miércoles, octubre 15, 2008

La Yegua Nocturna: La pesadilla como visita de la Diosa

La Yegua Nocturna (night-mare) o Pesadilla es uno de los aspectos más crueles de la Diosa blanca.

Sus nidos, cuando se los encuentra en los sueños, alojados en las grietas de las rocas o en las

ramas de enormes tejos huecos, están hechos con ramitas cuidadosamente elegidas,

forrados con pelos de caballo blanco y plumas de aves proféticas y llenos con mandíbulas

y entrañas de poetas. El profeta Job dijo de ella: “Habitaba y permanecía en la roca. Sus crías

chupaban también sangre”.




...el poeta reconocerá a la Yegua Nocturna, (a la Pesadilla), por las siguientes señas:

Aparecerá como una pequeña yegua briosa, de no más de trece palmos de altura, de la raza conocida por los mármoles de Elgin:

de color crema, patas bien formadas, cabeza larga, ojos azulados, crin y cola ondeantes.

Tendrá nueve potrancas muy parecidas a ella, salvo que sus cascos tienen la forma ordinaria, en tanto que los de ella se dividen en cinco dedos como los del corcel de Julio Cesar...

Como Gwion dice de ella en un pasaje de su Canción de los Caballos -incluida por error
en la Câd Goddeu, versos 206-209- y destinado a la boca de la Diosa Blanca misma:


Bello es el caballo amarillo,
pero cien veces mejor,
es el mío de color crema
veloz como una gaviota.




Su velocidad cuando echa atrás las orejas es en verdad maravillosa; ningún pura sangre del mundo puede correr parejas con ella durante mucho tiempo, prueba de lo cual es la lamentable condición en que se solía encontrar al amanecer a los caballos en que habían cabalgado las brujas en los establos de los que habían sido robados para la orgía de medianoche: sudando copiosamente, jadeando como fuelles, con los ijares sangrantes y espuma en los labios, casi despeados.


Que el poeta se dirija a ella como Rhiannon, “La Gran Reina”
... saludándola con un respeto afectuoso:
ella responderá con amable complacencia
y lo llevará a dar una vuelta alrededor de sus nidos.

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