Una cuartilla se desliza ajustadamente
por la ranura precisa allí dispuesta;
vagones de turistas veteranos
se acurrucan huyendo de la arena;
los pulmones se muestran a la vista
y son un solo submarino asmático.
Y surge, de entre el caos vagabundo
una comunidad joven y franca
viviendo en la floresta brasileña.
Y allí que traen a su sacerdota,
con raciones de cafés alucinógenos.
joven, linda, bulliciosa,
toda vestida de blanco,
dura, sin contemplaciones
"La hemos traído", me dicen al oído,
"montada a lomos de rinoceronte".
(Nicolás Guillén: "Sensemayá el rinoceronte".)
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