Le contesto que ...”Se pueden programar los sueños hasta cierto punto. Toma un paisaje recurrente de tus sueños; recuérdalo, recréalo, hazlo presente en tu pensar, en tu imaginar; y añádele anhelo, saudade, deseo, súplica; vuela hacia él; y repítelo unos días ese anhelo. No es raro que ese paisaje sea el telón de fondo de alguna de tus nuevas aventuras oníricas.Pero el discurrir de la aventura, el lograr tal y cual cosa, eso es un asunto bien diferente, y requiere, como te puedes imaginar, de más energías, de más tiempo, de más determinación y de cambios estructurales”.
Y ahora, intentaré desarrollar su cuestión:
.-¿Mediante QUÉ habríamos de poder programar nuestros sueños? Esta pregunta interesa a los medios
.-¿Es la naturaleza de los sueños de tal forma que pueda ser “programada”? Esta pregunta interesa a la esencia
.-En el caso de que fuesen programables y de que dispusiésemos de algo con lo que programarlos, ¿qué habilidades necesitaríamos adquirir para lograr nuestros propósitos? Esta pregunta interesa a los procedimientos.
.-En el caso de que hubiésemos logrado una cierta programación, ¿sería esto extrapolable a programar cualquier sueño en cualquier sentido? Esta pregunta interesa a los límites.
Supongamos que nos encontramos, en fin, una noche soñando el guión que hemos deseado soñar. Existe al menos la posibilidad de que nuestro interés por cierto relato onírico nos mantenga más despiertos en sueños que de costumbre, y gracias a eso asistamos a algo que podemos tomar por un éxito de programación aun cuando no sea más que una una sencilla coincidencia. En fin...
Nos cuenta Lovecraft que Randolph Carter, mientras soñaba, fué súbitamente arrebatado de la barandilla desde la que miraba la ciudad del sol poniente , y que esto le ocurrió hasta tres veces consecutivas. Casi enfermo del anhelo de descender las larguísimas escalinatas y así llegar a las calles, a las terrazas, a las plazas de la maravillosa urbe, suplicó larga y fervientemente a los ocultos dioses del sueño que meditan ceñudos sobre las nubes que envuelven la desconocida Kadath; pero los dioses no contestaron, ni se conmovieron, ni cundo les imploró desde dentro de sus mismos sueños. as´`i que decidió torcer los ocultos designios y programar sus sueños: entraría al fin en la ciudad del sol poniente.Y emprendió solo su aventura de 140 páginas -en la versión española, y vió de todo, viajó a la luna, ayudó a los gatos, navegó por ríos del pais de Yann y..
por fin... al cabo de evos y eones de vacío insensato... tras habérsela dado con queso al mismísimo Nyarlatothep, El Caos Reptante, ... fracasó en su búsqueda y se cayó de la cama en su confortable ciudad de Boston. No logró su propósito. ¿Tal vez fuera impío el tratar de imponer nuestro guión al loco crear de los dioses?
¡Sirva de aviso!
Pero un aroma supuró de aquella odisea, y suavemente impulsado por la brisa llegó desde Kadath , trepó hasta los recuerdos de Juan Perucho y creó en él un falso recuerdo, que mezclandose con sus recuerdos de infancia dió lugar a esta su
Segunda Carta Escrita al Atardecer
"Nacían las cosas a su nombre, la sorpresa
habitaba la tierra y, en el profundo temor
de las significaciones misteriopsas, la risa
sin límites. Subía fresca y tirante
como la alegría de las cintas y la fuerza de los astros
a lo largo del muro altísimo, de cristal, de cal
celeste. No recuerdo nada más, a no ser la puerta
del misterioso pais, las enfermedades, el tesoro escondido,
la pluma amarilla, el gozo, el aire inocente del fabuloso
remoto y, ya para siempre, perdido pais que añoro".
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