La barca de Caronte tiene colgado el cartel de completo.
Allá van el padre ( el Padre, dicen ellos) de Enrique y Fernando de Diego, quien tras un sprint final de 16 horas, sin resuello, saltó a bordo, finalizó su carrera.
En bicicleta llega Juan , el padre de Consuelo, a quien su hija le dice, ahora tú, Marinero, Viejo Lobo navegas hacia altamar, te pierdes en el horizonte de nuestros ojos, Mar a dentro…
Lo más que podemos desear es que tu navegación esté siendo apacible, luminosa, profunda.
A punto de perder el barco, en el último minuto se apunta Ana, directora de teatro con quien aprende Amor, a la que "siempre me dice que no le diga a los chicos que hacer, ni como hacer, sino que tan solo les de el espacio para que lo descubran".
Y Morente, claro, callado y cantando.
Suenan siguiriyas
"Oleaíta, mare de los mares,
qué fuerte venéis!
Se habeis llevao un cacho de mi alma
y no me lo traéis"
2 comentarios:
Gracias Francis, que alegría ese barco con velas de mariposa en el que subiste a mi padre, amaba navegar, ahora se entrega por entero.
Y que Consuelo que se haya encontrado a compañeros como Fermín el padre de Enrique y Ana la profe teatrera de Amor y a mi admirado y querido Enrique Morente.... ya estan todos juntos, y nosotros también con ellos... Quisiera aprender en este ratito de vida que aún me queda a irme sin aferrarme, con dignidad, ligerita de equipaje... Tu me ayudas, mi padre también. Siempre juntos, gracias amigo. Un abrazo, Consuelo
La barca de Caronte
que mi alma sueña y se estremece
que te veo niño como te mueres
como pierdes el aire
y mi corazón se estremece
que mis ojos se quieren abrir
que me duele el alma
que la misma sangre
que corre por mis venas
te estoy viendo morir
y yo allí en la barca de Caronte
quiero despertarme
porque no quiero sentir
lo que estoy soñando
y hoy me despierto
agarrando tus manitas
y tu lleno de tubitos
y mi alma se angustia
porque te soñe sufriendo
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