lunes, marzo 02, 2009

¿los sueños? ¡no tienen ningún significado, hombre...!

"Me contaron"


Ha sido un largo itinerario por parajes de mi pueblo. La tarde es hermosa, soleada, templada.

Mi pueblo sube en escalones hacia las colinas que lo rodean; sube y baja, así que presenta cantidad de rincones bien diferenciados entre sí. En este sueño, cada acto transcuría en un escalón distinto.


Mientras iba por aquí y por allí, sin un objetivo preciso, me he ido encontrando con gente a la que conozco. Así, me encuentro con M., que está agitado, y me presenta una chica con la que está saliendo, de lo que yo me alegro, porque a veces pienso en su vida con tristeza. Empezamos a hablar, y somos interrumpidos por un aviso; tiene que salir un momento, y se va, casi corriendo; la conversación se queda a medias y ya no vuelvo a verle.

Esa es la tónica a lo largo de la tarde: encuentros tranquilos, asuntos pendienes, y todo queda sin determinar, sin resolver, pero bajo una tarde larga, sosegada, que invita a pensar que no pasa nada, que nunca nada comienza y nunca nada termina.

Hacia el final, estoy en una callejuela; cerca de una barandilla, hay varios cadáveres, en sacos de dormir, nada trágicos; sólo algo descuidados. Me encuentro con una mujer a quien no conocía de antes: acaba de intervenir en un ciclo de conferencias con tremendo éxito. Me gusta mucho su estilo, actitud, y la miro como a alguien respetable. Hablo con ella y así me entero de que vive en una isla en condiciones extremadamente pobres. Tiene dos hijos pequeños y habita una choza de madera y lata, y no tiene ingresos fijos en absoluto, nadie la llama para trabajar. No se desespera por eso; acepta con resignación ser tan conocida fuera de su isla y tan ignorada dentro, lo que le obliga a viajar a menudo para conseguir el dinero necesario, pero le crea un problema sobre cómo atender a sus pequeños.

Entonces, yo, que estoy bien rodeado, empiezo a movilizar recursos para que obtenga esas ayudas básicas que necesita. Me parece que debe ser fácil!. . A ver, fulanita está en "Hogares infantiles", menganito en el servicio social... Voy llamando, hablando, y obtengo respuestas interesadas e ineresantes, pero todo ello es, lo voy viendo, vago, difuso; no está llevando a que algo se concrete en forma de una entrevista, un contacto, una cita...

Mientras hablo, me hago cargo de uno de los cadáveres: el de una chica cuyo saco de dormir está atrapado entre la barandilla y algunos bultos. Desplazo el cuerpo, lo adecento, aliso el saco, peino un poco a la chica, tiro de los pies, lo reacomodo, cambio el ángulo, lo dejo... mis cuidados no han sido gran cosa: antes estaba así y ahora está... asá, pero sigue en la calle, tal y como estaba. Y los sucesivos contactos que muevo para mi nueva protegida, se están quedando en agua de borrajas: se va a ir, lo estoy viendo, y seguirá durante meses igual.

Es como si yo hubiese agitado un poco las manitas y nada más. Me sorprende de golpe la futilidad de todo. Todo parece inmerso en un mecanismo muy grande, y mis intentos parecen tener como tope algún supramecanismo; mi intervención es no sólo débil, difusa, sino además contingente. No es triste, no es abrumador, pero así, a la chita callando, sí que me dice algo.

¿Qué? Que "soy una chica con dos vidas, una exitosa y otra ignorada". Que necesito de una acción definida, no de vaguedades. Que también soy alguien que atraviesa mi pueblo en una tarde y que es notario del devenir de mucha gente, y nada más. Que a veces aleteo con las manitas, lo que equidista de hacer algo tajantemente y adoptar la quietud suficiente como para aprehender lo que sucede. Que estoy tranquilo, y al mismo tiempo frustrado, y resignado, y disraído y triste y preñado de la inquietud de hacer algo completo, desde el principio principio hasta el final final.


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