martes, noviembre 13, 2007

fragmentos

Nosotros decimos unas y otras cosas; percibimos desde ángulos diferentes; pensamos sucesivas respuestas. Esto es lo que reflejo en este Blog: dichos y escritos de algunos de nosotros, entre los que me cuento. A veces hablo por mi voz, otras a través de la voz de otros, pero en suma no hay nada en lo que ya he publicado que me sea extraño. Quiero decir: así soy, así somos, así soy.

Todos contamos nuestros sueños, y a algunos les da por zambullirse entre ellos y la vida para buscar conexiones. Explicamos, relacionamos, reverenciamos...

El lama que nos cuenta Norbu, tomó su sueño como un buen presagio, y me llama la atención lo claramente que lo dice. No lo tradujo; no era un lenguaje cifrado: funcionó como una apelación a algo que no fué intelectual, y que tuvo un claro componente emocional. Y aceptó ese impacto como un oráculo.

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Hace tiempo, -en fin!-, que proyecto un bloque titulado "¿Son cristianos los sueños?". La respuesta, claro, es que sí: mientras haya soñadores cristianos habrá circunstancias cristianas y sueños cristianos
(lo que pasa es que así dicho,"Los sueños son cristianos" me seduce como un título chusco.)
En el origen de este proyecto está el libro "La ayuda de los sueños en el crecimiento espiritual", escrito por Mariano Ballester, sacerdote jesuita y publicado por Sal Terrae. Un libro: interesante, bien escrito, junguiano, creyente y cristiano (quiero comentarlo más adelante, así como el de Castillo Colomer), que demuestra bien a las claras que los sueños son un excepcional ayudante para el crecimiento espiritual; vamos, que están ahí para eso..., y que, of course, Crecimiento Espiritual y Cristianismo son dos nombres para la misma avenida.

los ejemplos de sueños cristianos abundan. En la materia de Bretaña, por ejemplo, los caballeros de la Tabla Redonda soñaban con las virtudes teologales con las sutilezas de la escolástica y con monstruos sulfurosos que son, ¡vaya por Dios!, los judíos. ..

Y Nerea el otro día soñaba, a sus 9 años, con internet..., así que los sueños son prodigiosamente contemporáneos...

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