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Burla burlando, en ese sueño "de Las Vegas", aparecen dos tabús: sexo homosexual y un frío verdugo en actitud sádica.
(... y ahora que lo escribo, qué gracia,me resuena que Las Vegas es la ciudad adonde se va a romper tabúes...)
Cierta extendida malinterpretación de los trabajos de Freud permea la cultura popular y dice que "los sueños nos muestran nuestros deseos reprimidos"; de lo que se sigue que estoy deseando mamársela a alguien y liquidar sin pestañear a otro alguien.
Tan extendido está este error que Karen Horney, en los años 50, explica que es tarea frecuente de los psicoterapeutas el desenraizar las culpas que muchos pacientes contraen al recordar sueños que trasgreden normas morales. Sesenta años después, continúan la confusión, la culpa y el trabajo de desenraizarlas.
(En el caso de mi sueño, puedo decir que ni reprimo deseos homosexuales ni pulsiones sádicas. Otros son los pasos del análisis psicoanalítico de los sueños, y, por supuesto, del abordaje gestáltico, que es el que frecuento. )
Recordé el sueño, pero no le dediqué atención: lo dejé flotando en la atención, y de allí lo sacó una asociación espontánea que me hizo ver que el falso Luppi retrataba finamente un estado de ánimo de esos días. Tal vez lo hubiese calificado con adjetivos como "fuerte, decidido, arriesgado, impulsado, enmimismado",; aquella figura encarnaba todo ello y aún de manera muy viva. Siguiendo la ley de las polaridades probé a identificarme al mismo tiempo con el tembloroso ayudante, y obtuve la otra mitad que, igualmente presente en mi estado de ánimo, veía más borrosamente: compulsivo, inseguro, tropezoso, lastimero, desenfocado.
Yo no soy ·"el falso Luppi". Yo no soy "el Sancho Panza". Quien yo soy contiene lo que sucede dinámicamente entre esas dos subpersonalidades mías.
"El total es más que la suma de las partes", se cita a menudo. Pues bien, esto es exactamente lo que eso quiere decir. "soy lo que sucede cuando hay un frío verdugo y un auxiliar compasivo y dubitativo"..
Y ¿la escena del sexo? Voy a cumplir con lo que toca. No se trata de qué toca: toca y allá voy; y mi disposición es la de hacerlo lo mejor posible, y, si puedo, divertirme, sacarle provecho, aprovechar la ocasión. Y "él" , está ausente, despistado, dedicado a su charla con otros tres. Y ahí me planto y me digo y les digo que así, no, que no son maneras. Así que YO, no estoy atendiendo a lo que quiero, estoy presto para lo que sea y sé decir NO llegado el caso.
Un ser frío y despiadado pero que necesita un ayudante para llevar a cabo sus designios; un ayudante que no sabe decir que no pero llega a boicotear a base de torpeza aquello que no aprueba; alguien que acepta lo que le viene sin cuestionárselo pero que llegado el caso dice que no. Esa tribu me refleja en el momento actual. Y así es mi vida...
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