En mi sueño estaba yo con mis abuelos en la playa. No recuerdo la
playa con mucha exactitud, pero sin duda era una playa larga,
turística, pero sin edificios construidos cerca. Justo al final de la
playa era donde había únicamente unos edificios de viviendas con un
pequeño patio interior que contaba con una apertura hacia una esquina de
la playa y otra al mar.
Pues bien, al acercarme a la toalla de mi
abuela, señora que jamás pisó una playa, me doy cuenta de que la esquina
del arenal donde está, no es playa, sino ciénaga, y que el fondo está
cubierto por piedras algas y gusanos. Al percatarme, salgo corriendo
hacia el patio interior de las casas donde están jugando unos niños.
Además de los niños, hay un grupo de ictiólogos mirando al mar. ¿Por qué
sé que lo son? Ni idea. El caso es que había avistado una orca macho
cortejando a una hembra. Tras unos minutos de cortejo, los dos cetáceos
se sumergen en el agua y tras unos segundo de calma, una enorme mancha
roja de sangre brota del mar: el macho había acabado con la hembra. La
orca macho se vuelve loca por momentos y lanza hacia nosotros la cola de
la hembra que había estado cortejando hacia unos minutos.
Pero hay más
victimas. Todo animal marino se aleja corriendo de la orca que se ensaña
con todo lo que puede. delfines, tiburones, ballenas, focos (y eso que
la playa tiene un aspecto mediterráneos). Y mientras tanto, los únicos
que parecemos inmutarnos de la crueldad de la escena somos los que
estamos en el patio. Finalmente, la última imagen que recuerdo, es la de
la orca devorando una cola de tiburón mientras toda la playa queda
teñida de rojo y llena de tripas de pez sin que la gente se inmute. Me sorprendió acordarme con tanto detalle del sueño en cuestión, pero lo cierto es que causó gran impacto en mi.
No recuerdo la playa con mucha exactitud, pero sin duda era una playa larga, turística, pero sin edificios construidos cerca. Justo al final de la playa era donde había únicamente unos edificios de viviendas con un pequeño patio interior que contaba con una apertura hacia una esquina de la playa y otra al mar.
Pues bien, al acercarme a la toalla de mi abuela, señora que jamás pisó una playa, me doy cuenta de que la esquina del arenal donde está, no es playa, sino ciénaga, y que el fondo está cubierto por piedras algas y gusanos. Al percatarme, salgo corriendo hacia el patio interior de las casas donde están jugando unos niños.
Además de los niños, hay un grupo de ictiólogos mirando al mar. ¿Por qué sé que lo son? Ni idea. El caso es que había avistado una orca macho cortejando a una hembra.
Tras unos minutos de cortejo, los dos cetáceos se sumergen en el agua y tras unos segundo de calma, una enorme mancha roja de sangre brota del mar: el macho había acabado con la hembra. La orca macho se vuelve loca por momentos y lanza hacia nosotros la cola de la hembra que había estado cortejando hacia unos minutos.
Pero hay más victimas. Todo animal marino se aleja corriendo de la orca que se ensaña con todo lo que puede. delfines, tiburones, ballenas, focos (y eso que la playa tiene un aspecto mediterráneos). Y mientras tanto, los únicos que parecemos inmutarnos de la crueldad de la escena somos los que estamos en el patio.
Finalmente, la última imagen que recuerdo, es la de la orca devorando una cola de tiburón mientras toda la playa queda teñida de rojo y llena de tripas de pez sin que la gente se inmute.
Me sorprendió acordarme con tanto detalle del sueño en cuestión, pero lo cierto es que causó gran impacto en mi.
¿Alguien se anima a hacer un comentarios?