...A ver: no es que quiera volver a Cunqueiro tan a menudo… A mí, lo que me gustaría de verdad es ir a Las Fuentes. Derecho a Las fuentes. Allí me bañaría, y me resarciría, y aplacada quedara la sed mía, pero… ¿Dónde están, ay!, las Fuentes? Líneas irrecuperables me informaron en su día de las Fuentes que don Álvaro frecuentaba, en alguna Biblioteca suya, o de algún arcipreste amigo, o de Castroviejo, o de quien fuera que fuese. Solo los libros de profesiones de los diablos ya eran más de docemil; los de hormigas, trescientos; cuatro mil quinientos de vientos, brújulas y caminos; más de ciento de sirenas; ochocientos de las lampreas; todos los ciclos artúricos en cada una de sus lenguas…
Así que utilizo a Don Álvaro de wikipedia y accedo a lo que de ninguna otra manera pudiese acceder. Por ejemplo, ¿Sabían ustedes que determinados sueños son síntomas para diagnosticar anomalías cefálicas?
Lo cuenta en LA OTRA GENTE (editorial Destino, colección Ancora y Delfín: ¡Forcemos una reedición de las completas de Cunqueiro en Destino!), en el suelto titulado "La cabeza de Bouso". Bouso de Prado, lucense, que, de resultas de una riña con un valenciano, fue sacudido de tal modo que sus huesos craneales se desoldaron y rodaban por toda la chola, haciendo ruido y causándole molestias (como cuando un hueso se le ponía donde el ojo y quedaba tuerto hasta que, a golpecitos, migraba y le dejaba de nuevo viendo). Total, que acudió con la mujer al gran Primo de Baltar, curandero por lo científico, quien le fue curando de a veces: primero agitándolo todo hasta que los huesos todos se pusieron en la nuca. Después se estuvieron ambos dos días descalzos y ayunos, y Primo le aplicó a Bouso parches de cera caliente, para que se le fuesen componiendo en torno a lo que él llamaba “La bóveda de la campana”, que la hay sólo en ciertas cabezas, y Bouso era uno de ellos.
Quedó bien la operación, cada hueso en cada sitio y todos cimentados en la citada bóveda de la campana; un solo huesecillo quedó dando vueltas y terminó saliendo entre estornudos de rapé tiempo después…
Pues bien, a lo nuestro: ¿Qué pinta esto en un Tractatus sobre Los sueños? Pues que lla presencia o no en la propia anatomía craneal de esa “Bóveda de campana”, se diagnostica por lo soñado. “LOS QUE, SOÑANDO DORMIDOS ESCUCHAN CORRER EL VIENTO, LA TIENEN”.
Si el cráneo de la foto adjunta la tiene o no, está en estudio…
Pues bien, a lo nuestro: ¿Qué pinta esto en un Tractatus sobre Los sueños? Pues que lla presencia o no en la propia anatomía craneal de esa “Bóveda de campana”, se diagnostica por lo soñado. “LOS QUE, SOÑANDO DORMIDOS ESCUCHAN CORRER EL VIENTO, LA TIENEN”.
Si el cráneo de la foto adjunta la tiene o no, está en estudio…
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