miércoles, octubre 28, 2009

29 de Octubre de 2009




Han pasado dos años, mamá, desde tu muerte.


No... ¿qué te voy a decir? El papá, con la espalda dolorida, se está dando masajes y corrientes, y a menudo camina -¡quién lo hubiese dicho!- con bastón, pero está sano, con sus 50 pulsaciones por minuto, y va y viene a casa de ana y de Roberto, y de cuando en cuando, a Madrid, con Gustavo. Y los hijos, pues bien. Gustavo anda con el trabajo renqueando, pero sus chavales avanzan que da gusto; Roberto sigue siendo el que todo lo atiende, y todavía le queda pulso para tocar la guitarra, cada día mejor; Ana, feliz con sus chavalas y con Javier, y yo muy bien. Con nuevos encargos de trabajo, con Unai y Nerea derechos, guapos, listos y cariñosos. Yo bien situado,y bien querido, y con salud.


También tus hermanicos andan bien: la Ali, renegando con el Liberto; la Carmen, más delgada todavía, siempre tan alegre y con mil titadicas de salud; y a Roberto, le vemos menos, pero sabemos lo bien que está.

El año pasado, este mismo día, el amigo Goyo se quedó con un solo riñón. Ya está casi del todo recuperado.

Y hace más de medio siglo, este día, murió en Paris Gurdjieff, que es el guía que tu hijo eligió para trazar su línea de vida.


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Voy a subir a este Blog, en homenaje a vosotros tres, y en clara carambola a tres bandas, un escrito. Singular. Raro, áspero, contradictorio, críptico. Extraerle el jugo bien puede llevarme -llevarnos tiempo y tiempo.

De su autor hubo quien dijo que era "la reencarnación de Gurdjieff". ¡Se dice cada tontería!

Cuando yo supe de él, treinta años atrás, se referían a él como "La Bestia".

¡Ya ves qué compañías ha venido a frecuentar tu Francis, mamá!

Pero tú sabrás mirar según mis obras, y no según lo anómalo de mis elecciones. Y deseo, y me propongo, que a la vista de mis obras, no tengas que experimentar la emoción conocida como "vergüenza".

Te quiero, mamá, tanto como te quise.

Tu hijo mayor

Francisco Javier

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy emotivo y valiente.
Gracias por transmitirme una lucecita en mis mañanas de hastío otoñal.
UNA ADMIRADORA

Anónimo dijo...

Tus palabras a la penumbra de las velas suenan a susurro tierno de tinte cotidiano,evocan amor y ternura por su sencillez.
Al finalizar una mujer anciana me sonreia desde lejos, agradecida como yo, por tus lindas palabras.

Gracias por compartir su presencia.

La gitana dijo...

En este dia tan señalado al compas de las letras azul claras casi invisibles que parecian espuma de mar tuve un sueño, soñe,que una anciana me sonreia con amor. Aquella noche algo ocurrio!, sigo soñando despierta.

Violeta del monte