martes, marzo 31, 2009

Un sueño y un poema de la mano

Introito: Un sueño


Chile tiene un Sur muy Sur. Su capital
es un destartalado pueblo de pescadores,
que parace sacado
de una película galesa de los años 50.

Hay caminos, no carreteras,
y nada está asfaltado.

Los habitantes, escasos,
de personalidad y fisonomía muy marcadas,
viven en casas de madera
que se montan las unas sobre las otras
para ascender las pendientes de los acantilados.

Hay, eso sí, una librería.

Parece poca cosa para ser
una capital, pero "claro", me digo, "para ser Capital
es suficiente con ser la población más importante!
No se necesitan Avenidas ni Coliseos.
¿Cómo, si no, será la Capital de las Islas de la Tonga?"


Voy en Bici, soy ayudado, me asombra
la furia del mar y lo remoto del paraje;
también allí, entre caras extrañas,
hay amigos...


En la trasera del Colegio del Puy
han de acampar dos familias, en un único espacio,
que cada vez es más una tienda de campaña.
Me apena. Me aflige. Me entristece.

Por alli anda mi suegra
Yo bien quiero ayudar
-hay un mendigo en el suelo-
yo conozco bien el sitio y se lo muestro,
les señalo sus ventajas,
pienso en los hijos
-padres de acogida-
al final, todo se endereza.

CANCION: uN pOEMA
versión recitada http://www.youtube.com/watch?v=3Su3S9YFfOc
versión escrita.
"A esta hora, exactamente,
Es honra de los hombres proteger lo que crece,
cuidar que no haya infancia dispersa por las calles,
evitar que naufrague su corazón de barco,
su increíble aventura de pan y chocolate,
transitar sus países de bandidos y tesoros
poniéndole una estrella en el sitio del hambre,
de otro modo es inútil ensayar en la tierra
la alegría y el canto,de otro modo es absurdo
porque de nada vale si hay un niño en la calle.

Dónde andarán los niños que venían conmigo
ganándose la vida por los cuatro costados,
porque en este camino de lo hostil ferozmente
cayó el Toto de frente con su poquita sangre,
con sus ropas de fe, su dolor a pedazos
y ahora necesito saber cuáles sonríen,
mi canción necesita saber si se han salvado,
porque si no es inútil mi juventud de música
y ha de dolerme mucho la primavera este año.

Importan dos maneras de concebir el mundo.
Una, salvarse solo, arrojar ciegamente
los demás de la balsa y la otra, un destino
de salvarse con todos, comprometer la vida
hasta el último náufrago,
no dormir esta noche si hay un niño en la calle.

Exactamente ahora, si llueve en las ciudades,
si desciende la niebla como un sapo del aire
y el viento no es ninguna canción en las ventanas,
no debe andar el mundo con el amor descalzo
enarbolando un diario como una ala en la mano,
trepándose a los trenes, canjeándonos la risa,
golpeándose el pecho con un ala cansada,
no debe andar la vida, recién nacida, a precio,
la niñez, arriesgada a una estrecha ganancia,
porque sino las manos son dos fardos inútiles
y el corazón,
apenas una mala palabra.

Cuando uno anda en los pueblos del país
o va en trenes por su geografía de silencio,
la patria sale a mirar al hombre con los niños desnudos
y a preguntar qué fecha corresponde a su hambre
qué historia les concierne, qué lugar en el mapa,
porque uno Norte adentro y Sur adentro encuentra
la espalda escandalosa de las grandes ciudades
nutriéndose de trigo, vides, cañaverales
donde el azúcar sube como un junco del aire,
uno encuentra la gente, los jornales escasos,
una sorda tarea de madres con horarios
y padres silenciosos molidos en las fábricas,
hay días que uno andando de madrugada encuentra
la intemperie dormida con un niño en los brazos.

Y uno recuerda nombres, anécdotas, señores
que en París han bebido por la antigua belleza
de Dios, sobre la balsa en donde han sorprendido
la soledad de frente y la índole triste
del hombre solitario, en tanto, sus señoras
tienen angustia y cambian de amantes esta noche,
de médico esta tarde, porque el tedio que llevan
ya no cabe en el mundo y ellos son accionistas
de los niños descalzos.

Ellos han olvidado que hay un niño en la calle,
que hay millones de niños que viven en la calle
y multitud de niños que crecen en la calle.
A esta hora exactamente, hay un niño creciendo.
Yo lo veo apretando su corazón pequeño,
mirándonos a todos con sus ojos de fábula,
viene, sube hacia el hombre acumulando cosas,
un relámpago trunco le cruza la mirada,
porque nadie protege esa vida que crece
y el amor se ha perdido como un niño en la calle

…Armando Tejada Gómez, poeta argentino (Mendoza)1929 - 1992Decía: “El que lea atentamente mi poesía, comprende rápidamente que la intención es cantar opinando”La obra de Armando Tejada Gómez fue declarada de interés Educativo Permanente por la Honorable Camara de Diputados de la provincia de Buenos Aires.

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