*.- Esta vez, no es Venezuela, sino Argentina
+.- Y, ¿está Argentina tan cargada semánticamente como Venezuela?
*.- Tanto… si no más.
+.- Y, ¿tiene usted más países codificados de esa manera?
*.- Pues, en cierta medida, sí. Oiga, ¿tiene usted escenarios recurrentes en sus sueños?
+.- Sí, sí que los tengo
*.- Yo también. ¿Será una coincidencia o será una propiedad extendida a todo pichichi?
+.- Algo me dice que, lo segundo; pero a eso hay que hacerle un hueco propio. Venga, cuénteme, cuéntame de tu Argentina.
*.- En mis sueños, Argentina es… la palabra es Austral. Está muy lejos y muy al Sur, y cuanto más al Sur, más tormentas azotan los mares y sacuden los barcos que los surcan… Todo eso está ahí; y que es un país con mucho pescado (¿¿¿)
Esta vez he aterrizado en Buenos Aires, y lo primero que he hecho es echar a la ciudad una miradas. Es hermosa, es grande, ¡es enorme, ¿hasta donde se extiende?
Es familiar y extraño. Me muevo por él con cierta seguridad, con cierto criterio. Está poblado por amigos, gentes que discuten y comparten y se ayudan. Y me atienden.
Aparecen noticias sombrías: hay barricadas, hay escasez, hay gente buscándose la vida como puede. Pero lo cierto es que todo eso es parte, es fondo, pero deja lugar al orden y la tranquilidad. No es que no vaya conmigo; es que me evita. Y la gente, con su manera de hacer, va sosegándome, dando la razón a la seguridad con la que llegué aquí. Argentina está lejos, y es oscura y brumosa, pero las cartas llegan a su destino y de allí se vuelve vivo y bien. Ir fue un acierto.
+.- Otras formas de peligro que las contenidas en “Venezuela”.
* Y otras formas de relación. En Venezuela, sólo yo sabía la verdad y a mí me correspondía llevar el fardo de proteger sólo, de todo, a los demás. En Argentina, yo voy por libre. Unos –tres- perros negros, lanudos, amedrentadores, se arremolinan en torno a mí en un pequeño espacio, y casi cedo al miedo, pero no, cedo al poder: les muestro que yo soy quien manda. Y en cuanto a mis amigos, se defienden solos a la perfección, y me quieren, me tranquilizan, me acompañan y me dan ejemplo.
Los sueños están separados por pocos días, pero por muchas verstas de distancia en lo experiencial; reflejan un cambio. Dan cuenta de.
+.- …del viaje contenido en un poema de solo dos palabras : tal es el poder -uno de los poderes- que manifestamos cuando soñamos...
+.- Y, ¿está Argentina tan cargada semánticamente como Venezuela?
*.- Tanto… si no más.
+.- Y, ¿tiene usted más países codificados de esa manera?
*.- Pues, en cierta medida, sí. Oiga, ¿tiene usted escenarios recurrentes en sus sueños?
+.- Sí, sí que los tengo
*.- Yo también. ¿Será una coincidencia o será una propiedad extendida a todo pichichi?
+.- Algo me dice que, lo segundo; pero a eso hay que hacerle un hueco propio. Venga, cuénteme, cuéntame de tu Argentina.
*.- En mis sueños, Argentina es… la palabra es Austral. Está muy lejos y muy al Sur, y cuanto más al Sur, más tormentas azotan los mares y sacuden los barcos que los surcan… Todo eso está ahí; y que es un país con mucho pescado (¿¿¿)
Esta vez he aterrizado en Buenos Aires, y lo primero que he hecho es echar a la ciudad una miradas. Es hermosa, es grande, ¡es enorme, ¿hasta donde se extiende?
Es familiar y extraño. Me muevo por él con cierta seguridad, con cierto criterio. Está poblado por amigos, gentes que discuten y comparten y se ayudan. Y me atienden.
Aparecen noticias sombrías: hay barricadas, hay escasez, hay gente buscándose la vida como puede. Pero lo cierto es que todo eso es parte, es fondo, pero deja lugar al orden y la tranquilidad. No es que no vaya conmigo; es que me evita. Y la gente, con su manera de hacer, va sosegándome, dando la razón a la seguridad con la que llegué aquí. Argentina está lejos, y es oscura y brumosa, pero las cartas llegan a su destino y de allí se vuelve vivo y bien. Ir fue un acierto.
+.- Otras formas de peligro que las contenidas en “Venezuela”.
* Y otras formas de relación. En Venezuela, sólo yo sabía la verdad y a mí me correspondía llevar el fardo de proteger sólo, de todo, a los demás. En Argentina, yo voy por libre. Unos –tres- perros negros, lanudos, amedrentadores, se arremolinan en torno a mí en un pequeño espacio, y casi cedo al miedo, pero no, cedo al poder: les muestro que yo soy quien manda. Y en cuanto a mis amigos, se defienden solos a la perfección, y me quieren, me tranquilizan, me acompañan y me dan ejemplo.
Los sueños están separados por pocos días, pero por muchas verstas de distancia en lo experiencial; reflejan un cambio. Dan cuenta de.
+.- …del viaje contenido en un poema de solo dos palabras : tal es el poder -uno de los poderes- que manifestamos cuando soñamos...
“Venezuela,
Argentina”.
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