Naranathu Branthan tenía una rutina de vida, que era como sigue
(y así era su vida...)
se alimentaba de las limosnas. Pedía con un plato de cobre
(y así era su vida...)
y cocinaba lo recibido al anochecer, su única comida diaria.
Dormía allí donde había cenado y se levantaba mucho antes del alba.
Iba a una montaña y empujaba con gran esfuerzo hasta la cima una roca
y una vez allí la dejaba caer ladera abajo, entusiasmado y encantado,
y se decía "¡no es extraordinario que cueste tanto acarrear la piedra
y en unos segundos baje hasta abajo ella sola!"
(y así era su vida...)
Y la volvía a empujar cuesta arriba.
Y hacía esto hasta el mediodía. Después vagabundeaba
y mendigaba la comida para el anochecer.
Y así era su vida.
Estatua de Naraathu en los lugares donde vivió.
Gracias a la cerca de espinos, se mantiene inmóvil.
Si esta desapareciese,
el buen sabio, empujando su bola de piedra,
muerto y todo se dirigiría a la cumbre del monte
para, una vez más, deleitarse con el prodigio
de lo rápido que baja la cuesta
con lo lento que la asciende...
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