Cuando miro mi vida a través de un sueño
– algo parecido a mirar a través de un metafórico espejo-
tengo destellos de visión lúcida.
“¡Ajá, claro que sí! ¡Por supuesto!”
Muchas veces me sorprendo al reconocer
las verdades que funcionan en mi vida
y me siento elevado a una conciencia superior de significado.
El sueño sigue estando sin interpretar,
pero eso carece de importancia.
No es que el sueño sea comprensible,
sino que más bien es la mejor
expresión poética de la verdad...
En esos encuentros, mis sueños no juzgan.
No me siento avergonzado, ni culpable,
ni orgulloso ni poderoso.
Simplemente, siento cómo soy.
Henry Reed: La ayuda de los sueños, de. Del comienzo, Madrid 1992 p.131, en Ballester, p. 53.
1 comentario:
uy que bendito este henry!
Publicar un comentario