martes, marzo 24, 2009

se enfrentaron en la arena (la rabia 2, continúa)


“Así era aquel toro negro,
el Negro Cuailnge:
Como la noche negra,
altivo, audaz,
joven, pujante,
horrendo,
sobrecogedoramente
feroz, lleno de astucia,
los flancos fieros,
firmes, formidables,
furiosos, bestial
el pecho, grande,
impetuoso, cabeza negra,
rizada,
enhiesta, bien alzada,
gallarda, la crin espesa,
densa, fuerte, mugía poder por el morro y los ojos,
la frente noble, la arrancada, de ola, la cólera regia, potente
como el oso, de furor bestial, como la puñalada de un bandido,
como la furia de un león, héroe de su rebaño en la mañana,
temerario a su frente, amante amado de sus vacas,
sostén del padre de familia, padre de grandes animales,
contempla altivo al buey del mundo.
Así dicen que era el otro, el Blanco: La cabeza blanca
y blancas las patas, tenía el toro de Finnbennach.
Y el resto rojo, del color de la sangre. Como
bañado en sangre estaba, o cubierto de un barro
rojizo o teñido de púrpura, con estrellas blancas bajo
el pecho y atrás,de crin espesa y de grandes pezuñas,
el amado de las vacas de Ai, la cola gallarda y el pecho
de potro,la pupila de vaca y el morro de salmón
y el flanco poderoso, retoza en celo, nacido para
el triunfo, muge potente, ídolo del gran rebaño
de los bueyes, demonio primo Finnbennach...
Luego
vino la madre de todos los demonios,
el cuervo negro, el alma de la guerra.
Vino la Morrigan.
Bajó volando de una nube negra. Se posó en una piedra enhiesta de Tara.
Cantóle al Toro Negro así: Inquieto estás, Negro., sientes que se agrupan para la matanza, alto grazna el cuervo sabio avisando que el enemigo invade ya los campos, viene ya a llevarse el ganado, ricas llanuras de cabezas, espigas que se ondulan suaves y asoman el cuello, verdes tallos de hierbas entre brotes bermejos, ya la guerra en su furia reduce las huestes a polvo, ganado que muge, cuervo cruel del pánico vuela entre cadáveres de hombres, oh Negro, aflicción y alarido y aullido de guerra y bramido y graznido incesantes, vuela sobre Cuailnge un cuervo negro,
muertos los hijos, muertos los padres, muertos los parientes,
muertos y muertos y muertos y más muertos
y muerte y muerte y muerte ...
Dicen
que cuando el Negro de Cuailnge
vió los campos del Ulster, bramó tres veces de alegría.
Pero le oyó el toro de Ai, alzó los cuernos,fué por el de Cuailnge.




Se miraron los dos, frente a frente. Arañaron el sueño
las pezuñas levantando el polvo.Con los ojos como
bolas de fuego se embistieron de frente. Y
empezaron a darse cornadas y a pincharse
y a herirse. Y cayó la noche. Y seguían
los toros luchando. Por toda Irlanda
seguían luchando. Todos, ¡ay!
los oían. Y al amanecer vieron
todos pasar al toro de Cuailnge
con Finnennach clavado en los
cuernos... Y dos días después terminó
por morir también el Negro. Allí, entre
los dos montes. Se quedó mirando
las cimas de aquellos dos montes
y allí, entre los dos montes
se le partió el corazón
en el pecho
lo mismo
que
una
n
u
e
z.

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