jueves, octubre 30, 2008
ESTE 29 DE OCTUBRE
Estos 365 días han mostrado que su familia llegamos a su muerte tan extenuados como ella.
Sólo ahora me sucede llegar por la noche a casa y sorprenderme pensando en llamar a Pamplona , saludarle, contarle; escucharle .
Apenas recuerdo haberle visto en sueños: un par de veces; o en ensueños, otro par: en cada caso, le veía en sus últimas fases: andando por el pasillo, encorvada, sin rumbo, sin ritmo, sin expresión. Todavía no me viene su imagen más vivaz; por lo que me cuentan los demás, sé que llegará...
29 de Octubre de 2008; el amigo Goyo ha pasado por el quirófano para que le extirpen un riñón. No es que se sintiese mal, sino que un cólico oportuno llevó
a hacerle una revisión a fondo, que descubrió algo en el órgano, que...
Ahora está en la UCI y con dolores.
29 de Octubre de 1949. En Paris, rodeado de discípulos, muere un hombre enigmático. Mira a los ojos de algunos de ellos y dice sus últimas palabras en su francés macarrónico:
"je vous laisse dans de beaux draps!", "¡en menuda embarcada os dejo!"
Era Monsieur Gurdjieff, Georges Ivanovitch de nombre, El Heraldo del Bien que Vendrá. Aunque yo nací cuatro años después de su muerte, es, tal vez, la persona a quien más crédito he concedido, la que más ha influido en mi determinación de vida.
Enciendo tres velas: una, para tí, mamá: siempre preferías luz a oscuridad. Tal vez todavía estés por ahí, reponiéndote de tanta paliza. Por si necesitas una candela; esta, no te faltará.
Una para tí, Goyo: así soborno a las potencias celestes e infernales para que contribuyan con sus artes a cuidarte, a velarte, a reponerte y a resarcirte por este riñón de menos.
Una para tí, G., maestro feroz, sin piedad... para con la idiotez. Que sepas que me propongo seguir ahondando en esa "embarcada" en la que dejaste al mundo tras tu tránsito: al fin y al cabo, todavía no he logrado entender -lo que se dice
e-n-t-e-n-d-e-r - ni siquiera adonde se supone que me estoy dirigiendo... Con toda mi gratitud.
Y un par de cantares de Machado, no por conocidos menos pertinentes:
Ayer soñe que veía
a Dios y que a Dios hablaba;
y soñé que Dios me oía…
Después soñé que soñaba.
Anoche soñé que oía
a Dios, gritándome: ¡Alerta!
Luego era Dios quien dormía,
y yo gritaba: ¡Despierta!!
lunes, octubre 27, 2008
Me contaron
A veces encabezo uno de estos articuletes del Blog con “...me contaron...”, y ya luego sigo endosando un relato de algo que me tocó escuchar, a menudo, de primera mano; tras veces, de segunda o de tercera. Hay sueños escuchados en sesión -y editados con el necesario beneplácito del interesado-, otros pillados en la calle al pasar, o en la radio... Hoy presento uno que me contó el mismísimo Don Alvaro Cunqueiro, muy concretamente en la página 51 de la recopilación de “Fábulas y Leyendas de la Mar” que Don Néstor Luján entregó a Tusquets editores para que con ello hiciesen el número74 de su colección “Marginales.”
“Soy el abad de Guidán, señor obispo. Bajo las olas tengo iglesias, monjes y un rebaño de ovejas. Con un Sudeste se cayó la espadaña de la iglesia y se levantó el tejado. ¡Quería que me prestases un albañil!”
y un albañil, al que tenía trabajando junto con los canteros en San Martín, se fue con el monje y a los pocos días regresó.
domingo, octubre 26, 2008
Un hombre, una célula
No había sonido de voces; así pues, nuestra conversación era telepática,
y se apoyaba en las mutuas miradas.. La cose era que yo sabía de pronto que yo,
una persona, era una célula de cierto cuerpo; y que mis congéneres era igualmente células. Los miles de millones de células que forman cualquier cuerpo; por ejemplo,
el mío.
Y de golpe, todo encajaba. ¡Por eso nacíamos y moríamos: morir dejaba lugar a células nuevas, y nacer era requisito para esa renovación. ¡Por eso amar y odiar
eran constantes! Porque era necesarios,porque amar llevaba a la conservación de las estructuras y las funciones del cuerpo que constituimos, y odiar movía a destruir,
a suplantar... ¡Por eso la historia humana se repite idéntica a sí misma una
y otra vez! y, al mismo tiempo, reflejaba las leves pero determinantes variaciones, mutaciones que tanto cambio, tanta renovación celular, necesariamente, provocaba.
¿Los humanos somos células?, me preguntaba, y veía a mis piés una columna de hormigas que me respondían con su presencia: nosotras también, solo que somos células especializadas, como vosotros, como los conejos, las acacias y las cacatúas... ¿No te habías percatado?
¿Y los pájaros? ¿Y los peces? Ah¡, que aquellos habitan zonas de tejidos esponjosos, y que estos viven en el, digamos, plasma sangíneo... en el agua, concretamente...
Las asociacones de ideas se disparaban: “ah, por eso hay quien dice que somos máquinas de transformación!, ah, ¡por eso nos alimentamos incesantemente!, ah, ¿eso era lo de que “todos somos hermanos”... y, ¿lo del “cuerpo místico”, y lo de “yo soy dios”, y lo del “todo y el uno”, y...
Me iba excitando, y me tentaba charlar y charlar sobre ello. Miraba a mi amigo, que paseaba tranquilo a mi lado y que, al percibir que iba a mirarle, también fijaba sus ojos en los míos, y mudamente, divertido, se daba por enterado de mis pensares y me venía a decir “¿De veras que no lo sabías?”, y antes de que yo pudiera responderle que no, que en absoluto, que todo eso era una revelación súbita, mudaba el gesto y me hacía saber, mudamente, que “en el fondo, siempre lo has sabido”, sin dejarme lugar para otra cosa que para asentir; sorprendido, es cierto, pero... asentir; sí, sí, siempre lo supe
jueves, octubre 23, 2008
Rebelión a bordo
" me sucedió que un sueño mío llegaba a un momento en que la situación se ponía complicada para mí. Estaba en una especie de vestuarios, extensos, alicatados con baldosas blancas por el suelo y por las paredes, y quienes habían sido mis acompañantes, dos mozos y un barbudo fuerte y adulto, decidían perseguirme.
En aquel momento, mi sueño no debía de ser muy profundo. Lo digo porque me desperté y me levanté pocos minutos después, y también porque, cierta forma de conciencia me acompañaba.
El caso es que yo empezaba a notar la amenaza y aceleraba mi paso. Pero mis calzados resbalaban en aquella superficie y no conseguía despegarme de mis perseguidores.
Algo en mí decidió el rumbo del juego: si me persiguen y yo me resbalo, es justo que me alcancen", me dije; y, sin dejar de intentar escapar, me dispuse a ser inevitablemente atrapado.
Pero no era ese, por lo visto, el tema que el sueño arrastraba. Al mismo tiempo que yo me resignaba a ser cogido, mis perseguidores empezaron a resbalarse tal y como yo, y la distancia entre nosotros no se reducía.
Me dí cuenta, soñando, de lo curioso de la situación, pero me dije que sería cuestión de tiempo, que seguro que yo me resbalaría, que ya faltaba poco... y giré una esquina para seguir corriendo
...y desemboqué en una nueva sala ¡llena de reproducciones mías corriendo de un lado a otro! Así que, con esa confusión, mis perseguidores se extraviaban inmediatamente, no podían seguirme.
Me desperté riéndome.
¡cuantas veces soñamos que nos da alcance quien no queremos! Pero es la primera vez, que yo recuerde, que mi sueño se rebela contra mí y me dice que no, que lo que hoy me toca aprender es que, de esta, salgo ileso!"
martes, octubre 21, 2008
Un sueño
“No pido mucho
poder hablar sin cambiar la voz
caminar sin muletas
hacer el amor sin que haya que pedir permiso
escribir en un papel sin rayas.
O bien, si parece demasiado
escribir sin tener que cambiar la voz /caminar sin rayas/
hablar sin que haya que pedir permiso/ hacer el amor sin muletas.
O bien si parece demasiado/ hacer el amor sin que haya que cambiar la voz/
escribir sin muletas/ caminar sin que haya que pedir permiso /hablar sin rayas.
O bien si parece demasiado… “
Y entonces una cosa trajo a otra, y Pepe recordó que, en los tiempos de aquel disco sin par,
hubo un experimento castanediano zamorano del que se dijo quen contó con el apoyo de
Agustín García Calvo, Miguel Angel dió la idea de lanzar un guiño desde aquí a aquel grupo
y me dió por buscar unas líneas en el Sermón de Ser y no Ser. ..
Y ahora, lo cuento de atrás adelante.
Agustín García Calvo escribió en 1972 un poema en 2.016 versos, en un ritmo “bastante parejo
al de las antiguas recitaciones teatrales, algo así como un senario yámbico prolongado
en medio pié.”
“Amarga y seca la soledad, en tanto al menos
que se siente como falta y no ha aprendido uno
a irse alimentando de ella y a saborearla
como mosto del lagar...
.......................................Y sin embargo
era soledad seguramente el verdadero
alimento de tu corazón.”
Así comienza, y es muy didáctico, y muy lírico, y ahonda en la pena y en una forma de
empatía que -seguro que García Calvo está en total desacuerdo – remite a César Vallejo.
El poeta se aleja de sus semejantes para mejor pensar y los evoca a ellos, a todos.
Para acercarnos al hombre se acerca a uno, un chaval nacido en la sierra de Albojacar que se llama Rafaliyo,
pero, ¿quien es ese, sino un hombre que trabaja en las minas de carbón de
Santa Berta, en Bélgica, al que llama el capataz “Garsiá”;
y este, es el mismo que uno con un buen empleo en la PanAm, piloto de aeronaves, Garski llamado; quien es a su vez un viejecillo que trabaja de sepulturero en Sachagorod, Ucrania, el mismo Garkiñ de siempre, y así sigue esa identidad,
que este es no otro que Gary, mozo de piscina en un motel de la ruta de Detroit,
y Ga-Razid, una maternal madama en un burdel de la islita de Kupaimen,
y Miss Gatzkyl, secretaria de dirección de la Mining Corporation de Frederiksburg,
y Gradia, niña que será degollada en honor a la luna, y...
y así extiende su piedad sobre todos los que estamos y nos iguala y nos distingue
y nos habla de soledad y de sensibilidad.
Y entre esos ejemplos, desde el verso 252, cuenta que ese
“es el mismo que otro día visteis en la gruta
de Haim-Quibet, barrancos de tomillo y greda,
dos leguas del mar Muerto: era el mediodía:
se han retrasado aquella vez los recaderos
que de tanto en tanto le traían las limosnas
de los poblados: cruda al fin se la ha comido
una cría de cigüeña que cayó asfixiada
el día antes; ha caido en una siesta
pegajosa, ardiente; está soñando con su madre,
blanquísima y desnuda, y joven como hermana
pequeña; en el huerto está sacando agua; él mismo
se acerca y le toma los pechos por detrás, calientes,
macizos; vuélvese ella y dulcemente: “Gárbil,
¿qué haces?” dice, pero sonríe, y de su mano
tómale la verga y la lleva a buen camino; en esto
de terror despierta trasmojándose en su espasmo
Gárbil el huído y grita: el grito por los barrancos
se pierde, y por la tarde...
Lo llaman Deseo Incestuoso. Es, mil veces soñado, un sueño que es como son los sueños:
es lo que es, y no cabe atribuirle ni culpa ni inocencia; pero cómo no sentir con una pizca de congoja el susto, el disgusto, el desconcierto del pobre fugitivo...
Bueno, para rematar, dos enlaces. El primero, lleva a una actuación en vivo de Kiko y
Raimundo interpretando una canción -otra, que no he encontrado el "no pido mucho- de aquel VENENO.
http://es.youtube.com/watch?v=_p7qkVOSQuE&feature=related
El segundo, lleva a una lectura del Sermón en la voz de su autor.
http://es.youtube.com/watch?v=AQGOhUkye14 versos 1290 a 1346.
Es, me parece, algo precioso. Y, además, permite que los legos como yo nos hagamos
una idea sonora de qué es eso del “yámbico prolongado en medio pié”. Y esta nos es
una ventaja pequeña: García Calvo da gran importancia al ritmo del lenguaje, y a eso,
conozco pocos que le den importancia. Yo creo que sus lecciones, vale la pena aprenderlas.
Y además, ...¡Vaya voz gasta el señor! Eso debe ser lo que se dice
“una de las más importantes voces de nuestra poesía”...
viernes, octubre 17, 2008
Reedición de una Sesión Clínica -Cualquiera- de Trabajo con Sueños en base a las Herramientas de la Psicoterapia Gestáltica... (O Así).
(Un sencillo y abigarrado salón en el nº 3 de la Calle del León sirve de Consultorio a un Eficaz pero Modesto Terapeuta Gestaltista.
Mobiliario: Dos sillas vacías, una silla caliente, un sillón estilo Federico III para el terapeuta; esculturas griegas, esculturas romanas, esculturas japonesas. Presiden el habitáculo una foto de S. Freud, un busto de F. Perls y una estatua ecuestre a tamaño natural de Claudio Naranjo. Empieza la sesión):
Paciente: B´nass tardess
Terapeuta: B´nass
P: Heme aquí.
T: ¿Qué se le ofrece?
P: Hoy vengo sin nada nuevo para contar
T: Ni puñetera falta que hace.
P: Entonces, de qué vamos a hablar hoy?
T: Eso mismo m´estaba yo preguntando.
P: Bueno, la semana ha sido como todas
T: ¿Cómo cuales de todas? Porque, déjame recordarte que desde que vienes a terapia, ninguna semana se ha parecido siquiera a cualquier otra.
P: Parecerse, parecerse, se parecen todas. Lo que no son es iguales.
T: A ver, a ver… ¿qué te parece si empezamos de nuevo? ¿Cómo estás ahora?
P: Pero, ¿ahora-ahora? ¿ahora mismo?
T: Ahora, ahora, aquí, ahora… ya sabes… ahora… ¿Cómo te encuentras, en qué estás, qué sientes, en qué te andas pues?
P: Ahora estoy bien.
T: A ver, un esfuercito para tu terapeuta… procura primero percibir y después comunicarme una percepción actual acerca de ti que no sea valorativa. No “bien”, no “mal”, no “regular”, ni tampoco “mejor”, ni “peor”, nada de eso: algo como “interesado”, “excitado”, “inquieto”, “agitado”… A ver, otra vez, ¿cómo te encuentras?
P: Pues bien, bastante bien, ya lo he dicho antes. ¿o es que tengo que sentirme mal todo el tiempo? ¿tengo que sentirme mal, ah?
T: Y, por seguir con lo que te estoy proponiendo, ¿es un “bien, bastante bien”, qué sé yo, ¿impaciente?, ¿relajado?, ¿Cómo después de una comilona?
P: Es que he comido pronto.T: ¿y?P: Pues eso, que no puede ser de comilona
T: Bien, muy bien. ¿RECUERDAS ALGÚN SUEÑO O ASÍ?
(Pausa en la trascripción de la sesión.Como puede observarse, el terapeuta (qué más dará que se trate de mí mismo) maniobra astutamente, y antes de agredir a su estimado cliente, le dirige hacia la gran pregunta clave: ¿Recuerdas algún sueño? ¿o así?Volvamos al santasantorrum)
P: ¿de esta noche o de cuando?
T: De cuando sea, de cuando sea…
P: De esta noche pasada, no recuerdo ninguno.
T: ¿algún sueño repetido? ¿algún sueño infantil? ¿algo?
P: Infantil, tampoco me acuerdo de ninguno. Yo es que de los diecinueve para atrás, me acuerdo de poco y como con niebla.
T: Algún fragmento, algún trocito, ¿algo?
P: Y eso, ¿pa qué?
T: ¿El qué?
P: Lo de los sueños.
T: Te pone nervioso el tema?
P: No, pero como vine por lo de la pareja, que estoy tan mal con lo de la separación, no veo claro lo de acordarme de los sueños…
T: Ya sabes, que lo que yo te propongo es que revisemos qué hiciste tú, inadvertidamente, para que las cosas os fueran así, para que no las vayas a repetir en tu vida actual ni en el futuro
P: Pero es que, como ya conté, la que se separó fue ella…
T: en fin, que sí, pero ¿recuerdas algún sueño de tu vida, toda entera, sí o no?
P: Recordar, así como recordar, con detalles y tal, no, no recuerdo, pero me acuerdo algo de un perro. Lo que pasa es que…
T: ¿,,,qué?
P: Que no sé si era sueño mío o que me lo contaron…
(Pausa en la transcripción de la sesión. El sujeto parece desbordado, sin que quede claro qué es lo que le desborda. El terapeuta, necesitado de agarrarse a una tabla ardiente de salvación, sopesa, en discreto silencio, el proponer a su paciente que comience a prestar atención a su soñar. ¿Qué busca? El dice que incrementar el campo del darse cuenta del despistado a quien tiene delante; el público en general tiene la impresión de que busca aliviarse la faena echando balones fuera. El paciente comienza a impacientarse…)
T… ¿te parece?
P: francamente, no, no me parece.
T: ¿Qué es eso que no te parece?
P: Que llevo tres meses y medio durmiendo fatal y me dice que me despierte para anotar cosas de mis sueños, y no le veo la lógica
T: La lógica, mi dulce corderillo, es lo que aplicaste intensamente en tu relación con XXX, y ya ves de qué te sirvió…
P: eso me ha sonado como si me hubiese llamado Tonto
T: ¿Y? ¿Cómo te hace sentir el que te llamen tonto?
P: Me siento como si fuese tonto, fatal. XXX sabía hacerme sentir así siempre que quería.
T: Vaya, ahora sí que has conectado con algo preciso y actual. A eso me refería yo antes, algo no-cualitativo, no juzgador, no “bueno, malo”, sino algo expresado desde la emoción, desde la sensación. ¿Ves? Y además has traído al presente la cadena de sentirte mal que creasteis entre tu mujer y tú, ella como exigidora y tú como asentidor. ¿Ves? Y todo gracias a los sueños. ¡Los sueños, en terapia, son la puerta del Inconciente, la cabina de peaje de la autopista al subconsciente! ¡Los sueños funcionan así, no por la vía apolínea del justo medir, sino por la dionisíaca de la súbita liberación del instinto! ¡Que lo sepas! Anda, anda, alma de cántaro, vete a casa y reza cien avemarías: tu fé te ha salvado. Para la próxima sesión, me traerás escrito todo lo que averigües sobre tus sueños de esta semana.
P: ¿Y si no recuerdo nada? ¿Y qué hago con lo de llamar a mi cuñado? ¿Y si ella no vuelve? ¿Adonde va, terapeuta mío? ¡Vuelva! ¡Vuelva! ¿Qué me ha dicho que tengo que hacer?
(Hacen mutis).
Un simple cambio palabras...
Bien, ¿qué me dice? A mí solo me inquieta la imagen central, la de la chica; las otras más bien me hacen gracia... Y es que, incluso Graves, que escribió un libro decisivo acerca de "qué comen los centauros" que avivó la erudición acerca de Qué bebían en Eleusis y Qué era exactamente el Soma... y otras hierbas, deja a los centauros labores más terrenas y reserva a esa Diosa Yegua el llevar la locura, el conocimiento y la inquietud.
*.- Bueno, acepto. ¿Le sigue interesando el tema de Los Seños, o va a seguir dando paseos cada vez más lejos hasta que se difumine del todo?
+.- Sabe, eso mismo me pregunto yo; pero ando corto de tiempo y... Espere: Me voy a permitir reponer un viejo-viejo artículo. Será solo por esta vez, pero lo releí hace poco y me hizo reir.
miércoles, octubre 15, 2008
La Yegua Nocturna: La pesadilla como visita de la Diosa
Sus nidos, cuando se los encuentra en los sueños, alojados en las grietas de las rocas o en las
ramas de enormes tejos huecos, están hechos con ramitas cuidadosamente elegidas,
forrados con pelos de caballo blanco y plumas de aves proféticas y llenos con mandíbulas
y entrañas de poetas. El profeta Job dijo de ella: “Habitaba y permanecía en la roca. Sus crías
chupaban también sangre”.
...el poeta reconocerá a la Yegua Nocturna, (a la Pesadilla), por las siguientes señas:
Aparecerá como una pequeña yegua briosa, de no más de trece palmos de altura, de la raza conocida por los mármoles de Elgin:
de color crema, patas bien formadas, cabeza larga, ojos azulados, crin y cola ondeantes.
Tendrá nueve potrancas muy parecidas a ella, salvo que sus cascos tienen la forma ordinaria, en tanto que los de ella se dividen en cinco dedos como los del corcel de Julio Cesar...
Como Gwion dice de ella en un pasaje de su Canción de los Caballos -incluida por error
en la Câd Goddeu, versos 206-209- y destinado a la boca de la Diosa Blanca misma:
Bello es el caballo amarillo,
pero cien veces mejor,
es el mío de color crema
veloz como una gaviota.
Su velocidad cuando echa atrás las orejas es en verdad maravillosa; ningún pura sangre del mundo puede correr parejas con ella durante mucho tiempo, prueba de lo cual es la lamentable condición en que se solía encontrar al amanecer a los caballos en que habían cabalgado las brujas en los establos de los que habían sido robados para la orgía de medianoche: sudando copiosamente, jadeando como fuelles, con los ijares sangrantes y espuma en los labios, casi despeados.
Que el poeta se dirija a ella como Rhiannon, “La Gran Reina”
... saludándola con un respeto afectuoso:
ella responderá con amable complacencia
y lo llevará a dar una vuelta alrededor de sus nidos.
lunes, octubre 13, 2008
Casualidad causalidad: ¡Y vuelta a empezar!
Copié ambos párafos -en breve los subiré al Blog- y, tras dar un paseo por páginas abiertas al azar, me entraron deseos de visitar la “Postdata de 1960”, ya en las páginas finales, para recordar los términos precisos con los que el poeta describe su peculiar estado mental en el momento en que “fué poseido” por el material poético-histórico-mitológico que abordó en esta obra sin iguaL .
Y allí me fui y leí:
“En 1944, en la aldea de Galmpton del Devonshire, trabajaba contra el tiempo en una novela histórica acerca de los Argonautas...
“...no soy místico; eludo la participación en la hechicería, el espiritismo, el yoga, la buenaventura...”
“Ahora bien: yo tenía en mi cuarto de trabajo varios pequeños objetos de bronce del Africa occidental - comprados a un comerciante de Londres- para pesar el oro en polvo, la mayoría en forma de animales, entre ellos UN JOROBADO QUE TOCABA LA FLAUTA.
- Tambien tenía una cajita de bronce con tapa, hecha (según me dijo el comerciante) para guardar el polvo de oro. Yo tenía al jorobado sentado en la caja. Diez años después me enteré de que el jorobado era un heraldo al servicio de la reina madre de algún Estado de Akán; que cada una de las reinas madre de Acán pretenden ser la reencarnación de la triple diosa luna Ngame. El dibujo de la caja en que estaba sentado significa a su vez “”Nadie más grande en el Universo que la triple Diosa Ngame!”
“Muy bien, anotemos la coincidencia. Niéguese toda conexión enre el heraldo jiboso colocado sobre la caja y yo, que de pronto me sentí obseso por la Diosa Blanca europea. Yo ignoraba por completo que la caja celebrara a la diosa Ngame...”
“Descartad como una coincidencia, si así os place...”
“Descartadlo también como una coincidencia, si así os place...
“...series de más que coincidencias se dan tan frecuentemente en mi vida que, si se me prohibe llamarlas “frecuentaciones sobrenaturales”, permítaseme que las llame “costumbres”.
En fin: Un jorobado que toca la flauta sopló al oído de Graves para que, por casualidad, hablase de la gran diosa y de los estados que ni son causalidad ni, de ninguna manera, casualidad. Algún eco de aquella flauta, tañida en otro continente, por otro jorobado de nombre Kokopelli despertó en mí el impulso de revolver los términos causalidad y casualidad para decir, según mi costumbre, que me atengo a las verdades contradictorias con mucho más amor que a las verdades de un solo enunciado. Y alguna intranquilidad me movió para, lejos de mis facultades de memoria, como perro que huele el agua invisible, seguir el rastro hasta las páginas donde, posiblemente, aprendí en su día de jorobados flautistas, de estados de no-azar, de compromisos poéticos, de la diosa blanca.
¿Casualidades? ¿Sí? ¿o simples causalidades?
Como postdata para la serie “casualidad/causalidad”, me parece una chulada.
(Problema: Históricamente, ¿existe conexión africano-norteamericana como para dar en ambos continentes una figura tan poco previsible como un JOROBADO FLAUTISTA?
¿Alguien ha visto -qué sé yo, tal vez en Deiá exista un museo Graves...- Esa figurita que, sopla soplando, aturdió al poeta? ¿Se asemejará a Kokopelli?
En http://lotuspharia.freeyellow.com/id80.html aparecen unas cuantas reflexiones atingentes al tema de Ngame y su jorobado y Graves y la Diosa...)
sábado, octubre 11, 2008
Ni rêve ni rêveur
Casualidad causalidad postdata
S. Freud: El delirio y los sueños en Gradiva de W. Jensen. Trad. Leon Mamés. Edit Grijalbo.
jueves, octubre 09, 2008
Así fué aquel sueño
por la ranura precisa allí dispuesta;
vagones de turistas veteranos
se acurrucan huyendo de la arena;
los pulmones se muestran a la vista
y son un solo submarino asmático.
Y surge, de entre el caos vagabundo
una comunidad joven y franca
viviendo en la floresta brasileña.
Y allí que traen a su sacerdota,
con raciones de cafés alucinógenos.
joven, linda, bulliciosa,
toda vestida de blanco,
dura, sin contemplaciones
"La hemos traído", me dicen al oído,
"montada a lomos de rinoceronte".
(Nicolás Guillén: "Sensemayá el rinoceronte".)
el despertar
Un sueño dentro de un sueño.
Una vez un hombre tuvo un sueño dentro de un sueño.- Al darse cuenta que estaba soñando comenzó a preguntarle a cada uno de quienes encontraba: “¿Te das cuenta que esto es solo un sueño?”
- Nadie se daba cuenta; los personajes del sueño se encogían de hombros o ignoraban al hombre/soñador y seguían con sus asuntos.
- Cada vez más desesperado de que su sentido de la realidad fuese negado, al fin el hombre encontró una anciana- arquetípicamente marchita- que le dijo: “¡Oh, pero claro!”, cuando le hizo su pregunta.
- El soñador sintió un gran alivio de inmediato. El hombre y la anciana permanecieron juntos un buen rato, conversando de manera cálida y desprevenida, como si amigos íntimos fuesen. En cierto punto, la anciana miró serenamente al hombre y le dijo: “En un instante despertarás de tu sueño físico. Cuando lo hagas, estarás en otro sueño, éste de la vida terrenal. Con la excepción de poca gente, como yo, nadie que conozcas en la vida terrenal tampoco sabrá que es sólo un sueño. Buena suerte y que tengas un buen día.”
No sé de quién es, aunque creo que es un poco de todos. Todos soñamos….incluso durmiendo, jejeje.- J. J.Gracias.
- Este sueño lo he tomado del Blog "Eneagrama, los nueve rostros del alma", que expone aspectos de la psicología de los eneatipos realizados por un grupo de usuarios de los programas SAT para Educadores de Claudio naranjo.
- La dirección es: http://www.centrader.net/eneagrama/category/cuentos/
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martes, octubre 07, 2008
causalidad casualidad 4
Querido Egoalter:
aquellas eran las manos de mi padre de hoy día, y no podrían ser otras. Fué un sueño que soñé con las manos.
lunes, octubre 06, 2008
casualidad, causalidad 3
domingo, octubre 05, 2008
¿Causalidad, casualidad?, 2
*.- Oquei. Pero veo que está deseando decirme algo más
+.- Sí, que me está usted llevando solo a un plano y yo jugaba por lo menos a dos. Otro aspecto es el puramente léxico, a saber: que me niego a extirpar del idioma castellano el vocablo "casualidad". Si es cierto que las casualidades no existen, habrá que proceder a eliminar tal término de los diccionarios y aún del uso hablado. En el María Moliner, abreviando, lo refiere a "coincidencias que, ni son intencionadas, ni obedecen a alguna ley, una costumbre o cualquier otra causa que los haga necesarios o previsibles". Me niego a retirar "casualidad" del vocabulario para que "causalidad" reine en solitario. ¡No con mi permiso, en todo caso!
*.- Ahí estoy totalmente de acuerdo. Sin fisuras. "No creo en las casualidades" abre un inquietante campo de exterminio semántico que es preciso acotar de inmediato. Aunque, al fin y al cabo, también se dice "no creo en las Hadas" y el término Hadas ahí sigue, para solaz de tenderetes de mercadillo medieval...
+.- En cuanto a lo de que mi exposición es, al fin y al cabo, tan una creencia como la allí señalada como creencia errónea, pues qué le voy a decir: tiene razón, tiene razón. Y si le digo que a pesar de todo mi punto de vista es más objetivo, se me va usted a sonreir. Y si le digo que es bueno pelar las supersticiones de uno mismo, se va a sonreir usted y me va a soltar algo como "bien, bien, ya tenemos una menos, ya solo nos quedan seiscientasochentaitantasmil, y ¿qué decía usted que creía que era, qué sé yo, la mente, o el tiempo, o los remedios de salud? Y si...
*.- Qué bien me conoce usted.
+.- Y yo le diré que hay cuando menos una posible ventaja en adoptar mi punto de vista, que es que siega de cuajo el campo para las posibles interpretaciones tergiversadas a que da lugar la creencia de que el Universo conspira a favor de uno... y si no, véase unos artículos atrás el lío que promueve el Dios Tiene un Plan, y cada está prefigurado en ese plan y al mismo tiempo lo define, lo conforma...
*.-Bueno. Por hoy, lo dejamos. Sepa que me ha parecido, de veras, un esfuerzo interesante. Y, por cierto: tengo, a mi vez, algo que contarle.
+.- ¿Qué?
..............................
viernes, octubre 03, 2008
¿Casualidad? ¿Causalidad? .- vol 1
¿Y en los últimos quince días?
"qué grata la mortaja del desierto, qué delicioso el aire de la mina,
cómo cantan los lodos desplazándose
qué oscura y clara máquina varada".
Venimos juntos, difuntos y olvidados
entonando sin ritmo ni armonía,
adelantando el cuello para verte,
sin más fin que la imagen que nos prestas si sueñas
que nos deja ser vistos otra vez.
Y tú respiras, te acurrucas, roncas, te sonríes
y disponemos del arte de ser formas dinámicas
y no queremos ni asustarte ni impacientarte
sólo que sigas durmiendo.
Esta noche iba a ser imposible salir a tiempo
porque ella, que siempre fué pronta,
se tropezaba así con su torpeza, no podía
recordar que hay que vestirse
para ir a la calle. Y así, despistada,
tomaba la mamá mucho más tiempo
que si lista estuviese a la primera.
Y tú estabas tranquilo y sonreías
aunque pusieses morros y dijeses
"¡que vamos a perder el tren!"
La nostalgia del mundo
-lo verás-
es incurable.
Lupercio Leonardo de Argensola: "Toma hilachas y hazlas verso". Edic. Iquelo.
Una observacion personal.
Voy a probar una clasificación personal: Al despertarme tengo en ocasiones la sensación de venir de lugares muy cercanos, "en la superficie misma" del océano onírico. Otras veces me parece haber ascendido de otras profundidades, mucho mayores. Sueños "de superficie" y sueños "de profundidad".
Además de la sensación de hondura, observo una clara diferencia entre ambas situaciones, que tiene que ver con lo que he oído llamar "el habla subvocálica". Se sabe que los múscuros de la laringe modulan palabras acompañando al proceso de pensar incluso cuando no decimos nada.
(En http://www.20minutos.es/noticia/162666/l/ se cuenta de un experimento bien interesante.).
Suelo notar que estoy modulando verbalmente cuando me despierto durante un sueño "de superficie". Y no noto tal cosa cuando me despierto y asciendo desde un sueño "de profundidad".
Asimismo noto que los sueños "de superficie" siguen guiones congruentes con las formas cotidianas de mi normalidad: hechos, ciudades, reacciones... de alguna manera son parecidos a los vagabundeos de mi mente vigil (con imágenes y con más libertad, pero se parecen). Los "de profundidad" son más esos sueños libres, salvajes, delirantes!.
Como si participasen diferentes -qué sé yo- estructuras nerviosas en la génesis de estos dos estilos de soñar.