola Fotos: Gentileza Bco. De Imágenes Fundación Desde América
No hay comentarios:
Publicar un comentario