+- Venezuela
*- ¿y?
+- ¿Qué me podría usted decir de Venezuela?
*- ...pues no mucho, que tiene petróleo, hugo chavez, bellezas naturales...
+- ¿Podrías hacer un poema con la palabra Venezuela?
*- "En Venezuela, una abuela
llegó a tener veinte nietos
y en Molinos de Arganzuela..."
+- Poema, poema; no ripio. Un poema con la palabra Venezuela. Porque eso es lo que hizo la otra noche mi fábrica de ensoñaciones. Lo contaré a lo breve.
estamos de vacaciones. ¿Donde? El horizonte está dibujado de serranías boscosas. Hay nubes sobre un cielo inédito. Las gentes pasan delante de nosotros, pero son tan recientes que nuestra memoria todavía no las registra: son fragmentos de paisaje, y las hay de estilos muy distintos: blancos oscuros, morenos peludos, achinados, aindiados, arrieros, albañiles, acaudalados de provincias, abuelos en sandalias...Se diría que todos se mezclan aquí con todos, sin límites de casta... Todo está bien, y al mismo tiempo todo rezuma improvisación. Los hoteles son dignos, pero encubren estructuras deficientes; las gentes, amables, pero hay peligros en cada momento. De entre los míos, solo yo sé reconocer aquello como Venezuela, y lo hago reconociendo trocitos de canciones, de esas poquísimas canciones venezolanas que me sé, pero esto es suficiente para hacerme pasar ante los míos como un experto en Venezuela. Soy el que más sé, y por eso he de asumir una función de guía y protector. Protejo a nuestra pequeña expedición, pero sin alharacas, sin que elos puedan notar por mis actos que existen peligros que ni advierten. Pero también velo por los propios venezolanos, gentes pobres, habitantes de ranchitos en los que las tensiones hijas de la pobreza y la endogamia están a punto siempre de explotar. Es momento de ocasión, de exploración, pero también de resguardo, de sigilo y de defensa atenta. He de saber donde está cada quien... en estas vacaciones a las que he venido para descansar y desconectar. El pais es infinito, y está lleno de tesoros qe excitan mi apetito: sus tambores, sus tepuyes, sus llanos, sus cuatros, sus gaitas maracaiberas y sus cordófonos larenses. El cielo va oscureciendo y se hace jirones entre los vuelos de los últimos buitres. ¡Vámonos de fiesta! ¡Siempre quise estar aquí, pero ¡siempre temí llegar aquí!. Blanquito, te cerca la vida, la noche tiene bombillas en los caminos embarrados pero también antorchas. Acércate, déjate llevar: los tuyos, al final del jolgorio, estarán enteros , contentos y cansados, y juntos volvereis al hotel. ¿Porqué no lo dejas ya de una vez? ¡Entra en mi casa, acepta mi caña, deja que te descubramos!. Muy muy probablemente, ni siquiera te raptemos, ni siquiera te veas enredado en una pelea a diez mil quilómetros de tu casa. La vida es segura aquí, señor; solo que se termina cuando se termina... Mire cuantos viejos hay. Quédese ahí un momentito, ya vamos a ir a buscar a sus hijos..."
Venezuela.
*- Entiendo...
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