martes, octubre 07, 2008

causalidad casualidad 4





Querido Egoalter:

La conexión fué como sigue: Pesando en preparar una entrada pal Blos acerca de hierbas de las que se dice que modulan la intensidad de la experiencia onírica -Es decir, hierbas-bromuro, que la inhiben, como la cannabis, y hierbas yohimbina, que la exaltan, como la calea zacatechi- pasé frente a una grow shop y recordé la sorpresa que me produjo en su día saber que en tales establecimientos se llegó a ofrecer, de manera no ilegal, extracto de salvia divinorum, la SkaPastora de Gordon Wasson, hierba con fama ambigua. Ahí está la Salvia.
Y Kokopelli me vino sin relación alguna con el mundo de los sueños, aunque algo tiene, algo tiene... Resulta que le encontré hace un par de años buscando grabados de petroglifos para ilustrar funciones educacionales... en fin, algo así, y eso educacional vuelve a mí una vez más y por eso me acordé... supongo!. En cuanto a él, es una figura masculina, jorobada, erecta, que toca su flauta. Se la vé en yacimientos hopis, navajos, asenazis... Por lo visto, viajó mucho y dejó largo recuerdo... Ahí te dejo unos cuantos.


¿Has visto los comentarios? algunos muy fálicos, ¿no? Kokopelli, falo enhiesto... ¿casualidad o ..?


Dos noches de sueños. Esta pasada, la ría de Bilbao dejaba ver, en una mañana fría y brumosa, los cogotes y las formas de cuantos cocodrilos alberga. Un verdadero montón, a todas estas. Los vahos mañaneros cubrían la superficie del río, a hilachas. La marea descendía. Y yo, vestido, me metía, solo, en el agua, y me dejaba llevar. No me llegaba a mojar: mi chamarra me aislaba lo suficiente. Y el viaje era agradable y manejable. Sólo al final cobraba cierta conciencia de riesgo, entre la corriente y los bichos, pero entonces el río se abría en bahía y me dejaba suavemente en una playa que era mi pueblo.
-era mi pueblo, pero los rusos eran ahora la potencia prevalente: rusos los jefes, rusos los usos y las costumbres. Todo un tanto viejo, polvoriento; pero, al cabo, asumible.

La anterior: un camino para llegar a un punto necesario se enfanga sin previo aviso. De los que me preceden, uno mete la pata en un charco oculto, con gran escándalo de caida y salpicadura. Dos pasos más adelante, es mi padre el que , de pronto, al pisar en el suelo herboso, se hunde completamente, como si hubiese pisado la tapa de una enorme lata enterrada: la tapa, saltó y cayó sobre el agujero que ahora le había tragado. todos lo ven pero solo yo meto las manos en el barro, presa de angustia: y allí están, las manos de mi padre, que se agarran a la s mías, y sorprendido por lo fácil que está siendo, jalo de él y le saco sano y salvo.


Atesoré el sueño por un detalle: el tacto de aquellas manos, la presión de nuestro contacto...
aquellas eran las manos de mi padre de hoy día, y no podrían ser otras. Fué un sueño que soñé con las manos.

En cuanto a todo lo demás que me cuenta en su carta, lo agradezco; créame que saberme así considerado me hace bien. Me cuidaré.

No hay comentarios: