Como han visto en el trabajo al que hemos asistido, cualquier parte de un sueño... todas las partes de un sueño.. es/son uno mismo, una proyección de uno mismo. Si aparecen elementos incompatibles, contradictorios, y se los hace entablar una lucha mutua, se vuelve al eterno juego de los conflictos interiores. En todos estos encuentros se descubre que ambos bandos, al principio, son hostiles; pero trabajando con ellos durante un lapso suficiente, se llega a comprender... y a apreciar sus diferencias; ambos tienen posibilidades que pueden ser en sí mismas útiles y valiosas.
Y como todo empobrecimiento de la personalidad tiene su origen en la renuncia de uno a partes de sí mismo –es decir, a una alienación, conseguida ya sea por represión o por proyección- el remedio es, por supuesto, la re-identificación. Alcanzamos la identificación representando las partes del sueño. Nos convertimos en esa parte hasta que comenzamos a ver en ella una porción de nosotros mismos. .. y entonces vuelve a ser nuestra. Así empezamos a crecer y a ganar en potencialidades y en madurez.
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