viernes, enero 25, 2008

Hacemos con los sueños lo que hacemos con las cosas






Entonces, Marco Polo habló:-


"Tu tablero, sir, es una taracea de dos maderas:ébano y arce. La tesela sobre la cual se fija tu mirada luminosa fué tallada en un estrato del tronco que creció un año de sequía: ¿ves como
se disponen las fibras?Aquí protubera un nudo apenas insinuado: una yema que trató de despuntar un día de primavera precoz, pero la helada de la noche la obligó a desistir".


El gran Kan no se había dado cuenta hasta entonces de que el extranjero supiera expresarse con tanta fluidez en su lengua , pero no era esto lo que le pasmaba.-


"Aquí hay un poro más grande: tal vez fué el nido de una larva; no de carcoma, porque apenas nacido hubiera seguido cavando, sino de un brugo que royó las hojas y fué la causa de que se eligiera al árbol para talarlo... Este reborde lo talló el ebanista con la gubia para que se adhiriera al cuadrado vecino, más saliente..."


La cantidad de cosas que se podían leer en un pedacito de madera liso y vacío abismaba a Kublai; ya Polo le estaba hablando de los bosques de ébano, de las balsas, de troncos que descienden los ríos, de los atracaderos, de las mujeres en las ventanas...
Es de Italo Calvino, de Las ciudades invisibles, traducido por Aurora Bernárdez, publicado por Minotauro (y, supongo, Siruela).


Calvino resuena también en este enlace

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