martes, marzo 24, 2009

La Rabia (con un homenaje a Silvio Rodriguez y una denostación de Be-Nedi-cto Veintitantos


DETECTO STRESS
¡Ah, hola, usted... sea usted bien venido, bien llegado. ¿Qué me decía?


QUE LAS DOS ULTIMAS ENTRADAS ME HAN SORPRENDIDO. QUE ME HUELE A STRESS
Acepto el diagnóstico suyo, ¡qué quiere que le diga!. De vez en cuando, me enrabieto...


¿CON QUÉ SE HA ENRABIETADO USTED ESTA VEZ?
¡Con el Papa ese cuyo nombre canónico desdeño aprenderme: Ben-el-Dicto Veintitantos...


¿NADA QUE VER CON LOS SUEÑOS, PUES?
¡Siempre, con los sueños tiene que ver siempre!... Cuando el otro día escuché por la radio el dictamen que este lider religioso dió acerca del condón al llegar a la desdichada tierra africana,
¿se enteró usted? Lo de que el condón, no solo no aliviaba los problemas creados por el SIDA
¡sino que los agravaba!, imaginé los miles de tumbas de mujeres y niños que, solo con esas palabras, acababa aquel verdugo de sembrar.


¿PERDON, PERO, Y DE HOMBRES, TUMBAS DE HOMBRES, ¿NADA?
Ya le he dicho que estoy enrabietado, y en esos momentos utilizo sin vergüenza los artificios más melodramáticos qude que puedo echar mano, y “hombres” me viene menos bien que “mujeres y niños”; pero también venía aquella imagen de la mano de esas noticcias que nos informan de que es una creencia extendida por África el que tener contacto sexual con chicas vírgenes -contacto sexual sin condón, se entiende- cura el SIDA. Y entonces, ante aquella llanura de dolor, ante aquellos miles de personas condenadas a morir por el sacerdote fanático de cierto culto, recordé uno de los terrores de las noches de mi infancia: Niños pequeños que eran arrojados por sus propios padres a la boca abierta de un gigantesco ídolo negro con forma de murciélago; y esa boca era la entrada a un terrible horno de fuego, donde aquellos niños ardían...


¿USTED SOÑABA ESO SIENDO UN NIÑO?
Pues no lo sé: recuerdo que lo recreaba como imagen horrenda, pero no tengo el recuerdo preciso de haberlos soñado. Bien puede ser que tomase tal imagen de un episodio de “El Jabato”. Total, que intuyendo un fondo histórico a aquel terror tan preciso, he rasterado por Internet pistas y tras buscar en Cartago, he desembocado en Fenicia. Allí, en la costa del extremo oriental del Mediterráneo, di con dos términos que son “Tofet” y “Molk”. Tofet son cementerios específicos para restos infantiles, y Molk es el nombre del rito infanticida consistente en sacrificar niños al fuego: efectivamente, durante siglos, aquello de matar niños -algunos dicen que, preferencialmente, a los primogénitos; otros ponen en duda este extremo- es algo que se hizo en las culturas mediterráneas. Cartago, finalmente, compartía esa costumbre -se encontró allí un imponente Tofet-, y en su pasado remoto, los hebreos habrían adoptado este sitema religioso particular.


¿Y BIEN?
Imaginé por un momento con qué disposición pudiesen practicar tales prácticas aquellos antepasados; cómo se las arreglaban para renovar año a año, Molk tras Molk, aquello que hoy, a nuestra sensibilidad, se nos hace insufrible y tuve que convenir enseguida que, con toda seguridad, lo harían movidos por la más seria de las Fés. Así como quienes acuden a un recinto de clausura, donde permanecerán voluntariamente encerrados, aislados del mundo exterior; así como se cortan hojas de palma para reconstruir la entrada de Cristo en Jerusalem a lomos de un borriquillo; así como se lleva a los niños a ser bautizados, o circuncidados, o pintarrajeados por los sacerdotes de turno. Con devoción, incluso con amor. Los humanos nos prendamos con toda facilidad de ídolos. Y, como los ídolos son mudos por esencia, los humanos nos turnamos en prestarles nuestras cuerdas vocales para que emitan a nuestro través sus deseos, así que comemos o no comemos determinados productos, nos tornamos puros o impuros según normas restrictivas, sancionamos determinadas conductas y favorecemos otras... Bene- Dicto Veintitantos me hizo ver el otro día su condición de sacerdote de ídolo, de vocero de una creencia idólatra, al pronunciar con su boca en nombre del TodoTodoTodoPoderoso aquella sentencia de muerte para muchos que sin piedad pronunció. Y, como los sacerdotes que incineraban niños, se volvió a su casa con la conciencia serena, con el ánimo relajado, con la seguridad de haber hecho lo único que cabía hacer.


¿Y BIEN?
Y bien, nada. Que yo vengo de esa cosa que es la Iglesia Católica Apostólica Romana, y que, a pesar de las sucesivas distancias que con tal entidad he ido adoptando desde que la tenía por camino único y santo hasta la hora actual, me choca -y me enfurece, que es a lo que íbamos- descubrirla finalmente como lo que es: otra práctica idólatra, desnuda y... humana.
Como es una rama de la religión hebrea, la Iglesia Católica Apostólica Romana -una de las muchas sectas de la tendencia Cristiana- tiene en sus raices aquellas escenas del Molk. Desde entonces, las creencias religiosas de los hebreos giraron innumerables veces y, desde supuestos casi idénticos, dieron lugar a religiónes de amor, de colaboración, de perdón y de armonía como la judía y como la cristiana; pero las religiones pasan y las personas vuelven una y otra vez a la mismas cuatro cositas de siempre: léase la Biblia y verá. Este Ben-Edicto Veintitantos, en esta ocasión, nos enseña eso: que en nuestros corazones, junto a nuestras tendencias a la solidaridad y el respeto, mora un idólatra, capaz de sacrificar a nuestros hijos -y a los de los demás- en la boca de un murciélago ardiente...


¿Y BIEN?
Pues eso: Que tenía rabia., la rabia simple del hombre silvestre, la rabia bomba —la rabia de muerte la rabia imperio asesino de niños, la rabia se me ha podrido el cariño, la rabia madre por dios tengo frío, la rabia es mío —eso es mío, sólo mío—, la rabia bebo pero no me mojo,la rabia miedo a perder el manojo, la rabia hijo zapato de tierra, la rabia dame o te hago la guerra,la rabia todo tiene su momento, la rabia el grito se lo lleva el viento, la rabia el oro sobre la conciencia, la rabia —coño— paciencia paciencia! Y tenía a mano El Perro del Ulster, que es el libro que narra una epopeya -el Tain- que nos llega en un eco residual desde la Edad de Hierro, y allí encontré bravamente dicha el alma humana, entregada indistintamente al cuidado del otro y a su destrucción. Porque Ferdia y Cuchulain se amaban mientras se destruían mutuamente: al llegar la tarde, después de golpearse durante todo el día, “entregaban sus armas, se juntaron, se echaron los brazos al cuello, se besaron tres veces, sus caballos pastaron aquella noche juntos, sus aurigas se calentaron en un mismo fuego. Fueron curadores a sanarlos con plantas las muchas heridas; uno estaba en una orilla y otro en la otra. De todas las plantas y hierbas que ponían a Cuchulain en las heridas, mandaba él que le llevasen lo mismo a Ferdia; y ferdia , de los deliciosos alimentos y de las deliciosas bebidas salutíferas que le daban los hombres de Irlanda, mandaba la mitad a Cuchulain”
Benedicto veintitantos, ¡ay!, hizo sus declaraciones, tengo que creerlo, con amor.


¿Y BIEN?
Pues que tengo ganas de verter tinta negra sobre la página, y de dar a gustar el sabor a hulla que impregna las páginas terribles del “Perro del Ulster” y toda nuestra incomprensible historia.


SE LO VOY A CONSENTIR, AUNQUE NO INCLUYA MATERIAL DE SUEÑOS
Incluye material pòético, que, no lo dude, es lo mismo, es lo mismo....

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